-¿Agente Barton?
No sabía de dónde provenía esa voz, ni de quién era. Se la escuchaba lejana y amortiguada, como si la oyera estando debajo del agua, o como si provienera de otra habitación. Pensó que podía ser una ilusión.
Sintió que se hundía a un estado total y denso de inconsciencia, pero aquella voz lo sacaba a flote.
-Señor Barton -lo llamó, insistente y con un ligero tono de urgencia-, ¿me oye? Señor Barton.
Quiso responderle de alguna forma que la escuchaba, hablarle o hacerle una seña, pero su cuerpo aún no cumplía sus órdenes. Era como estar en un cuerpo ajeno, siendo él un mero espectador, y esa idea género un temor punzante que le caló hasta los huesos y le hizo doler todo el cuerpo, entumecido de pavor.
Intentó abrir los ojos. No puedo, las pestañas le pesaban demasiado. Se preguntó, antes de que el agua de la desesperación lo ahogara, cuánto tiempo llevaba siendo un rehén de ese cuerpo y si lo iba a poder controlar.
-¿Señor Barton, me puede escuchar?-la volvió a oir, esta vez tan clara como si le hubiera hablado a centímetros de su oído.
Alguien lo estaba tocando.
Entonces abrió los ojos de manera automática.
Y una cachetada de realidad lo dio vuelta de manera sublime. Yacia sobre una superficie dura y su cuerpo pasó a ser tan suyo que los dolores lo aturdieron, no pudo distinguirlos todos, pero la cabeza le estaba por explotar y su espalda a poco lo hacía retorcer de dolor. La luz blanca del techo era tan fuerte como el mismísimo sol, así que cerró fuerte los ojos porque le ardían.
Quiso hablar.
¿Dónde estoy? ¿Qué pasó? ¿Cómo llegué aquí? ¿Por qué estoy así?
Y lo intentó, mas no pudo. Movió sus labios, sintió la vibración en su garganta, pero simplemente no pudo. Alarmado, volvió a abrir los ojos y parpadeó hasta que esa luz blanca y brillante perdió potencia. Distinguió que habían varias personas a su lado, vestidos con ambos blancos y celestes, que se movían como en una danza coreografiada a su alrededor. Le costó enfocar su vista en la persona que tenía al lado, vestía como si fuera una enfermera.
Retumbó en sus oídos un grito potente y asustado, alguien lo llamaba por su nombre. Le advertían de un peligro inminente que el arquero no pudo encontrar. En el medio de un ataque incipiente de nervios, finalmente dio con el rostro de la enfermera.
Su corazón se sacudió en un salto violento, desesperado por expulsarse de su caja torácica, cuando vio que en lugar de haber labios en el rostro de la mujer, su boca era simplemente piel lisa. Se incorporó de manera brusca, gimiendo de dolor, pero temblando de miedo. Buscó con la mirada la atención de los demás presentes, pero se encontró con la misma imagen macabra. Nadie tenía boca, todos lo observaron confusos, con miradas de quien espera una respuesta ante una pregunta. Notó el movimiento de sus mandíbulas debajo de esa piel cual mordaza. Le hablaban, pero Clint no escuchaba absolutamente nada.
De repente todos esos sujetos estaban encima suyo, tocándolo, obligándolo a acostarse. Dando manotazos intentó quitarselos de encima, intentó escapar. Gritó, pero fue muy tarde. Se había convertido en uno de ellos.
Entonces despertó.
Despegó su cabeza de la almohada enseguida, llegando a pensar de manera absurda que así podría alejarse del todo de esa pesadilla. Apoyó sus manos sobre el colchón y comenzó a sentarse con parsimonia. Si se levantaba rápido se mareaba, así que de mala gana se tuvo que acostumbrar a los tiempos de su cuerpo.
Le quedó esa reacción residual de la pesadilla: su corazón dando golpes contra sus costillas y su pecho inflando y desinflándose como si el aire no alcanzara.
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EL FIN DEL SILENCIO - clintasha
Fanfic[fanfic clintasha] Luego de un accidente confuso, la vida del arquero comienza a desmoronarse. [itsa ene 22 - jun 24]