CAPÍTULO IV.IV

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CAPÍTULO IV.IV

Finalmente se encontraban en la entrada de la antigua ciudad de Austora, dos gigantescas estatuas con capuchas y el sol detrás de ellos custodiaban la entrada. La del lado derecho se trataba de una mujer y del izquierdo de un hombre.

—Es increíble Junnie —soltó Soobin mientras observaba el lugar con admiración—. Somos las primeras personas en más de mil años en estar en este lugar.

Gran parte de la ciudad se encontraba en ruinas y enterrada bajo kilos de arena, pero aún así podían darse una idea de lo que había llegado a ser el lugar durante su época de esplendor.

—Investiguen el área —ordenó Jay—. Pasaremos aquí la noche y mañana un grupo de exploración se dirigirá al castillo, este no debe de estar muy lejos de aquí.

Todos obedecieron e inmediatamente los soldados se dispersaron por todo el lugar. Habían casas destrozadas, arcos deshechos, algunos templos casi intactos al igual que otros lugares. Sorprendentemente las pinturas y el arte se habían conservado, lo que les permitió darse una mejor idea de lo altos que habían sido los Vita a comparación de los humanos y lo que su mezcla había generado.

Al entrar a uno de los templos se encontraron con un enorme mural con dibujos de galaxias y estrellas, algo en ese muro le pareció extrañamente conocido y reconfortante a Jay, por lo que no pudo evitar clavar su mirada sobre una constelación en específico. Las Pléyades. El príncipe llevó una mano al dibujo y lo acarició con tristeza.

—¿Está todo bien? —preguntó Yeonjun extrañado por su actitud.

—Extraño al príncipe Jungwon —confesó sin miedo a ser juzgado. Los mayores intercambiaron miradas de sorpresa ante su confesión—. Él siempre me ha hecho sentir en casa y al ver esta pintura me hizo darme cuenta de que me siento como si estuviera a miles de millones de kilómetros de ella. —Soobin puso una mano en el hombro del chico y le regaló una sonrisa de labios sellados.

—¿Le gustaría hablar de ello? —Jay lo pensó por un instante y terminó por acceder.

Los tres tomaron asiento en el suelo y los mayores esperaron pacientemente a que el chico se sintiera preparado para contarles.

—En realidad no sé por dónde iniciar —dijo con nerviosismo—. Llevo tanto tiempo tratando de ocultarlo que no sé qué decir.

—No tiene que hablarnos de él, sólo diga lo que le preocupa. —El príncipe suspiró.

—La reacción de mis padres y la de mi pueblo además, yo no tengo tanta carga en mis hombros como la tiene Jungwon, él sufriría más que yo por todo esto y no quiero dañarlo con un acto egoísta al pedirle que se case conmigo.

—Sentir amor no es egoísta, Jay —comentó Soobin con tranquilidad—. Lo egoísta sería dejarse vencer por todos los obstáculos y no ser feliz a lado de la persona a la que ama.

—Ustedes no lo entienden. —El rubio se levantó del suelo algo frustrado—. Como príncipe de Nostriel no me puedo dar ese lujo y menos Jungwon, todo el peso de su reino recaerá sobre él en un futuro. Y lo que su reino necesita es a un buen rey, una fuerte alianza con otro reino y un heredero.

—A la mierda con lo que necesita su reino —explotó Yeonjun—. ¿Realmente cree que él conseguirá todo eso si se casa con una de las princesas? —El rubio lo fulminó con la mirada. El de cabellos rosados suspiró—. Sé que tiene fe en que algún día será un gran rey, pero por la fama que tiene, dudo que eso sea posible.

—Ustedes no lo conocen, no como yo —comentó el príncipe con enfado, dándoles la espalda.

—Y es justo a eso a lo que me refiero. —El más grande puso una mano sobre su hombro en un intento por tranquilizarlo—. Para ser un gran rey, lo que el príncipe Yang necesita es a alguien que lo impulse a ser mejor persona día con día. Él te necesita a ti Jongseong, no a una princesa.

El príncipe de Nostriel lo volteó a ver. Sus palabras tenían sentido pero seguía estando asustado de las consecuencias que ambos podían llegar a tener si decidían seguir sus corazones.

—Tengo miedo —confesó—. Tengo miedo de no ser suficiente para él y no poder protegerlo como le prometí a su madre.

—El miedo es parte de la vida —Soobin se paró detrás de su novio—, siempre habrá alguien que te juzgue o a quien no le parezcan tus ideas o decisiones, sólo hay que aprender a enfrentarlo y apoyarte en tus seres queridos para vencerlo. Pero jamás debes tenerle miedo al amor; sí, podrías salir herido, pero es un riesgo que se debe aprender a tomar. ¿De qué sirve tener un corazón si no lo utilizas para amar y ser amado?

—Estar con la persona a la que amas siempre te hará más fuerte. —Yeonjun abrazó a su pareja—. Posiblemente sus pueblos podrían llegar a sentir miedo e incertidumbre en el futuro por su unión, pero al final del día, siempre puede llegar a suceder algo que lo cambie todo.

Jay asintió con lágrimas en los ojos, sus preocupaciones, pensamientos y deseos más oscuros finalmente habían salido a la luz y estaba agradecido de que sus amigos lo hubieran escuchado, tranquilizado y apoyado.

Aún tenía miedo, pero estaba seguro que una vez estuviera con Jungwon, todo sería mejor.

Cross the Line {Cursed-Blessed} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora