Estando en su último año de preparatoria, Kim Taehyung debería estar rodeado de cientos de amigos, yendo a fiestas y estudiando para su examen para ingresar a la universidad.
No quedarse solo, con un embarazo no planeado y un alfa rockstar del que n...
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— ¿Cómo va la vida en la escuela?
— Mmh, lo normal — respondió el omega encogiéndose.
Su madre le miró de reojo mientras los tres siguieron comiendo.
— Creímos que se te comenzaba a hacer pesada, hace mucho no vienes a visitarnos.
La rubia miró a su esposa y luego a su hijo.
Por la mente de Taehyung comenzaron a correr distintas imágenes de él teniendo algunas buenas noches, besos fogosos y jadeos profundos.
Se aclaró la garganta y les dio una sonrisita inocente. Tomó mejor los palillos y se metió a la boca el ramen, sorbiéndolo, gozando de la buena comida.
— Emma Moore, esto ha quedado exquisito — comentó el menor.
La rubia la miró con la boca bien abierta y comenzó a reír.
— Pero si nadie me ha llamado así en años, Tae — dijo ella — Hace mucho que ya soy Kim Emma.
— Pero suena muy clásico tu nombre, má — le guiñó un ojo — Ya hay muchos Kim en Corea y todas partes.
— Ah, ¿Eso crees? — preguntó su otra madre, Soyeon, pasando su lengua por el interior de su mejilla izquierda.
— E-es broma, mami — cerró sus ojos y sonrió apretando su cara — Claro que estoy orgulloso de ser Kim Taehyung — rió — Pero... Taehyung Moore suena como a una clase de detective privado, un policía en cubierto.
— En otra vida podrás llamarte así — bromeó Soyeon — Cambiarte el apellido si quieres; pero aquí seguirían llamándote Moore Taehyung.
— ¿Más Taehyung?* — pequeñas coincidencias que le hacían bromear con el inglés y el apellido de su madre.
— Ya cállate, Tae y sigue comiendo — dijo Soyeon entre risas.
Emma por su parte acarició los suaves cabellos de su hijo y arrugó su nariz antes de darle unos besitos en su mejilla.
Un viernes en la tarde, después de las clases matutinas, sorpresivamente no dejaron demasiada tarea, así que el omega podía aprovechar de ir al hogar de sus madres y quedarse con ellas en todo el fin de semana y regresar un domingo tarde.
Y así aprovechar para pasear por su vecindario y hacer una visita a un viejo amigo.
