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- Bien hecho.- dice Ryker mientras me mira.

- Gracias.

- ¿Quién era el tipo con el que hablaste antes?- frunce el ceño.

- No lo sé, no le pregunté su nombre.- me encojo en hombros restándole importancia.

- Se veía que lo conocías.

- No, pero me habló diciendo que iba a vencerme.

- Que idiota. 

- Lo sé.- sonrío.- ¿Por qué estás aquí?

- Vine a ver a mis hombres entrenar, pronto tendremos una misión y quería ver cómo iba el entrenamiento.

- Ah.- asiento una vez.- ¿Podré ir?

- ¿Quieres ir?- alza una ceja.

- Sí.

- Será en un mes.

- Estaré lista.- alzo la frente.

- Eso lo decidirá Erick.- sonríe de lado.

- Sé que estoy lista.- frunzo el ceño.- ¿Tú no lo crees?

- Lo creo.

- ¡Ganador cuatro, Carl!- grita el rubio haciendo que gire mi cabeza para verlo.- Ahora reúnanse todos los ganadores.

- Tengo que irme.- le informo.

- Claro.- me alejo, sin embargo una mano me toma fuerte del brazo interrumpiendo mi andar.- Len.

- ¿Sí?- me giro para verlo, sus ojos están fijos en los míos, su boca está en una fina línea recta y su semblante es serio.

- Acábalos, no espero menos de ti.

- No te preocupes, todos caerán.- sonrío con arrogancia.

- Bien.- me suelta y yo me alejo.

- Está vez será diferente, no habrá armas, sino que se enfrentaran cuerpo a cuerpo.- comienza Erick.- ¿Entendido?

- Sí.- gritamos los cuatro.

- Bien, entonces reúnanse y comiencen.

Los hombres se miran entre sí, y yo me quedo en mi lugar tratando de entenderlos.

Pronto los tres me devuelven la vista con una sonrisa en el rostro.

Ninguno de ellos se atacan, sino que los tres se acercan a mí.

Mierda.

Un rubio se acerca y trata de depositarme un golpe en la cara, que rápidamente desvío, pero en seguida recibo uno en el estómago que hace que me doble un poco.

Veo la patada venir hacía mí de nuevo, así que tomo su pierna y con mi codo le doy un golpe en ella haciendo que el tipo se retuerza de dolor, pronto llega otro detrás de mí, me pasa su brazo por el cuello y el otro por mi cintura impidiendo que salga del agarre.

El otro tipo rubio me da un fuerte puñetazo en el rostro haciendo que gire mi cabeza.

- Hijo de puta.- gruño al sentir el sabor metálico de la sangre.

Dejo mi peso en el hombre que me tiene sujeta a él y con mis dos piernas le doy patadas al otro, haciendo que caiga.

Después de eso con todas mis fuerzas, tomo el brazo el chico y me impulso hacia enfrente, haciendo que quede en el suelo.

Al hombre que le di un golpe en la pierna me sorprende con uno en el rostro, lo veo con rabia, tomo impulso y subo mis piernas a sus hombros y comienzo a golpearle la cara.

Fin del juego Donde viven las historias. Descúbrelo ahora