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- No puedo creer que te bese.- dice Zac con dramatismo.- ¡Bese a mi hermana!

- Concéntrate, necesito saber qué pasó después.- digo frustrada.

- Bien.- asiente una vez mientras caminamos por la alberca.- Bueno, en sí sólo soy tu medio hermano.

- ¿Cómo?- ajusto más el brigo.

- Mi mamá antes trabaja aquí con nuestro padre, creo que llevaba seis años a su lado.

Veo pasar a unos pájaros en el cielo.

- O eso fue lo que me dijo Benjamin.- ladea un poco la cabeza.- Me dijo que antes mi padre, bueno, nuestro padre estaba muy deprimido por la muerte de tu mamá, dijo que no comía ni salía de su habitación.

Me quedo callada, con la vista fija en él.

- Pero también me contó que en cuanto te vio, algo en él cambió y quiso hacer las cosas bien, y así fue como volvió a ser el señor de la mafia.- grita un poco.- Pero creo que sabes que como hombres tenemos necesidades.

Sube y baja las cejas mientras me observa.

- Sí, lo sé.- hago una mueca.

- Bueno, pues me dijeron que mi madre comenzó a entablar una amistad buena con él, se veían cada tarde y además nuestro padre le regalaba cosas a mi mamá. Bueno, ya sabes, después tuvieron sexo y nací yo, obviamente fui un error porque mi papá no quería reconocerme, dijo que era un hijo bastardo.

Sus ojos se vuelven tristes.

- Quería remediar su descuido, así que trató de correr a mi mamá, pero ella se negó diciendo que si hacia eso le diría a todo el mundo, así que desesperado la dejó quedarse. Crecí bajo las sombras, rodeado de oscuridad mientras te veía a lo lejos reírte con él y tener todo lo que quería.

- ¿Jamás supe de tu existencia?

- No.

- Vaya.- suspiro.

- La verdad antes te tenía rencor, pero después me di cuanta de que no era tu culpa así que deje de odiarte, fue difícil pero lo logré.

- Lo siento, no lo sabía.

- Está bien.- hace un ademan con su mano restándole importancia.- Cuando me entere de su muerte y supuestamente la tuya, tuve que tomar el puesto, tuve que llevar el apellido que se me había negado con anterioridad.

- Así que ahora eres dueño de todo esto.

- Sí.- aparta su vista.- Pero no lo quiero.

- ¿Qué?

- Lenna, soy un asco, no sé cómo dirigir todo lo que tengo, no sé cómo esconderme ni qué hacer.- dice con frustración.

- ¿Entonces qué harás?

- Darte lo que te corresponde.- dice como si fuera obvio.- Cuando recuperes tus recuerdos, sabrás todo lo que yo no sé.

- ¿Y si tardo años?

- No importa, esperaré.

- Bien.- asiento una vez.

- Espero que no me odies por besarte.

- No lo sabías.- sonrío.- Y mucho menos yo.

- Bueno, tendré que tomar años de terapia para olvidarlo.

Regresamos adentro.

- Que bueno que ya están de vuelta, la comida está servida.- dice Benjamin.

Caminamos hasta el comedor, Zac y yo tomamos asiento, mientras que Benjamin solo se limita a vernos.

- Puedes comer con nosotros.- le digo.- Me regresaste mis recuerdos.

- Gracias señorita Fernsby.- asiente una vez y se sienta frente a mí.

Comemos en silencio, hasta que aparecen unos ojos verdes profundos.

- ¿Qué pasará con Ryker?- pregunto.- Tengo que regresar.

- Eso es peligroso.- dice el viejo.

- No, él me protege y seguramente está buscándome y si me encuentra los matará a todos.

- ¿Y quieres regresar?- dice Zac.

- Tengo que.

- Pero es el enemigo, su padre mato al nuestro, casi te mata a ti.

- Lo sé, pero no me hará daño.

- ¿Cómo está tan segura?- pregunta Benjamin.

- Porque lo tengo comiendo de la palma de mi mano.- aprieto el tenedor que está en mis manos.- Y jamás se esperara nada viniendo de mí, él me cree estúpida.

- ¿Y quieres hacer algo?

- Él fue el causante de la muerte de nuestro papá.- digo furiosa.- Así que eso se debe pagar de la misma forma. Ojo por ojo.

- ¿Qué quiere hacer señorita Lenna?

- Iré de nuevo hacía él, fingiré que todo está bien y no hará nada ya que me tiene de nuevo a su lado, cuando se calme, los llamaré y les diré cuándo y en dónde atacar, acabaran con todos, pero Ryker es mío.- frunzo el ceño.- Yo lo mataré.

- ¿Estás segura?- pregunta el castaño con sus ojos abiertos como platos.

- Sí.

- Bien, si así lo desea ahí estaremos para usted, después de todo, es la jefa.- contesta el anciano.

Ryker mato a mi padre, me quito mi vida y ahora eso lo pagara muy caro.

•••

Camino por los pasillos, viendo algunas fotos de mí y mi papá en las paredes.
Hay distintas y en diferentes lugares, hay una en donde estoy en el baño lavándome los dientes, otra en donde estoy en la playa jugando con la arena.

Supongo que en esas fotos tenía alrededor de seis o siete años.

Después están las otras, en donde estoy con armas y con cara de odiar hasta mi vida.

He estado recordando poco a poco y tengo algunos recuerdos de mi padre haciendo cualquier cosa.

Sigo caminando hasta llegar a mi habitación, es grande y acogedora, tiene una televisión enorme en la pared, una cama, un armario y un cuarto de baño.

Voy hacia este último, lavo mi cara y me veo en el espejo.

- Ahora sé quién soy.- me digo a mí misma.

Me quito la ropa y me adentro a la cama, encontrando calor en ella.

Pronto me quedo dormida, pero esta vez ya no tengo pesadillas, sino recuerdos.

Fin del juego Donde viven las historias. Descúbrelo ahora