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Después de comer, le dije que debía de estudiar al hombre que tenía que asesinar, así que me vine a mi habitación para prepararme.

Hace unos días salí con Harry a comprar algunas cosas, y en el centro comercial vi un vestido rojo ajustado y pensé que podría usarlo más adelante.

Así que llegó el momento de ponérmelo.

Me maquillo y arreglo, me coloco la prenda que se ajusta perfecto a mi cuerpo, es de tirantes y de un rojo escarlata precioso.

Para combinar me pongo unos zapatos de tacón igualmente del mismo color que el vestido, amarro mi cabello rubio en una alta coleta, después de eso me coloco un cinturón en la pierna derecha con un cuchillo filoso y finalmente un abrigo negro ya que la noche está más fría que otras veces.

Cuando estoy lista, salgo de mi habitación y bajo las escaleras hasta estar afuera de la casa, en donde está Ryker junto a Erick y los chicos que estarán bajo mis ordenes esta noche.

- Vaya.- dice el rubio mientras sonríe con picardía.

Miro a los ojos al hombre alto y de cabellera negra, los de él están fijos en mis pechos y piernas desnudas, su iris echan chispas de lujuria y deseo.

- ¿Así te vas a ir?- me mira.

- Sí.

- ¿No tienes frío?- alza una ceja.

- No.- mentira, me estaba congelando hasta los huesos.

- Bien, como quieras, vete antes de que se haga más tarde.

- Vámonos muchachos.- hablo.

- Sí señora.- los dos tipos comienzan a subirse a la camioneta.

- Suerte Len.- habla Erick mientras se aleja unos pasos para que Ryker se acerque a mí.

- Si necesitas algo, no dudes en llamarme.- habla con su voz ronca.

- No te preocupes, todo saldrá bien.

- Eso espero.- asiente una vez.- Veo que traes la pulsera.

- Combina con el vestido.

- Estaré al pendiente de ti.

- De acuerdo, me voy.

Comienzo a caminar hasta que uno de mis hombres abre la puerta para mí, me subo en la parte trasera y arrancamos.
Antes de alejarme, veo al rubio y al pelinegro hablando antes de adentrarse a la mansión.

Alexander Montgomery será el primer hombre al que mate, pero es una plaga y estas deben de ser exterminadas ¿no es así?
Además, no será el último al que le haga daño.

Después de un rato de viaje, finalmente llegamos al bar, este está infestado de gente que hace fila para poder entrar. Me llegan recuerdos de cuando yo estaba en el mismo lugar del hombre alto y castaño que ahora ocupa mi sitio.

Desde que llegue a este bar, las cosas pasaron demasiado rápidas, le apunté con una pistola a la cara al dueño, me hizo trabajar para él, nos odiamos a muerte y ahora me convertí en su asesina personal.

Vaya, la vida que llevo es demasiado rara.

El tipo moreno me abre la puerta y yo me deshago de mi abrigo, el frío hace que tiemble un poco, pero sé que adentro hará mucho calor.

- Quédense aquí, yo lo traeré hasta ustedes.- lo miro a los ojos.

- De acuerdo.- asiente.

Camino hasta la entrada, trato de entrar pero el castaño me detiene.

Fin del juego Donde viven las historias. Descúbrelo ahora