Los días pasaron más rápido de lo que me hubiera gustado, y ahora me encontraba en mi apartamento preparándome para la entrevista.

- No puedes ir como siempre vas.- me regaña Harry.

- ¿Por qué no?- frunzo el ceño mientras busco una braga limpia.

- Porque te vistes como una vagabunda y no te dará el empleo si vas así.- me señala.

- ¿Y qué sugieres?

- Pues ponte algo decente, ¿no tienes un vestido o algo?

- No.

- Dios, ¿qué es lo que tienes aparte de ropa desgastada?

- Tengo un pantalón negro y una camisa blanca.

- Bien, usa eso.- se acuesta en mi cama.

- Bueno.

Me coloco lo que me dice y una vez que estoy lista, nos dirigimos al bar.
Son apenas las cinco de la tarde, a las seis me cito la mujer para hacerme la entrevista de trabajo y ver en qué soy mejor. Si sirviendo tragos o de seguridad.

Una vez que llegamos, vemos a algunos autos estacionados, el sitio es grande, la entrada es de una puerta giratoria que es custodiada por un hombre alto y de tez oscura.

- Venimos a una entrevista de trabajo con la señora Taylor.- habla mi amigo.

- Pasen.- su voz es fuerte.

Una vez dentro, el lugar está bien ambientado, absolutamente todo es de color negro con algunos toques dorados, los sofás se ven cómodos y hay algunas personas en ellos.

Seguimos avanzando hasta que llegamos a una oficina que está apartada del ruido.

- Entra, suerte.- me sonríe Harry.

- Gracias.

Me adentro al cuarto, frente a mí tengo un escritorio negro, a mi derecha un sillón grande blanco y algunas figuras de cristal están al rededor de este.

- Toma asiento.- dice la mujer alta, cabello rubio como el mío, ojos azules y rostro serio.

Hago lo que me dice.

- ¿Eres Len?- ma mira.

- Sí.- le aguanto la mirada.

- Dime, ¿qué es lo que deseas de este empleo?

- Ganar dinero.- suelto.

- Ah, eres directa.- sonríe de lado.

- Sí, lo necesito.

- ¿Por qué? ¿No ejerces ninguna carrera?- frunce el ceño.

- No.

- ¿Cuántos años tienes?

- Veintitrés.

- ¿Y nunca estudiaste?

- La verdad no lo recuerdo señora, hace un año tuve un accidente en el cual perdí la memoria y no recuerdo nada de mi pasado, salvo algunas cosas, como saber luchar y conocimiento de armas, aunque aveces entiendo idiomas distintos, como el italiano, el español y ruso.

- Entonces tienes un pasado bastante interesante.- entrelaza sus manos.

- Tal vez.

- ¿Eres buena luchando?

- Sí.

- ¿Qué tanto?

- Mucho, señora.

- ¿Si te pusiera a pelear con uno de mis guardas, ganarías?- alza una ceja.

- Por supuesto.

No debo dejar que ella vea que estoy nerviosa, debo de demostrarle que soy la mejor en lo que sé hacer y que nadie podrá quitarme lo que estoy tratando de ganar.

- Bien.- suspira.- Veamos si es verdad.

Llama a alguien por un comunicador y a los pocos segundos un hombre alto, fuerte, cabello castaño y ojos negros penetrantes entra al lugar.

- Él es Larry, Larry ella es Len.

Los dos no decimos nada, sólo nos miramos a los ojos.

- Dice que es la mejor luchando, veamos si es verdad.- deja caer su espalda en el respaldo de la silla mientras sonríe divertida.

- Sí señora.- se quita el arma y la deja en la pequeña mesa que está frente al sofá.

Me pongo de pie, lo miro con la frente en alto y me coloco en posición para luchar, él hace lo mismo y soy la primera en atacar.

Me toma del cuello rápidamente y hace una llave llamada mataleón, forcejeo pero no me suelta, él es más fuerte y más grande que yo, así que debo de ser más inteligente y rápida.

Tomo impulso y con todas mis fuerzas logro que me suelte llevándolo al frente de un movimiento veloz.

Corro hacia él mientras está en el suelo, pero se abalanza contra mí, se posiciona arriba y yo abajo.

Me da un fuerte golpe en la cara haciendo que gire la cabeza.

Debo de actuar rápido, así que subo mis piernas atrapando uno de sus brazos que iba directo a mi rostro y las enredo en su cuello apretando fuertemente.

Su cara se pone roja por el esfuerzo, sé que si no lo suelto lo matare, así que decido aventarlo lejos, giro a mi izquierda tomo el arma y le apunto.

Mi respiración esta agitada y mi cabello me molesta, pero tengo fija la vista en mi objetivo y no pienso ni pestañear para perderlo.

- Bien hecho.- aplaude la señora.- Ya puedes bajar el arma Len.

Pero no lo hago, mi modo de supervivencia está activado y un recuerdo me golpea, es uno en donde estoy yo matando a dos hombres en un lugar oscuro y feo.

- Len.- habla más fuerte.

- Sí, lo siento.- bajo el arma y la dejo en el suelo.

- ¿Dónde aprendiste a pelear así? Tan feroz y sin piedad.- me pongo de pie.

- Entreno.

- Se ve, tienes un cuerpo bien definido.- recorre mi anatomía con la mirada.- Tienes el trabajo, empezaras mañana por la noche, a las doce, pero llega una hora antes.

- Bien.

- Te daremos un traje, ¿no tienes molestia con eso verdad?

- No.

- De acuerdo, hasta mañana Len, bienvenida.- sonríe mientras se pone de pie y me invita a estrecharle la mano.

Camino hacia donde está y la tomo en un fuerte apretón.

- Tus manos son suaves.- se ríe.

- Así es.- imito su acción.

- Retírate, puedes beber lo que quieras, la casa invita.

- Gracias.

Salgo del lugar y camino hacia la barra en donde está Harry sirviendo copas.

- ¿Y?- pregunta emocionado una vez que llego a su lado.

- Fue raro, me puso a pelear contra un hombre.

- Pobre.- se ríe.

- Me dio el trabajo.- sonrío con ganas.

- ¡Eso!

- Dijo que podía beber lo que quisiera, que la casa invita, así que... dame el mejor trago que tenga señor Adamson.

- Claro señorita Len.- me rio.

Bueno, al menos las cosas salieron bien.

Fin del juego Donde viven las historias. Descúbrelo ahora