- Lo siento mucho señor.- se disculpa mi jefa.
Poco a poco bajo el arma hasta que la guardo nuevamente en su funda.
- Len, a mi oficina.- me mira con intensidad.- Nuevamente me disculpo con usted.
- ¿Quién es?- pregunta sin siquiera mirarme.
- Con gusto le diré, ¿pero no cree que sería mejor en mi oficina?
- De acuerdo.- pone los ojos en blanco y juntos comenzamos a caminar.- Quédense aquí.
Ordena a sus matones.
La primera en adentrarse al bar es Taylor, después yo y finalmente él.
Mientras andamos siento su mirada en mí, quiero voltearme y encararlo, pero no lo hago.Rápidamente llegamos a la oficina de ella, cada quien toma asiento y en silencio.
- Señor.- comienza mientras suspira.
- No tengo todo el día Taylor.
- Lo siento.- dice apenada.- Ella es Len, la nueva guardia de seguridad.
- ¿Ella?- suelta un bufido.
- Sí, ¿algún problema?- lo miro.
- Len.- me regaña la mujer.
- Debería de ponerle un bozal a su perro.- noto la burla en su tono de voz.
- ¿Quieres dejar de ser un idiota?- la rabia crece en mi interior.
- ¿Aún no has aprendido nada verdad?- me mira.
- Claro que he aprendido algo, eres un imbécil egocéntrico que cree que puede ordenar a todo aquel que se le ponga en frente, pero déjame decirte algo, jamás haré lo que me digas, jamás me callaré a menos que yo lo desee, ¿entendiste?
Alza una ceja mientras me observa, pronto su lengua viaja por sus labios de una manera sensual haciendo que algo en mí se revuelva.
- ¿Por qué no nos relajamos?- pregunta mi jefa.
- ¿Este es el personal que contrata?- aparta la vista de mí.
- Ah.- la corta.
- Muy mala elección.- niega con la cabeza mientras hace un ruidito con su boca.- ¿También debo de hacer eso por usted?
- No señor.- las mejillas de la mujer se ponen rojas.
- ¿Entonces?
- Si usted lo desea, inmediatamente la correré.
La miro con los ojos bien abiertos.
- ¿Qué? No hice nada malo, ¿qué no mi trabajo era evitar que gente se metiera a la fila y que entraran con armas de fuego? Eso hice.- me defiendo.
- Sí, pero él es el dueño, debiste de dejarlo pasar.
- ¿Y cómo iba a saber que era el dueño? Usted jamás me lo dijo.
- Basta.- grita el hombre.- Dejen de pelear, me está doliendo la cabeza.- se queja.
- ¿Qué propone, señor?- pregunta.
Se queda callado unos segundos, de nuevo sus ojos viajan hasta donde estoy.
- ¿Qué debo de hacer con la rubia?- habla mientras suspira.
Le regreso la mirada mientras aprieto la mandíbula.
- Será mía.
- ¿Qué?- frunzo el ceño.- Estás imbécil si crees que seré tuya.
- Len, deja de hablar.- pide ella.- ¿Cómo suya?
- Será mi guardaespaldas personal.
- No.- hablo mientras me pongo de pie.
- ¿Por qué no? Si vas conmigo ganaras más de lo que te dan aquí.- hace lo mismo.
- Pero no quiero ir contigo.- lo encaro.
- Debes de, ¿sino cómo vas a vivir?- alza una ceja burlón.- Se ve que necesitas el dinero.
Aprieto la mandíbula.
- Es una oferta bastante favorable, no sólo ganaras bien, sino que podrás vivir en mi casa.
- ¿Cuánto ganaría?
- Dos mil dólares, al mes.
Mierda, eso es bastante dinero, si voy con él podré pagar el apartamento o incluso uno nuevo, podré comprar comida y todo lo indispensable.
Aprieto los puños y aparto la vista de esos ojos verdes.
- ¿Viviría contigo?
- Sí.
- ¿Y si no quiero?- vuelvo a mirarlo.
- Debes de, así no funcionan las cosas linda.- sonríe de lado.
- No me digas linda.
- Bien.- su semblante se vuelve serio.- ¿Qué dices? Pero es para hoy, tengo cosas más importantes que hacer que estar aquí.
- Sí.- hablo.
- De acuerdo, mañana mis hombres te recogerán aquí a las seis en punto de la mañana para llevarte a mi casa.
- ¿Al menos puedo saber para quién trabajare ahora?- me cruzo de brazos, haciendo que mis pechos se junten y él baje la mirada por unos segundos.
- Ryker Diamond.
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Fin del juego
ActionMentiras, secretos, tentaciones y un amor prohibido. Son las cosas necesarias para crear el caos total. ¿Estás listo para averiguar quién miente y quién no?