EL FIN DEL SILENCIO - clintasha

━Capítulo 17

Clint estaba en pijama, con el pelo revuelto, descalzo y con la jarra de la cafetera en la mano. De vez en cuando (o casi siempre) tomaba directo de allí porque decía que el café así era más delicioso, y porque no le hacía falta servirse a cada rato. No dimensionaba la cantidad que tomaba, pero eso no lo decía.

Le dio un buen sorbo y no calculó qué tanto levantaba la jarra. Se le escapó un poco de líquido por los costados que terminó manchándole la remera, que por supuesto ya estaba sucia.

—Aw, café, no —se lamentó mientras se miraba la camiseta. ¿Limpiarla? No era una opción en ese momento.

Kate estaba sentada en el piso, rodeada de cientos de flechas que, con esmero, cuidado y dedicación, las estaba limpiando y ordenando. Ella estaba vestida con ropa deportiva en la cual prevalecía el color púrpura. Había ido a su departamento porque habían pactado salir a ejercitar en el parque. Clint, en el mensaje, le había puesto algo asi como "si tengo ganas sí". Eso significaba un no, pero Kate en ese momento no lo intuyó.

Durante esa media hora, Kate le insistió en que debía cortar con esa rutina de "emo depresivo" y salir a hacer algo. O por lo menos cambiar su día a día.

—[¿Y si vamos al cine?] —le preguntó ella—.[Están dando una maratón de películas de Harry Potter en el cine.]

Clint, que estaba de pie, apoyado en la mesa, bajó apenas la mirada para verla.

—Puedo ver películas aquí. Y no me gusta Harry Potter.

—[¡Pon un poco más de voluntad!] —protestó ella.

—De qué hablas, estoy muy predispuesto... a hacer nada —y curvó apenas sus labios, como si esa ocurrencia le hubiera hecho gracia.

—[Cambia un poco esa actitud de viejo solitario y amargado.]

—Hey, me ofendes —se llevó una mano al pecho en una actitud dramática—. No soy viejo.

—[Parecerás uno si sigues así. Haz algo, ve a yoga, pinta un cuadro, haz un curso de manualidades, ponte a hacer pulseras, busca otro trabajo, cocina alguna receta, haz un picnic. No sé, algo. Necesitas distraerte.]

—No hay una cosa de lo que dijiste que no me agobie.

Kate puso los ojos en blanco y suspiró. Era testarudo. Ella también estaba tomando café, pero de una taza. Era lila con una gran H violeta en el medio. Era su taza favorita y tuvo ganas de tirarsela en la cara.

—[Podemos ir a alguna fiesta el fin de semana.]

—Paso.

—[Tal vez necesitas conocer a alguien] —sugirió y la idea, por alguna razón, la entusiasmó—. [Yo tengo a una amiga para presentarte. Se llama...]

—No —interrumpió. Se puso incómodo. Kate lo miró con una ceja alzada—. Uhm... es que, eh, yo... Estoy... Tengo algo con Nat. Creo.

—[¿Algo?] —inquirió ella.

—Estamos saliendo.

—(¿Qué?) —y por su reacción supo que había gritado. Tenía los ojos bien abiertos, el desconcierto invadiendo sus facciones. Empezó a mover rápido las manos—[¿Qué? ¿Cómo? ¿Desde cuándo? ¿Qué? ¿Dónde?]

—No sé, es una historia larga y pasaron muchas cosas y la otra vez que nos vimos acordamos en por lo menos intentarlo y dormí con ella y...

Kate volvió a gritar. Levantó las manos hacia el cielo como si estuviera agradeciendo al firmamento algún milagro. Casi le da un manotazo a la taza que la hace tirar. Clint se dio cuenta del malentendido.