CAPÍTULO V.IV
El príncipe de Nostriel se encontraba sentado en el suelo en la misma habitación donde horas antes se había encontrado con la antigua Vita, Anlektra, guardiana del Castillo del Sol Yacente. Había estado meditando sobre las palabras que le había dicho la mujer. El pergamino se encontraba extendido frente a él y no dejaba de pensar en lo que este podía llegar a significar.
Claramente esta era la respuesta que tanto había anhelado tener sobre cómo terminar con la guerra, sin embargo, tras haber pasado varios minutos analizando aquel viejo pedazo de papel, finalmente había logrado entender algunos de los ingredientes necesarios para el hechizo, cosa que le puso la piel de gallina, pues no se trataba de sangre de Vita u hojas de krotocactus, sino de un sacrificio humano, o más bien de dos, lo cual dedujo estaba relacionado con lo que la Vita le había dicho con respecto a la reencarnación de las estrellas.
Suspiró con fuerza y esta vez miró la caja de piedra negra que la mujer le había dado, ni siquiera se había molestado en abrirla para ver lo que contenía. La tomó entre sus manos y observó los finos tallados que había sobre la oscura piedra. Varias letras de color plateado pálido en el mismo antiguo idioma que el pergamino estaban inscritas sobre la caja, estas parecían moverse como si estuvieran hechas de agua. El chico abrió la caja esperando encontrarse dentro alguno de los ingredientes para el hechizo, pero lo que se encontró ahí no fue eso, sino unas grandes y gruesas esposas hechas de la misma piedra negra que la caja. Esto confundió aún más al príncipe.
Los rayos del Sol comenzaron a iluminar toda la habitación, cuando Jay miró al frente, se dio cuenta de que el astro rey se estaba escondiendo y que la habitación había sido perfectamente diseñada para recibir sus últimos rayos del día. El muchacho cerró el ojo bueno debido a la molestia del brillo y se mantuvo así por varios minutos hasta que el Sol desapareció por completo.
Jay se levantó del suelo, guardó el pergamino y la caja en su mochila y sacó una antorcha. Si bien ya tenía todo lo que necesitaba para irse de ahí, aún quería seguir investigando el lugar, pues tenía la esperanza de encontrar algo más.
Durante toda la noche se la pasó deambulando por el castillo, guardó varios objetos extraños que se encontró en su camino al igual que oro y joyas. Había hallado otro modo de descender a las profundidades del castillo y estaba vagando por ahí cuando dio con lo que pensó era un calabozo debido a los viejos barrotes que ahí estaban. Batalló por un rato con él oxidado metal y cuando consiguió abrir la puerta se introdujo al túnel. Caminó en línea recta por un rato hasta que logró ver un extraño brillo plateado en la oscuridad. Se acercó con cuidado, pues no sabía de lo que se trataba.
La luz se volvió más intensa hasta que logró llegar a un cuarto increíblemente amplio y abovedado el cual contenía el brillo de aquellos extraños objetos. Jay se acercó a uno y lo miró con asombro. Frente a él se encontraba una antigua y resistente armadura.
Finalmente había encontrado algo que según él, era mucho más valioso que lo que le había entregado Anlektra. Se trataba de armas y armaduras, pero no cualquieras, sino que estas estaban forjadas con metal estelar proveniente de Vigaia, lo que las hacía más fuertes y resistentes además de útiles al momento de pelear contra los Oscuros. El cuarto era dos veces más grande que el Salón del Trono en Erontios y todo el lugar estaba lleno de estas útiles herramientas.
Cruzó el salón por completo hasta dar con la otra pared, en esta estaba grabado un mapa muy detallado sobre las Tierras Inhóspitas, sus biomas y el hábitat de los peligrosos monstruos al igual que las antiguas ciudades aledañas. Jay llevó una mano a su boca intentando ocultar su sonrisa, si lo que decía ahí era cierto, había un camino seguro el cual podrían seguir y que desembocaba cerca del mar Entorico.
Sin perder un segundo más de su tiempo, se descolgó la mochila del hombro, sacó un pedazo de papel y carbón y comenzó a copiar el mapa. Cuando terminó se aseguró de haberlo plasmado exactamente igual al que se encontraba en la pared y luego salió de ahí.
Nuevamente subió hasta la torre donde había conversado con Anlektra, se asomó por una de las enormes ventanas y observó el fuego que ardía a la lejanía. Con ayuda de unas piedras que recogió del suelo creó un arco y una flecha, sacó la cuerda que había traído consigo y la ató bien al mástil del proyectil. Apuntó y disparó. Fue sólo cuestión de tiempo para ver cómo los soldados se acercaban y tomaban el otro extremo de la cuerda. Rápidamente crearon un sistema de poleas el cual le permitió a Jay mandar una carta con sus descubrimientos junto con su mochila llena de curiosos objetos y joyas.
El resto de la noche, el joven estuvo subiendo y mandando tantas armas y armaduras como le fue posible.
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Cross the Line {Cursed-Blessed}
FanficEl príncipe Park Jongseong de Nostriel ha sido enviado a explorar las tierras más peligrosas de todo el reino de Hypen. El resultado de esta importante misión determinará el curso de la terrible guerra entre los humanos y los Oscuros. Si lo consigue...