Ni bien se abrió la puerta y se asomó la imagen de una persona, Natasha creyó que ese hombre era Clint Barton.Fue un segundo eterno donde el desconcierto casi la voltea. Al otro segundo se dio cuenta que ese no era el arquero, pero se parecía mucho -demasiado- a él.
Era como otra versión de Clint, una sacada de una realidad alterna dónde los años eran más largos y severos; o podía ser un viajero del futuro, que estaba parado justo ahí, del otro lado de la puerta que daba al interior del hogar del arquero, con una expresión que no concordaba con la de alguien que recorrió tal travesía. Si era del futuro se supone que debía saber quien era ella, pero el tipo que la miraba tenía una atención particular puesta sobre la rusa, una entre interesada, expectante y recelosa.
En un momento de locura se le ocurrió la idea súbita y descompuesta de un segundo arquero. ¿Dos Clint Barton? A Natasha no le disgustó la idea.
Aunque la similitud era escalofriante, aquel tipo era una representación distorsionada y errónea de Clint. Tenía los mismos ojos, prácticamente idénticos, con la misma cantidad mezquina de pestañas y gruesas cejas, pero eran de un marrón intenso y no de ese azul grisáceo tan familiar del arquero. La mirada no era la misma, ese aire tranquilo, ligeramente benévolo y calculador en cierta medida nada tenía que envidiarle a la dureza, inseguridad y una amabilidad endeble de esos orbes que la analizaban desde una distancia prudente, igual que Natasha estaba haciendo con él. Más de lo que tenían en común eran los labios y la líneas marcadas y curvas del mentón. Su tono de piel era el mismo, salvo que la de este hombre estaba apenas rojiza, al parecer por estar expuesto muchas horas al sol. Ciertas expresiones lo hacían rememorar a Clint. A Natasha le estaba caminando un escalofríos punzante por la espalda. La idea de otro Barton, cuya existencia desconocía monumentalmente, era difícil de procesar.
Se enfocó en las disimilitudes. Su cabello era apenas más largo y de un castaño claro, estaba mal cortado, como si hubiera agarrado las tijeras él mismo, pero bien peinado. Ese fleco que pendía de su frente le quedaba bien. Si no hubiera sido por eso, la barba marrón de varios días y la nariz ancha y recogida que se diferencia notablemente de la nariz perfecta de Clint, hubiera creído de verdad que quién le abrió la puerta había sido el arquero. Le dio un poco de bronca no haber reconocido que no era Clint al instante cuando se sabía de memoria la apariencia de su compañero de más de seis años.
-¿Qué necesitas? -preguntó él. Bien, su voz tampoco era la misma. Era más gruesa y nasal. Poco cordial, Clint no recibía así a quien tocaba su puerta.
-Vine a ver a Clint, ¿está en casa? -inquirió. Mantuvo un tono de voz tranquilo, vagamente inocente pero con tintes demandantes. Así era como la espía empezaba de a poco a marcar su presencia, su lugar, su espacio. Dar una imagen errónea de ella para desviar la balanza a su favor era su especialidad.
-¿Quién eres?
-Su amiga.
-¿Qué amiga?
-Del trabajo.
-¿Eres Maria Mill?
-Es Hill -le corrigió-. Y no. Soy Natasha.
-Ah.
Y abrió más la puerta. Ahí tuvo un primer panorama de su cuerpo entero.
Era más alto que Clint, pero apenas por escasos centímetros. Tenía los hombros hundidos y un porte que se relajó casi de manera súbita, con el peso puesto todo sobre su pierna izquierda. Su ropa era vieja y muy usada, estaba manchada con pintura o aceite de autos Tenía más bello corporal en las extremidades y lo que pudo notar en el pecho. No tenía el mismo estado físico y no se lo notaba musculosos, pero Natasha ya percibió que era bueno defendiéndose en peleas, y que estuvo involucrado en muchas, más que nada callejeras.
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EL FIN DEL SILENCIO - clintasha
Fanfiction[fanfic clintasha] Luego de un accidente confuso, la vida del arquero comienza a desmoronarse. [itsa ene 22 - jun 24]