CAPÍTULO IV.I

21 6 5
                                    

CAPÍTULO IV.I

Jay despertó a causa de un delicioso aroma, apenas logró sentarse cuando su estómago rugió con fuerza, demandando un pedazo de los que fuera que oliera así de bien. El chico se apresuró a cambiarse y salió de su carpa, encontrándose con varios soldados formados quienes al igual que él, habían sido despertados por el exquisito aroma que había por todo el lugar.

—¿Qué están cocinando? —preguntó a uno de los hombres que estaba ahí.

—No lo sé, pero creo que los cerebritos nos encontraron algo para comer. —Al oír sus palabras el chico se alarmó, pues recordó perfectamente el haberle prohibido a Yeonjun y Soobin el hacer cualquier tipo de experimento loco con los cadáveres de los gusanos que los habían atacado el día anterior.

Caminó hasta el inicio de la fila, encontrándose con ambos científicos sonriendo de oreja a oreja mientras le servían de comer un pedazo de carne a uno de los soldados. Detrás de ellos, varios gusanos eran asados sobre el fuego mientras dos mujeres giraban las varillas sobre las que se encontraban empalados.

—¿Alguien me puede explicar sobre qué se trata todo esto? —El príncipe de Nostriel no lucía para nada feliz pues claramente los investigadores no habían hecho caso de sus órdenes y ahora se encontraban alimentando a todo el ejército con la carne de gusano.

—Príncipe Jay. —Ambos le hicieron una rápida reverencia.

—Recuerdo perfectamente el haberles prohibido comer esas criaturas, ¿pensaron en lo peligroso que podía ser? ¡Apenas si quedan soldados y ahora ustedes podrían enfermarlos o matarlos con esta comida! —Agacharon la cabeza apenados.

—Lo lamento, su alteza —se disculpó el de cabellos azules—. Pero no tuvimos opción, el ataque de ayer nos costó las pocas provisiones con las que contábamos. —El rubio se pasó la mano por la cara con exasperación al escuchar la noticia.

—Además, no les daríamos esto de comer si no supiéramos que es seguro. Yo mismo probé el alimento ayer y no me ha causado ninguna enfermedad, molestia o la muerte .—Estas palabras tranquilizaron un poco al chico aunque no lograron quitarle el enfado.

—¿Le gustaría probar? —El más alto le sonrió mostrándole sus adorables hoyuelos mientras le ofrecía un pedazo de aquella extraña carne.

Jay los miró con desconfianza pero terminó sucumbiendo al sentir su estómago revolverse con violencia pidiendo por comida. Tomó el palillo donde se encontraba la tibia carne que había tomado un color café tras ser expuesta al calor, lo olfateó llenándose las fosas nasales de aquel dulce aroma y finalmente lo mordió. La carne era extremadamente blanda y sabía tan dulce y deliciosa como el olor que poseía, sólo bastó con un par de mordiscos para terminar con la pequeña muestra que el chico le había dado.

—¿Le gustó?

—Está rico, pero estoy seguro de que si pudiéramos acompañarlo con un buen vino y un par de hierbas sabría mejor. —Los muchachos se soltaron a reír debido al refinado paladar del príncipe.

Jay terminó yéndose a sentar junto a otros de sus soldados mientras saboreaba de aquel exquisito gusano que un día antes había intentado asesinarlos.

Cross the Line {Cursed-Blessed} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora