━Capítulo 1

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Cuando el zumbido amortiguador del motor se apagó y las compuertas del quinjet se abrieron, Natasha asimiló que estaba obligada a retomar esa vida que había dejado antes de emprender esa última misión. Se le hizo difícil discernir en ese primer momento qué sensación le generaba aquello. No la pudo describir, pero no era bueno.

Sintió que se estaba expresando mal. Más que "vida" era "situación". Si era como un libro, era mejor referirse a capítulo. Este solo era un capítulo en su vida un tanto... complicado.

Lo había empujado a un costado cuando se fue a trabajar, como si fuera un problema para después, fecha que en ese entonces se le hizo lejano. "Que la Natasha del futuro se ocupe". Ahí estaba la Natasha del futuro, detestando a la Natasha del pasado.

"Podría aunque sea haberlo llamado antes de irme", pensó mientras bajaba de la nave.

La recibió ese alboroto de agentes y personal de SHIELD en esa corrida constante de acá para allá. La vida que dejabas atrás no se detenía con tu ausencia, seguía. Avanzaba sin importar que faltaras. A veces uno se podía olvidar de esas cosas. Natasha no se había olvidado, simplemente fue un anhelo fugaz al que, erróneamente, se había permitido aferrarse, porque así era más fácil enfrentar tus inconvenientes cuando se quedaban congelados, iguales a como los dejaste.

"Ilusa".

Dar dos pasos en el establecimiento le tomó darse cuenta que estaba cansada. Ahí fue capaz de medir el cansancio que cargaba su cuerpo. Era como si esa capacidad se activara una vez que sabía que lo único que le esperaba eran semanas, y bien merecidas, de descanso. Descanso de armas, descanso de trajes molestos e incómodos, de órdenes absurdas, de estar en un país cuyo idioma no manejaba bien del todo, de estar lejos de su hogar durante mucho tiempo, de horas escasas de sueño.

Estaba cansada, casi agotada. Dos meses le había llevado concretar la misión, dos meses de las cuales cada aspecto de su vida había estado movilizado. No paraba, no descansaba; cumplía y podía finalmente volver a casa a descansar, a dormir, comer su comida favorita, gozar de un verano (eso esperaba) pleno de la ciudad, darse una ducha fresca, terminar de leer el libro que dejó a medias.

Comenzó a hacer una lista mental de lo que tenía que hacer. Seguía el protocolo usual, era simplemente una mera formalidad para que quedara en escrito ciertos detalles. Entregaría lo que quedaba de la información recaudada a Maria, redactaría el informe, firmaría unos papeles, quizá hablaría con Fury y no mucho más. Era una misión cuyo expediente ya se podía cerrar, porque la había llevado a cabo sin problemas.

Decidió primero cambiarse la ropa rápido antes de encontrarse con Hill, por eso se dirigió al sector de habitaciones, y ahí fue donde se encontró en el pasillo a Alina, agente de rango menor que Natasha. No tenía una amistad entablada con la joven, pero de vez en cuando se dejaban llevar en conversaciones que duraban más de lo necesario porque a las dos les agradaba hablar con la otra. La agente, que se encontraba caminando con un gesto neutro, al percatarse de la presencia de la pelirroja no pudo reprimir esa expresión entre compasiva e incómoda. Se detuvo cuando se cruzó con Natasha.

-Romanoff -dijo, a modo de saludo. A Natasha le extrañó su gesto y su tono de voz que se expandía a lo melancólico. De todas maneras, la saludó como lo hacía normalmente.

-Smith.

Creyó que era un saludo al paso, y la intención de Natasha era continuar camino, pero la voz de Alina la detuvo.

-Oye, -comenzó, y la sintió insegura, como si no encontrara la manera de expresarse-. Me enteré de la noticia, lo lamento, sé que eran unidos. Tengo entendido que...

-Espera -Natasha la detuvo, haciendo un ademán con la mano. Frunció el entrecejo, desconcertada-. ¿De qué noticia? ¿De qué estás hablando?

Smith separó sus labios pero no salió palabra de ella. Miró a sus costados, nerviosa.

EL FIN DEL SILENCIO - clintashaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora