CAPÍTULO II.V

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CAPÍTULO II.V

La imagen se volvió a sacudir, ahora un Jay de trece años se encontraba en una triste y lúgubre habitación.

—Ven Seongie, no tengas miedo —escuchó la dulce voz de la moribunda reina Himinn llamándolo entre las penumbras, y se acercó hasta ella con una mezcla de miedo, tristeza y pena.

La mujer se encontraba postrada en su cama, su piel ahora lucía marchita y de un tono grisáceo enfermizo, su rostro estaba demacrado y su cabello lucía seco, pero a pesar de eso, sus ojos todavía tenían aquel característico brillo que siempre lograba calmarlo y hacerlo sentir querido y en confianza, brillo que su primogénito había heredado.

—Acércate más. —Jay así lo hizo. La mujer lo examinó de arriba abajo y le sonrió para luego invitarlo a sentarse.

—¿Se pondrá bien? —soltó el rubio sin detenerse a meditar sus palabras—. Tiene que ponerse bien, Wonie ha estado llorando mucho últimamente y no me gusta verlo así —confesó, la reina sonrió con tristeza. Ella llevó una mano a la mejilla del joven príncipe y la acarició.

—Jay, ambos sabemos que por más que lo queramos, no será así. —El silencio se apoderó del lugar—. Quiero que cuides de mi Jungwon cuando me vaya, él te va a necesitar mucho ¿lo entiendes?

—Juro con mi vida que lo cuidaré siempre. —La mujer tosió y luego lo volteó a ver.

—Sé que lo harás Jongseong, eres un buen niño, siempre te preocupas por los demás y cumples con tu palabra. Esas características te convertirán en un gran rey en el futuro —halagó al chico—. Por eso quiero pedirte que guardes un pequeño secreto. —Él frunció el ceño—. ¿Sabes de dónde vienen nuestros ancestros, los Vita? —El niño lo meditó por un momento pero terminó por negar—. Vienen de las estrellas —reveló la reina—, su esencia  se creó a partir de miles de ellas, ¿pero sabes qué es lo que realmente los hacía especiales? —Jay volvió a negar—. Que ciertos Vita, habían sido creados con el polvo de una misma estrella, sus almas eran iguales en varios sentidos, por eso se dice que ellos contaban con un alma gemela y que al encontrarse, estas se reconocerían al instante. ¿Recuerdas qué fue lo que viviste la primera vez que viste a Jungwon?

—Sentí como sí lo conociera de toda la vida. ¿Eso significa que Jungwon y yo... —guardó silencio al no saber cómo terminar la oración. La mujer simplemente asintió con una amplia sonrisa.

—Así es, significa que tú y Jungwon están destinados el uno para el otro; para quererse, cuidarse y lo más importante, amarse. —El corazón del menor se aceleró ante estas palabras—. Jay, prométeme que cuando llegue el momento, tú estarás al lado de mi hijo, sin importar lo que el mundo diga o lo que el padre de Jungwon piense, quiero que ambos sean felices juntos y esa es mi última petición que te ruego mantengas en secreto. —El rubio tragó en seco.

—Se lo prometo por mi vida y por el reino de Nostriel que cuidaré, protegeré, apoyaré, guiaré y amaré a Yang Jungwon por el resto de mi vida. —La mujer sonrió complacida antes de acariciar el rostro contrario y darle un beso maternal.

—Gracias.

Cross the Line {Cursed-Blessed} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora