CAPÍTULO FINAL

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CAPÍTULO FINAL
CASA

El Ejército de Pandora desembarcó sobre aquellas extrañas costas, la arena de aquel lugar era extremadamente fina y blanca, similar a la harina. Los soldados recorrían el lugar llenos de emoción y alivio por finalmente regresar a sus tierras.

Jay observaba el horizonte con la mirada perdida y pensamientos dispersos. Se sentía realmente aliviado de finalmente pisar tierras menos hostiles y estaba feliz y emocionado por regresar a Erontios. Él había cumplido con su parte del trato tal y como los reyes de Hypen se lo habían ordenado: había ido a las Tierras Inhóspitas, había luchado, llorado, sufrido y perdido vidas humanas, pero también había aprendido muchas cosas nuevas sobre la vida, sobre él mismo, sobre el mundo que lo rodeaba y sobre los amigos; experiencias que no cambiaría por nada del mundo. A pesar de todos los retos y constantes amenazas, había logrado sobrevivir y salir victorioso con aquello que le habían encomendado, cosa que lo hacía sentir muy satisfecho y orgulloso de sí mismo.

Una presencia a su lado izquierdo hizo que saliera de sus pensamientos. Al voltear a ver a su costado se encontró con la pequeña teniente; era muy bajita a comparación de su estatura pues le llegaba unos cuantos centímetros debajo del hombro, sus cabellos enmarañados lucían secos y aquellas llamativas mechas rojas habían perdido su brillante color; a pesar de ser bajita tenía un cuerpo musculoso, labios carnosos, cejas espesas, nariz grande y unos penetrantes ojos negros. Se veía maltrecha, pálida y un tanto desnutrida, pero no rozando lo enfermizo, el estado de su cuerpo simplemente delataba la dificultad de la misión. El muchacho jamás se había detenido a observarla detalladamente pero se encontró con un agradable sentimiento de felicidad y alivio al hacerlo.

Kuma volteó a verlo al sentir la mirada del príncipe sobre ella.

—¿Sucede algo? —preguntó algo asustada.

Jay sonrió, a pesar de la fuerte aura que la guerrera expedía, todo en ella le causaba una gran ternura y ganas de cuidarla y protegerla. Estos pensamientos le hicieron darse cuenta de lo mucho que estimaba a la chica y no como una simple subordinada o amiga, sino como una hermana menor.

—No es nada, simplemente estoy aliviado de que finalmente hayamos regresado —confesó mientras pasaba su pulgar por la ceja rota de la muchacha, acción que le causó un ligero escalofrío a la chica—. Después de estar ahí abajo realmente pensé que nunca volveríamos a ver la luz del día. —El rubio nuevamente dirigió su mirada hacia el horizonte.

—Eso hubiera sido un desperdicio de vidas. —El mayor simplemente asintió—. Ya casi terminamos de descargar todo —comentó Kuma—. ¿Planea que pasemos aquí la noche? —preguntó con curiosidad. Jay nuevamente se limitó a asentir.

—Será un pequeño descanso antes de adentrarnos a tierra firme. —Esta vez la teniente asintió.

Ambos se quedaron en silencio, observando el paisaje y disfrutando de la compañía. Se sentían en paz y muy felices por haber logrado llegar tan lejos.

Una pesada mano sobre el hombro de Jay logró romper aquella atmósfera de tranquilidad e hizo que el muchacho se pusiera alerta. Al voltearse se encontró con Soobin quien le estaba regalando una de esas tranquilizadoras sonrisas que mostraban sus hoyuelos, a los pocos segundos apareció Yeonjun.

—¿Qué hacen aquí? —preguntó el científico con curiosidad.

—Nada, disfrutando de la vida. —Se limitó a contestar el príncipe—. Vengan, siéntense con nosotros. —Los invitó antes de tomar asiento.

Sus amigos no tardaron mucho en obedecer y se sentaron a su lado. Todos guardaron silencio y se limitaron a observar el cielo azul para admirar las pocas suaves y esponjosas nubes blancas que se encontraban en el, disfrutar del color azul verdoso que poseía el mar, el sonido de las olas golpeando con fuerza, el olor salado, la luz del Sol y el sonido de las aves que volaban cerca de ahí. Todo era perfecto. La compañía, la vista, el momento.

Cross the Line {Cursed-Blessed} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora