Cross the Line {Cursed-Blessed}

CAPÍTULO II.I

Un largo puente de madera se encontraba delante de él, sólo tuvo que inclinarse un poco para ver la pútrida agua que corría bajo sus pies a causa de la muerte del monstruo.

Jay volteó a ver a Kuma, ella asintió en señal de aprobación. El chico suspiró y dio el primer paso.

Intentó caminar con firmeza y evitar mirar abajo, pues no quería parecer débil ante el resto del ejército y hacerles saber que tras su caída, había desarrollado un nuevo terror a las alturas.

Apenas logró cruzar al otro lado, respiró con normalidad, dio la vuelta e hizo una señal para que el resto lo siguieran.

Tomó cerca de hora y media para que todo el ejército cruzara por el puente y Jay se quedó para vigilar que todos hubieran cruzado sanos y salvos. Al cerciorarse de eso, se integró a las filas pero siempre manteniéndose al final.

Unos diez hombres eran quienes abrían la marcha para cerciorase que no hubiera peligros cerca, seguidos de ellos se encontraba la larga fila de heridos, luego los soldados más fuertes seguidos por aquellos heridos que no necesitaban ser transportados, para cerrar la marcha, había otra serie de fuertes soldados y por último, caminaban Jay y Kuma.

Llevaban horas recorriendo el lugar y la mayoría ya se encontraban fatigados, sin embargo, Jay no planeaba detenerse.

—¿Cómo sigue su pierna? —habló el mayor para romper el silencio.

—Siendo honesta duele mucho, pero esto no es nada en comparación a lo que han sufrido otros. —El chico simplemente asintió—. No quiero parecer grosera pero la verdad es que me he preguntado si sabe a dónde estamos yendo con exactitud. —El rubio guardó silencio—. Es que esto es una especie de misión suicida de la que no sabemos nada. Iscale fue nuestra primera prueba y la verdad es que no me imagino lo que podamos encontrarnos aquí.

—Si le soy honesto, yo pienso lo mismo, pero realmente quiero creer que lograremos encontrar algo que ayude a los reinos a sobrevivir y terminar con esta guerra —suspiró—. En cuanto a dónde vamos, tengo el presentimiento de que encontraremos algo si nos dirigimos hacia el noroeste.

—Espero que tenga razón. Sino podríamos quedarnos vagando por estas tierras por cientos de años y ni siquiera nos daríamos cuenta.

En ese momento un joven se acercó corriendo hasta donde se encontraban. Apenas estuvo frente al rubio, le hizo una reverencia.

—Príncipe Jay, los exploradores encontraron un pantano más adelante.

—¿A qué distancia?

—A cincuenta metros de aquí, general. —Jay suspiró y miró el cielo, el Sol ya comenzaba a caer hacia el oeste.

—Si caminamos más rápido podremos llegar un poco antes de que anochezca —comentó la chica.

—Está bien. Haz correr la voz y diles que aceleren el paso, debemos llegar hasta ahí antes de que el Sol se haya ocultado —ordenó el chico. El mensajero asintió antes de irse corriendo de ahí.

Horas más tarde, y tras una larga caminata, finalmente llegaron a las cercanías del pantano donde instalaron el campamento para pasar la noche.