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- Llevaras un cuchillo en el tobillo Len.- dice Ryker mientras se arrodilla.

- Sí.

Estoy sentada en la cama, desnuda y viendo a Ryker ponerme el cinturón.

- Cuando este solo, lo matas, los demás nos encargaremos de sus hombres.- habla mientras lo ajusta.

- De acuerdo.- veo sus manos tensarse y sus venas resaltar.

- Erick y yo te cuidaremos la espalda.

- Bien.

- Ya está.- se pone de pie.

- Debemos de irnos.- lo veo, no lleva camisa y el sol que entra por la ventana lo ilumina, su cabello está desarreglado y sus ojos están fijos en mí.

- Lo sé.- me toma de la barbilla haciendo eche hacía atrás mi cabeza.

Con su pulgar comienza a hacer círculos delicados en mi barbilla.

- Eres una jodida diosa Len.- dice con su voz grave.

- Lo sé.- sonríe de lado.

- Quiero quedarme aquí para siempre contigo.

- Debemos de irnos Ryker, o el objetivo se irá.

- Bien.- deja de tocarme y se marcha para ponerse ropa.

Hago lo mismo, opto por unos pantalones negros ajustados, playera de tirantes negra, chaqueta de cuero y botas del mismo color.

Me coloco la peluca y la dejo suelta.

Dejo la pulsera que Ryker me dio hace un tiempo y salgo de la habitación junto a él tomados de las manos.

Caminamos hasta estar fuera del hotel en donde Erick y los demás ya están listos para lo que se viene.

- Hora de irnos Len.- sonríe de lado el rubio mientras abre la puerta.

- Hora del show.- imito su acción mientras subo al vehículo.

Ryker hace lo mismo.

- Cualquier cosa, no importa qué, me llamas e iré corriendo hacia ti.- habla.

- Estaré bien.

- Lo sé, eres una asesina.- sonríe con picardía.

- Así es.- hago lo mismo.

Aparto mi vista de sus ojos verdes intensos y me concentro en las calles.

Después de un viaje en carretera, finalmente llegamos al aeropuerto de Zac.
Todos nos bajamos, armados y listos.

- Iré primero, cuando vea que es el momento los llamaré. ¿Entendido?- hablo fuerte.

- Sí.- dicen todos.

- Bien, me voy.

Veo por última vez a Ryker y me alejo.

Camino hasta estar en la pista de aterrizaje en donde hay varios carritos con cocaína.
O eso supongo.

- ¿Y tú eres?- me detiene un tipo alto negro.

- April.- digo.

- ¡Dulzura!- grita Zac bajando del avión.

Lleva una camisa blanca con los primeros botones desabrochados, un pantalón de mezclilla y unos lentes de sol.

- Hola.- sonrío de lado mientras llega a mí y me besa.

- Creí que no ibas a llegar por la forma en que te trate ayer.

- Ya ves que sí.- sonrío de lado.

- Que alegría.

- ¿Qué es lo que haces?- pregunto.

- Ah, nada interesante.- comenzamos a caminar.- Ven, te mostraré el avión. Te va a encantar.

Cuento los hombres que hay.

Son siete.

Todos ellos están ocupados haciendo cosas y con sus armas en sus fundas, se tomaran algunos segundos para tomarlas si es que los míos llegan a tiempo.

Subo al avión con Zac, el interior es lindo y moderno.

Visualizo tres hombres más, ahora son diez.

Pero el último es un viejo que estoy segura de que no es parte de la seguridad ya que está sentado con una tableta en sus manos.

- Benjamin.- dice el castaño llamando la atención del viejo.

- Joven Fernsby.- alza su vista y nos ve.

- Ella es April.- me señala.

- Mucho gusto.- digo mientras lo veo ponerse de pie con sus ojos fijos en mí.

- April.- repite.- Que lindo nombre.- sonríe.

- Gracias.

- Nos acompañara el día de hoy Benjamin.- dice Zac.

- Que alegría que una señorita linda nos acompañe.- sonríe un poco.- Entonces iré a ver si el piloto está listo. Permiso.

Hace una leve reverencia y se marcha.

- Toma asiento.- me ordena el castaño.

Veo por la ventanilla que los tipos siguen ocupados, los dos de aquí igual y el imbécil de Zac también.

Presiono el intercomunicador y hablo una vez que verifico que Zac no me ve.

- Ahora.

Pronto, se empiezan a escuchar gritos y algunas balas y sé que ha comenzado la emboscada.

- ¿Qué está pasando?- pregunta Zac mientras se acerca a la entrada.

Me pongo de pie rápidamente, tomo mi arma y le apunto a la cara.

- No tan rápido Fernsby.

- ¿Qué?- frunce el ceño mientras que los otros dos tipos me apuntan.

- No saldrás de aquí con vida.

- Chicos.- dice.

- Adelante, dispárenme y él morirá.- sostengo firme el arma.

Pronto siento un fuerte golpe detrás de mí, haciendo que caiga al suelo soltando la pistola.
Comienzo a pelear, Zac huye con uno de sus hombres y yo golpeo a todos.

Saco el cuchillo que esta en mi tobillo y se lo clavo en la garganta a uno, el otro trata de dispararme pero utilizo la misma arma y se lo aviento a su pierna, logrando que suelte la pistola.

Me apresuro a ir por él.
Me pongo arriba del tipo y lo golpeo, él hace lo mismo, derribándome y lanzándome a otro lado.

Rápidamente me pongo de pie pero en el momento de hacerlo, siento un jalón en mi cabello.
Es el tipo que fue a dejar a Zac a no sé dónde.

Le doy un codazo, pero logra quitarme la peluca.

Me toma por la cintura y me sujeta fuerte, el otro llega con el arma y me apunta, pero la derribo con una patada en su mano, le doy otra en la cara y tomo impulso para tirar el tipo que me sujeta.

Lo hago, el cuchillo que estaba en el suelo lo tomo y se lo clavo en el brazo.

- ¡Perra!- gruñe.

El otro tipo con la herida en su pierna me apunta, sé que moriré, sé que si me muevo disparará.

- ¡Basta!- grita una voz.- ¡No dispares!

El tipo baja el arma y yo me pongo de pie velozmente para girarme.

Es el viejo de nombre Benjamin.

- Eres tú.- abre los ojos.

- ¿Qué?- frunzo el ceño.

- Estás en casa de nuevo.

Trato de hablar, pero el golpe en mi nuca hace que caiga al suelo inconsciente.

Fin del juego Donde viven las historias. Descúbrelo ahora