Estando en su último año de preparatoria, Kim Taehyung debería estar rodeado de cientos de amigos, yendo a fiestas y estudiando para su examen para ingresar a la universidad.
No quedarse solo, con un embarazo no planeado y un alfa rockstar del que n...
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Por un momento creyó haber dejado atrás el olor nauseabundo a alcohol, consultorio o lo que sea que las áreas de salud haga que huelan a lo mismo.
Está vez decidió vestir como siempre, ropa cómoda, elegante y brillosa como acostumbraba. Está vez no se sentía que se vestía común y corriente, como si estuviera a punto de infiltrarse con alguien más.
Como si fuera a cometer un crimen.
En realidad, lo que iba a hacer nunca fue un crimen, pero no podía evitar sentir como si eso fuera.
Tampoco lo estaba haciendo a escondidas de los adultos, con nada de apoyo más que el de uno de sus mejores amigos. Ahora contaba con el apoyo de mamá.
Taehyung trató de secar el sudor de sus manos en su pantalón de pana, suavecito y de color café clarito.
— Si sigues así, tendré que terminar comprándote más pantalones.
— N-no es necesario, mamá.
— No, tal vez ahora no. Pero después vendrán los pantalones de tallas más grandes. Ya sabes... para cuando crezcas.
La omega de ojos azules y cabello rubio le miró a los ojos y el menor hizo una mueca.
— ¿Hablas de esos horribles pantalones que tienen una banda enorme en la cintura?
— Esos mismos, cariño.
— ¿Tendré que usarlos?
— Bueno, solo si no quieres que tu estómago sea aplastado por algo apretado, o tu mismo estómago termine reventando tu bonita ropa.
— ¿No hay otra alternativa?
— Mmh... hay vestidos o camisones, son buenos para el calor, pero no para el frío.
Taehyung dejó de secarse y optó por dejar de juguetear con sus manos para que estas dejaran de provocar el calor y trató de calmar sus nervios que le provocaban la sudoración.
— ¿De qué tienes tanto miedo? — preguntó su madre — Lo más malo ya pasó.
— ¿Y qué fue?
— El tener sexo y embarazarte — ambos se miraron y rieron bajito — Bueno, decirle a tu madre y a mí, eso debió ser aterrador, pero me alegro que confiaras en nosotras.
— Estuve temblando una vez entré a mi habitación y Seokjin estuvo cuidándome todo el rato.
— Es buen chico, Kim Seokjin — le sonrió — No te dejó solo.