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Actualidad

- ¿Queda claro?- pregunto a los hombres frente a mí.

- Sí señora.- dicen al unísono.

- Bien.- asiento una vez mientras me alejo del lugar en donde antes estaba amarrada.- Les diré cuándo y dónde atacar. Pero recuerden, Ryker es mío.

- Sí.

- De acuerdo, tengo que irme antes de que me encuentre.

- ¿Desea algo más señorita Lenna?- pregunta Benjamin mientras caminamos.

- No, me las arreglare sola.

- Espero que este plan no salga mal como aquella vez.- caminamos hasta estar afuera de la casa.

- No saldrá mal, está vez yo estaré a cargo.- lo miro.- Confía en mí.

- Lo hago señorita.

- Bien, me voy.- subo al auto.- Nos vemos después.

- Nos vemos señorita Lenna.- asiente una vez mientras cierra la puerta.

El conductor arranca, llevándome al centro de la ciudad.
Mientras vamos en carretera, veo las calles borrosas por la velocidad en la que voy, y me pregunto, ¿qué estará haciendo Ryker?

Dejo esos pensamientos atrás una vez que llego al lugar, bajo del carro y camino hasta estar rodeada de gente.
Veo a todas las personas, visualizo una en específico a lo lejos y me acerco.

- Hola.- hablo en ruso.

- Hola.- el tipo enorme y rubio me sonríe.

- ¿Sabes dónde está el hotel Leningrado?

- Ah.- lo veo vacilar.- Ese hotel está hasta el otro extremo de la ciudad.

- ¿Qué tanto?

- Estás muy lejos, la verdad, debes de ir en avión para poder llegar.

- Mierda.- digo en inglés.- ¿Puedo usar tu teléfono para hacer una llamada?

- .- me lo entrega.

Me meto a google y busco el nombre del hotel y llamo al número que aparece en la página.

- Hotel Leningrado, ¿en qué puedo ayudarla? - contesta una voz femenina.

- Hola.- hablo.- ¿De casualidad un tipo llamado Ryker Diamond sigue hospedado allí?

- Lo siento, esa información es confidencial.

- Soy su esposa.- pido cansada.- Salí un momento sola pero no conozco la ciudad y me perdí, no tengo conmigo mi celular para llamarlo, así que creí que si llamaba al hotel me dirían si él aún se encontraba allí y así venga a buscarme.

- Ah, claro, si ese es el caso le diré en unos momentos.- se queda callada.- Sí, él sigue aquí.

- Bien, dígale que estoy en...- me giro hacia el tipo.- ¿En dónde estoy?

- En Gorod Neryungri.

- En Gorod Neryungri.- vuelvo a hablar.

- Señorita, perdona que me entrometa, pero.- la interrumpo.

- ¿Le dirá o no?- pido cansada.

- Sí, le diré.

- Bien.

Cuelgo, sin esperar una respuesta de su parte, le entrego el teléfono al tipo rubio y me alejo.
Espero dos horas en este lugar, mientras veo a las personas pasar.

- Len.- dice alguien a mi espalda.

Me giro para verlo, se ve jodido, lleva los primeros botes de su camisa desabrochados y su cabello desarreglado.

- Ryker.- con pasos rápidos se acerca hasta tenerme en sus brazos.

- Joder.- me abraza fuerte.- Creí que ya estabas muerta.

- Mala hierba nunca muere.- me separo de él.

- ¿Cómo lograste escapar?- frunce el ceño.

- Ya sabes, nadie puede retenerme por mucho tiempo.- lo miro fijamente a los ojos.

- Es increíble que hayas salido con vida de allí.

- Sí.

- ¿Estás bien? ¿Te hicieron algo? ¿Cómo es que nadie vino a buscarte?

- Estoy bien y solo me golpearon para sacarme información tuya, pero no dije nada y supongo que vinieron a buscarme, pero no se les ocurrió que vendría a un lugar lleno de gente.

- Bien pensando.- sonríe un poco de lado.- Debemos de ir y...

- Déjalos, su lugar es enorme Ryker y si vamos ahora mismo nos mataran, mejor vayamos a casa, estoy cansada y me duele todo.- suspiro.- Y después planeamos nuestra venganza.

- De acuerdo.- me toma de la mano y comenzamos a caminar.

- No moriste.- dice Erick con una sonrisa.

- Ya ves que no.

Una vez en el auto, me permito descansar unos momentos.

- ¿Te dijeron algo Len?- pregunta de repente.

- ¿Algo como qué?- lo miro.

- No lo sé, tal vez algo que te haya echo cambiar de parecer.- sus ojos verdes me observan, y su rostro está sin expresión alguna.

- No.

- ¿Segura?

- ¿Por qué la pregunta, Ryker?- frunzo el ceño.

- Curiosidad.- aparta la vista de mí.

La tensión entre nosotros es palpable, así que con todo el coraje acumulado por años lo tomo de la mano mientras cierro los ojos, pensando en las miles formas que podría matarlo.

Fin del juego Donde viven las historias. Descúbrelo ahora