CAPÍTULO VII BISCARDI

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CAPÍTULO VII
BISCARDI

El cálido aire marino golpeaba con fuerza el rostro de Jay, el olor a sal le parecía algo asfixiante pero al mismo tiempo lo hacía pensar que era mucho mejor que ser cocinado vivo en la arena. Pero algo que ciertamente no le gustaba, eran las terribles náuseas que lo azotaban debido al tambaleante movimiento del barco.

Yeonjun se acercó hasta el príncipe y tomó asiento a su lado.

—¿Cómo te sientes? —preguntó con amabilidad mientras sobaba la espalda del rubio.

Jay lo volteó a ver, sacándole al de cabellos rosas una mueca. El muchacho lucía extremadamente pálido, sudaba mucho y tenía los ojos un tanto rojos.

—Luces horrible —comentó con honestidad.

—Me siento horrible —respondió el príncipe sin molestarse.

—Lo sé, al menos no eres el único. —Jay giró su cabeza encontrándose con más hombres y mujeres quienes se sostenían con fuerza del barandal en un intento por contener dentro la poca comida con la que cargaban sus estómagos.

—No entiendo cómo es que tú y Soobin están tan bien. —El mayor soltó una ligera risa ante su comentario.

—Fácil, si hay algo que Binnie y yo tenemos en común es que crecimos en el mar. Yo en Entoria y él en Numbia —dijo con una sonrisa melancólica plasmada en su rostro—. Antes de la guerra, solía haber una regata cada verano. Mi hermano menor y yo construíamos barcos con ayuda de mi padre y competíamos cada año. Nunca llegamos a ganar nada, pero la diversión que se obtenía era mejor que cualquier otro premio. —Jay no pudo evitar sonreír al ver la felicidad que le había producido ese recuerdo a su amigo.

—¿Dónde están ellos? —Yeonjun lo volteó a ver algo confundido—. ¿Tú papá y tu hermano? —Ante esta pregunta el rostro del de cabellos rosados se ensombreció.

—Papá se enlistó en el ejército al poco tiempo que Entoria cayó —comentó con tranquilidad mientras observaba el océano—. Mi hermanito falleció durante el ataque al reino al igual que mamá... —El muchacho suspiró con tristeza—. Yo fui a parar a la casa de una tía de parte de mi madre en Erontios.

—L-lo lamentó, no debí de haber preguntado. —Yeonjun lo volteó a ver con una ligera sonrisa en el rostro.

—No te preocupes, eso ya fue hace mucho tiempo. Además, ahora tengo una nueva familia —comentó mientras dirigía su mirada hacia aquel adorable chico de cabellos azules que había traído tanto amor y felicidad a su vida—. Quita ese semblante triste y mejor concéntrate en no vomitarme encima —ordenó antes de aprisionar la cabeza del rubio entre sus brazos para luego frotar con brusquedad su puño sobre los cabellos contrarios.

—¡Yeonjun! —se quejó Jay entre risas—. Suéltame por favor. —En cuestión de segundos se vio liberado del juguetón ataque del mayor.

—Ya no te entristezcas niño, mejor piensa en todas las cosas buenas que aguardan por nosotros en tierra firme —aconsejó el científico mientras se ponía de pie—. Espero que logres sobrevivir al viaje —dijo a modo de burla antes de alejarse de ahí.

Cross the Line {Cursed-Blessed} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora