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- ¿Lista?- dice Ryker entrando al almacén de armas.

- Claro.- lo miro mientras ajusto el cinturón que está en mi pierna derecha.

- Recuerda, no te separes de mí.- sus ojos me miran con intensidad.

- Sí, ya sé que debo de cuidarte con mi vida.- me enderezo mientras pongo los ojos en blanco.

- Así es.- asiente una vez.

- Bueno, podemos irnos ya.

- Espera.- se acerca con pasos largos hasta donde estoy.

Saca de su bolsillo una pulsera de oro blanco con una piedra roja en el centro.

- ¿Qué es eso?- lo miro.

- ¿No ves, eres ciega?- suelta con burla.

- No seas imbécil.- frunzo el ceño.

- Es una pulsera, la mande a hacer especialmente para ti, en el centro de la piedra tiene un rastreador, así que si algo te llega a pasar te encontrare.

Toma mi muñeca y me coloca el brazalete, sus dedos se sienten cálidos y suaves, y sus ojos verdes no se apartan de los míos.

- Listo.- dice con su voz grave.

- Gracias.

Espero que se aleje, sin embargo eso no pasa, sino que se acerca más a mí.
Quiero apartarme, pero mi cuerpo no obedece las ordenes que le doy y sólo me quedo estática en mi sitio.

- ¿Qué hacen tortolitos?- habla Erick sacándonos de nuestro trance.

Me deshago de su agarre y camino hacia atrás dos pasos.

- ¿Qué quieres?- gruñe Ryker.

- Vine a ver si mi mejor luchadora ya estaba lista, pero creo que sí.- sube y baja las cejas mientras alterna la vista entre nosotros.

- Estoy lista.- hablo.

- Bien, ¿y qué estaban haciendo?- sonríe con picardía.

- Vete de aquí Erick, es una orden.- habla fuerte el hombre.

- Sí señor.- deja de sonreír y se marcha.

- Tengo que irme con él.- camino hasta estar en la puerta.

- Bien, vámonos.

Al salir, me percato de que todos están bien formados, hay una camioneta enorme color negra en una esquina, y otras más a un lado.

- Tú irás conmigo.- me dice Ryker.

- Sí.

- ¿Está todo listo Erick?- caminamos hacia ellos.

- Sí señor, la droga está completa y los muchachos están en posición.- alza el mentón. 

- Bien.- camina hasta subirse a uno de los vehículos.- Ven Len.

Hago lo que me dice y camino hasta subirme a la parte trasera junto a él.

- ¿Estás nerviosa?- me mira con una ceja levantada.

- No.

- De acuerdo.- sonríe de lado mientras regresa su vista al frente.- Hora de irnos.

Pronto arrancamos y juntos vamos al punto de reunión, Ryker dijo que íbamos a entregar mercancía a un conocido suyo de nombre Andrew Cox, investigue sobre él y me di cuenta de que su "trabajo" es el trato de blancas y tráfico de drogas.

También me entere de que tiene una fascinación por las rubias, así que supongo que ahí tendríamos un problema, sólo espero que las cosas no se salgan de control.

Después de una hora de viaje, finalmente llegamos a un muelle de carga de almacenes, es enorme y hay camiones por todos lados.

- Bien, ya saben qué hacer.- habla el hombre a mi lado con voz firme.

- Sí señor.- contestan todos.

Bajamos de los vehículos y nos encaminamos hasta quedar frente a cinco hombres vestidos de traje, Andrew lleva cadenas de oro por todo su cuerpo, es calvo, fuerte y alto.

- Mi amigo.- dice él con una enorme sonrisa.

- Andrew.- contesta simple.

- ¿Qué me trajiste?

- Mil gramos de cocaína.- pongo mis manos detrás de mi espalda y viajo mis ojos a todos lados en busca de algo sospechoso.

- Así me gusta, que cumplas con tus promesas.- sonríe.- ¿Y esa belleza?

Giro mi cabeza para verlo a los ojos, los de él me miran con lujuria haciendo que haga una mueca de asco.

- Es Len, mi guardaespaldas.

- ¿Ella?- suelta un bufido.- ¿Una mujer?

- ¿Tienes algún problema?- lo miro mal.

- No mi cielo.- me lanza un beso.- ¿Por qué ella?

- Es buena peleando.

- Claro.- se ríe.- No lo creo.

- Podría dejarte muerto en menso de dos segundos imbécil.- ladro.

- Vaya, tiene caracter. Me gusta.

Toco el arma que tengo en mi pantalón.

- La quiero.

- No.- dice Ryker.

- ¿Cuánto?

- He dicho que no.- habla fuerte.- No me hagas repetirlo.

- La deseo.- lo mira con odio.- Esa belleza no puede ser guardaespaldas, debe de estar con las otras perras que tengo en casa.

Quiero golpearlo, y estaba a punto de hacerlo pero me detuvo el hombre tomándome del brazo.

- Andrew, ella me pertenece, es mía, y si llegas a ponerle una sola puta mano encima mueres.- lo fulmina con la mirada.- Atrévete a tocarla y no saldrás vivo de esto.

- ¿Me amenazas?- alza una ceja.

- Tómatelo como quieras.

- ¿Todo este drama por ella?- me señala.

- Sí, y quemaría medio mundo si le tocas un solo pelo.

Lo miro con sorpresa, se supone que debo de ser yo la que lo proteja, sin embargo, él esta peleando con aquel hombre.

- Bien, no quiero problemas y menos contigo.- alza sus brazos en señal de rendición.

- Nos vamos.

Me giro para seguirlo.

¿Qué fue lo que pasó allá?

¿Por qué Ryker me defendió?

Fin del juego Donde viven las historias. Descúbrelo ahora