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Ya había pasado una semana entera desde que habíamos tenido ese encuentro en su oficina.

Mierda, confesé que era suya y que le pertenecía, pero él también lo hizo y se arrodillo cuando se lo ordené.

Todo esto era demasiado intenso, la forma de verme, de besarme, de follarme y de tocarme hacían que me dejara llevar y hacer lo que quisiera.

Claro, yo también lo dominaba, hacia lo que le mandaba sin decir nada, bueno, a veces peleábamos de nuevo y nos gritábamos, pero después de eso nos follábamos con rabia.

- Odio decir esto, pero te lo dije.- habla Harry mientras vamos de camino a la mansión.

- No empieces.- me rio.

- "Ay no, es un arrogante y odioso, me cae mal y lo quiero muerto"- hace una voz chillona.- "Lo odio lo odio"

- ¿Quieres dejar de ser un inmaduro?- lo fulmino con la mirada mientras se ríe.

- Fueron tus palabras, no las mías.- se encoge en hombros.

- Sí, ya entendí, quede como idiota al decir todo eso.- ruedo los ojos.

- Así es.

- ¿Ya dejarás de molestarme?- giro a la derecha.

- No.- se ríe.- Pero algo bueno de que haya pasado eso entre ustedes, es que ahora podré conocer el lugar lujoso en el que vives.

- Sí.

Harry me insistió en que quería ir a ver la mansión y conocer los coches que Ryker tenía.
Obviamente tuve que decirle porque no quería que cuando llegara lo matara, primero se negó y dijo que era una perdida de tiempo, después le dije que lo odiaba y que iba a acostarme con alguien que sí me hiciera caso, dijo que no, me besó, me folló y al final aceptó.

- ¿Crees que me deje tener uno de sus autos?- pide con ilusión.

- No lo sé.- me encojo en hombros.

- Espera.- abre los ojos.- Dijo que lo que es de él es tuyo, ¿cierto?

- Sí, algo así ¿qué con eso?- frunzo el ceño.

- Si este auto es tuyo, los demás también, ¿verdad?

- Sí.- asiento una vez.

- Entonces tú puedes regalarme uno.- grita emocionado.

- No creo que eso sea correcto.

- Vamos, ¿de cuándo acá pides permiso para hacer las cosas que te gustan?

- Pero esos coches no los compré yo.

- Pero puede comprarse otros más, miles de autos diría yo.

- Pero.- me corta.

- ¿O acaso le tienes miedo?- alza una ceja burlón.

- Claro que no.- frunzo el ceño.- Cuando llegues escogerás el que quieras.

- ¡Eso!

Después de unos minutos en carretera, finalmente llegamos al lugar, los ojos de mi amigo se iluminan y abre su boca haciéndome reír.

- Joder, esto es más grande que mi casa, que digo, más grande que el apartamento en el que me quedo.

Estaciono el auto, salgo y le entrego las llaves a un guardia para que lo guarde en su lugar.

- ¿Ya te respetan?- pregunta Harry mientras se baja.

- Siempre me respetaron qué te pasa.- frunzo el ceño.- Ven, vamos.

- Sí jefa.- dice feliz.

Caminamos hasta que llegamos al estacionamiento que Ryker tiene, este es enorme, con autos de todos los modelos y colores brillantes.

- ¡Joder!- grita.

- Vamos, elige.- digo mientras sonrío.

- Será difícil.

Camina por todo el lugar, tocando los coches y soltando algún chiflido cuando le gusta uno.
Me rio de él por su felicidad.

Desde que nos encontramos en el hospital no me dejó sola, me ayudó en todo lo que pudo, me consiguió un empleo, me dio el calor de un amigo, cosa que jamás había experimentado. Así que estaba en deuda con Harry.

- Len.- habla Ryker a mis espaldas.- ¿Qué está pasando?

- Le dije a Harry que podía elegir uno de tus autos.- me giro para verlo.

- No.- niega con la cabeza.- Estás loca.

- Lo que es tuyo es mío, ¿recuerdas?- me cruzo de brazos.

- Ni loco le doy uno de mis carros a este inepto.

Saco la navaja de mi pantalón, me acerco a él y lo estampo contra el muro que está a un lado mientras la sostengo fuerte contra su cuello.

- Jamás vuelvas a dirigirte así a Harry.- lo fulmino con la mirada.- Te mataré si le pones un dedo encima o si lo tratas mal.

- ¿Todo esto por él?- viaja sus ojos hasta donde está y después los regresa a los míos.

- Sí.- hablo fuerte.

- ¿Lo eliges?- alza una ceja.

- Una y mil veces.- aprieta su mandíbula.- Es mi amigo, él me ayudó después del accidente, me dio todo lo que pudo y más, así que estoy en deuda con él.

Susurro, con un nudo en la garganta.

- ¿Qué es que pierdas un auto? Tienes el dinero suficiente para comprarte otro.

- Pero él tiene algo que quiero.- dice en voz baja.

- ¿Qué es?

- Tu lealtad.

- La tienes, tienes todo de mí, pero el amor que siento hacia él no lo tendrás jamás, eso no podrás arrebatármelo nunca.

- Lo elijes.

- Como un amigo, pero como amante te elijo a ti.- bajo el cuchillo.

Se queda callado, con los ojos fijos en mí.

- Esto lo pagaras en la cama con latigazos.- gruñe.

- Me parece un trato justo.- sonrío con ganas.

- Esto es extraño, hace un momento estaban a punto de matarse el uno al otro y ahora hablan de sexo frente a mis narices.- dice Harry, haciendo que volteemos a verlo.- Son raros y demasiado calientes, creo que ustedes dos me hacen dudar de mi sexualidad.

- Cállate idiota.- dice Ryker.

- Ey.- lo miro mal.

- ¿Qué no escuchaste lo que dijo? Dios.- niega con la cabeza mientras me alejo un poco de él.

- Es la verdad.- dice Harry.- Si los beso a ustedes, sería besar a unos putos ángeles.

Me rio de las ocurrencias de mi amigo.

- Me voy, sólo toma el auto que quieras y lárgate.

- Se quedará a comer.- hablo.

Abre la boca para protestar, pero la cierra ante la mirada fulminante que hago, niega con la cabeza mientras se aleja.

- Sí, tu novio me asusta y me gusta al mismo tiempo.- se ríe.- Tú también me gustas.

- No digas estupideces y vámonos.

- Claro.- una vez que escoge el auto que quiere, le entrego las llaves y salimos.

El día fue divertido, ya que todo el tiempo estuvo a mi lado, reímos y nos pusimos al tanto.
Claro, nunca estábamos completamente solos ya que siempre había un Ryker con el ceño fruncido mientras nos veía a lo lejos.

Al parecer el tipo sí tiene un corazón, uno de piedra, pero lo tiene.

Fin del juego Donde viven las historias. Descúbrelo ahora