•2.4•

88 11 1
                                    


La fresca brisa movía su cabello peinado suavemente en el aire con cierto ambiente de novela mientras el pincel pasaba por el lienzo blanco retratando un hermoso paisaje que era el jardín.

—¿Qué hacés?— murmuraron cerca de ella llamando su atención, con una pequeña sonrisa volteó su rostro para verle.

—Pinto— fue lo único que respondió volviendo a mirar su cuadro y seguir en su artesanía.

—¿Eso te calma?— indagó el mayor mientras tomaba asiento en aquella banca incómoda.

—Un poco si— Respondió vagamente mientras su cuadro empezaba a tomar forma.

— investigué un poco con los Thuris que todavía son de confianza y creo que se cómo devolverte a tu tiempo...

La contraría volteó su mirada sorprendida dejando de mover aquel pincel en su mano.

—¿E-Enserio?.

—Pues, todavía tengo que practicar con objetos antes que con algo vivo... Aunque lo más probable es que ya este mes puedas volver...— su habla fue interrumpida por la menor en un abrazo cariñoso.

— Agradezco todo tu gran esfuerzo.

Ambos se sonrieron mientras se separaban y volvían a admirar el paisaje. La gran sonrisa de Allison de momento se borró mostrando una mueca mientras tomaba entre sus dedos el pincel.

Su mano empezo a temblar y su vista se nublo al recordar un pequeño momento similar que había vivido con su mejor amiga Maddie... Su difunta amiga...

—¿Estás bien?— escucho a su lado pero su mirada no se apartaba de la pintura mientras sentía sus ojos llenarse de lágrimas.

N-No— fue lo único que pudo decir, sentía que su corazón era comprimido en ese preciso instante, tendría que volver a una realidad de no volver a ver a su mejor amiga y todo por ser ella la culpable de todo el asunto.

Cómo se odiaba en ese momento.

—¿Qué sucede?— trato de indagar el mayor al ver cómo la joven tomaba la falda entre sus dedos y la apretaba mientras algunas lágrimas caían, nunca había visto una mujer llorar en su vida que no sean por razones médicas, no tenía ni la más mínima idea de que hacer.

S-solo recordé algo triste— Murmuró la pelinegra mientras soltaba poco a poco aquella falda blanca para secarse las lágrimas.—No es nada.

— ¿Quieres una bebida caliente?— preguntó mientras pasaba una mano por su espalda intentado dar consuelo a tan repentino cambio de humor.

S-Si me haría bien.

—Genial, ve a tu habitación y te llevaré un chocolate para allá— le indicó mientras se levantaba rápido de aquel banco y corría a la cocina.

Con calma tomo sus cosas y camino pensativa a su habitación tratando de
no volver a desmoronar enfrente de alguien, llevaba desde que llegó a aquel lugar teniendo esos momentos de llantos repentinos.

Suspiró vagamente dejando sus cosas en alguna parte de la habitación y  tirándose sobre aquella enorme cama.

¿Nunca pararía de atormentarla aquel recuerdo? Talvez no, y tendría que aprender a vivir con eso el resto de su vida, con una muerte en su conciencia.

Sus largos dedos peinaron su larga cabellera mientras miraba la parte de arriba de aquella cama que le colgaban telas alrededor de color oscuro en un tono similar al de la estética de aquella casa.

El Diario De Mathew Gray- Jean LeónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora