La primera vez que lo vio lloró.Ningún niño tendría que verlo pero él lo hizo y del susto se hundió en un llanto angustioso.
Lo recuerda. Lo recuerda de a fragmentos, como si fueran imagenes sucesivas y salpicadas pero con una claridad tan nítida que le daba asco a tal punto de descomponerse. Esa noche solo estaba iluminada la cocina con esa luz cálida y gastada. Edith tenía puesto su delantal para cocinar, ese delantal gastado con flores turquesas que en esa ocasión estaba manchado con gotitas de sangre. Primero oyó que Harold le gritaba. Oculto detrás del sillón llegó a ver por la abertura de la puerta semi abierta que sus padres estaban discutiendo, peleando a los gritos histéricos que Clint no podía entender. No podía entender por qué elevaban así la voz, por qué se enfrentaban de esa manera.
Cuando llegó Barney -quizás al otro segundo, quizá luego de una eternidad- y lo tomó de los hombros, lo vio. Solo una parte, un fragmento que anticiparia el futuro. Harold agarrándola del cuello con fuerza, Harold pegándole en la cara, Edith gritando. No, no chillaba por discutirle a su marido, lo hacía para pedir que se detuviera. Clint comenzó a temblar. Lo que le preguntó a su hermano no lo recuerda, sí lo recuerda a Barney diciéndole:
-No pasa nada, vamos arriba, rápido. Tranquilo, no pasa nada.
Barney intentó taparle los ojos y las orejas mientras subían a la habitación, como si pudiera ocultarle a su hermanito los tormentos venideros.
-Mamá -fue solo lo que llegó a modular entre el llanto. Estaba desesperado. Barney le hizo un gesto con las manos.
Le señaló la cama, le mostró una mirada dura.
-Quédate ahí.
Y lo último que recuerda fue verlo a su hermano salir corriendo de su habitación. Clint no quería estar solo, no quería tener miedo, no quería llorar. Solo quería que vuelva su hermano y que su madre estuviera ahí con él para calmarlo.
Lloró también la segunda vez, la tercera, la cuarta. Las escenas eran cada vez más seguidas: insultos mientras cenaban, puñetazos a la pared, borrachera y destrato. Clint también lloró la primera vez que lo golpeó a él. También la segunda, la tercera, la cuarta...
No tenía registro exacto en su memoria de cuando dejó de soltar lágrimas por culpa de Harold y ese mínimo detalle le aflojaba la angustia. No quería recordar su infancia así como no recordaba cuando dejó de llorar por las palizas de Harold. Quería olvidar y no tenerlo presente cada vez que respiraba, cada vez que empezaba un nuevo día y cada vez que las noches eran muy oscuras. Cada vez que se veía al espejo. Deseaba que fueran como cuentos ficticios, como una historia de terror o un relato de credibilidad nula. Pero no.
Era real. Eran recuerdos ferozmente auténticos que no solo lo atormentaban cuando estaba despierto, sino que evolucionaban para adaptarse en el único momento que podría tener un poco de paz, en su único momento pleno de descanso, en sus sueños.
Su vida se teñía de pesadillas.
Otra noche sin dormir.
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No había ido a su sesión predispuesto ni mucho menos con entusiasmo. No durmió en toda la noche, el exceso de cafeína lo tenía alterado y el verano no estaba siendo tan piadoso con él como en años anteriores. El calor lo agobiada y lo alteraba. No era un buen día.-[Te ves cansado.]
No, no lo estaba. Estaba agotado, desarmado, deshilachado.
-Gracias -dijo a modo de broma, con esa pizca de ironía socarrona que se le escapó.
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EL FIN DEL SILENCIO - clintasha
Fanfiction[fanfic clintasha] Luego de un accidente confuso, la vida del arquero comienza a desmoronarse. [itsa ene 22 - jun 24]