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Un año antes

Guardo las últimas cosas en mi maleta negra que está sobre la cama.

El cabello rubio me cae a los costados gracias a que no lo amarre.

- ¿Estás lista?- pregunta mi padre entrando a mi habitación.

- Sí.- lo miro, sus canas se hacen cada vez más notorias, sus ojos negros son lo que siempre llaman la atención, su barba le queda bien y su cabello castaño está bien peinado.

- No tienes de qué preocuparte, todo va a salir bien.- sonríe de lado mientras se acerca.

- Ellos no me dan buena espina padre.- lo miro.

- Tranquila, hacemos esto para que haya paz entre nosotros.- besa mi frente.

- Bien.- se separa.

- Sólo serán unos días, y te prometo que después podremos recorrer las calles de México.

- De acuerdo.- trato de sonreír.

- Iré a decirle a los muchachos que estén listos.

- En un momento bajo.

Me sonríe para después marcharse por donde entro.

Juntarme con la mafia italiana sólo para llegar a un acuerdo de paz, hace que la piel se me erice.

Suspiro, tomo mi maleta y llamo a Jaden.

- Sí señorita.- el hombre de traje negro me mira.

- Lleva mi maleta.

- Sí señorita Lenna.

Respiro repetidas veces mientras me digo a mí misma que todo va a salir bien.

Una vez que estoy lista, salgo de mi habitación, recorro el largo pasillo hasta llegar a las escaleras y bajar para poder marcharnos de una vez por todas.

Cuando salgo, veo los árboles enormes, el camino de piedras, la fuente gris que echa agua y los autos listos.

- ¿Nos vamos?- dice mi padre con una sonrisa.

- Sí.- camino hasta llegar a su lado.

Un tipo pelinegro me abre la puerta y yo le agradezco con la mirada.
Después entra mi padre y cuando todos están listos arrancamos hacia el aeropuerto.

- Quita ese ceño fruncido.- me pellizca una mejilla.

- No puedo evitarlo.- lo miro.

- Ya te dije que todo va a salir bien, hacemos esto para que ya no haya más rivalidad entre nosotros y así puedas dirigir todo esto en paz.

- Y yo te dije que lo puedo hacer, con o sin su alianza.- digo firme.

- Eres igual a tu madre.- dice mientras niega con la cabeza de forma divertida.- Siempre tan decidida.

- ¿Cómo era ella?

- Como tú, tenía el mismo cabello, rubio claro, también tenía una sonrisa encantadora que en el momento en que la vi, me enamore completamente de ella.- sonríe con nostalgia.

- ¿Qué más?

- Le gustaba ayudar a todos, era muy caritativa, siempre veía por las personas, también era lista, meticulosa y un poco torpe a la vez.- sonrío.

- Me hubiera gustado conocerla.

- Y ella a ti.- me abraza y yo recargo mi cabeza en su pecho mientras imagino una imagen de mi madre muerta en mi mente.


•••


- Listo, vamos a instalarnos y después vamos al restaurante.- dice mi padre a los hombres.

- Sí señor.- gritan.

- ¿A qué hora dije que era la reunión Benjamin?- pregunta mi papá.

- A las dos de la tarde señor.- contesta mientras estornuda.

- ¿Estás bien?- frunce el ceño mientras caminamos.

- Sí señor, creo que es una alergia.

- ¿Quieres quedarte en la habitación?

Entramos a un hotel enorme y lujoso con algunas personas yendo de aquí para allá con sus maletas y con sonrisas.

- No señor, estaré bien.

- Iré a ver mi habitación.- contesto mientras me alejo.

Me acerco con la señorita que está detrás del mostrador, en la placa que lleva tiene el nombre de Lorena.

- Hola, ¿en qué puedo ayudarla?- dice en español la chica castaña.

- Soy Lenna Fernsby Amery y tengo una reservación para una habitación.- busca algo en su computadora.

- Sí, aquí está la llave, su cuarto es el 183.- sonríe.

- Gracias.

Me alejo y con pasos largos llego al elevador, me adentro en él y presiono el número del piso en el que estoy.
Las puertas se abren, dejándome ver un pasillo lindo con alfombra café con toques blancos.

Camino hasta llegar a la recamara, cuando visualizo el número correcto me adentro en ella.
Es grande, tiene una cama, un baño y una pequeña terraza.

Dejo mi mochila en la cama y camino hasta la terraza, abro la puerta corrediza y salgo.
El mar se ve lindo, el sol ilumina intenso y el cielo está despejado.

- Todo va a salir bien, tiene que salir bien.- me digo a mí misma.

Fin del juego Donde viven las historias. Descúbrelo ahora