Estando en su último año de preparatoria, Kim Taehyung debería estar rodeado de cientos de amigos, yendo a fiestas y estudiando para su examen para ingresar a la universidad.
No quedarse solo, con un embarazo no planeado y un alfa rockstar del que n...
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Taehyung no tardó demasiado en saber a donde se dirigían. El alfa lo llevó en su espalda lo que parecieron ser alrededor de unos quince minutos, mientras recorría la escuela hasta llegar al estacionamiento donde se encontraba estacionada una vieja van familiar, desgastada, pero tenía el toque del alfa, o de toda su banda más bien.
Pintada todo de negro y con el logo de esta pintado con latas de aerosol en las puertas traseras. Jungkook abrió la puerta del copiloto para que Taehyung entrara por ahí, mientras él tomaba las mochilas y las arrojaba hacia atrás.
— No traías nada valor ahí, ¿Verdad? — preguntó una vez recapacitando por su imprudencia.
— No, lo único que traía era mi dignidad — bromeó carente de humor.
— Esto no se va a quedar así, Tete — le dio una sonrisita y cerró la puerta.
Rodeó la van hasta llegar al lugar del piloto y se montó en la camioneta. Metiendo la llave para encenderla y la música de rock no se hizo esperar.
— En mi casa, por suerte, no estarán mi madre ni mis fastidiosas hermanas, entonces estaremos bien. Nadie nos molestará — comenzó a manejar.
— ¿E-estaremos bien? — frunció el ceño — ¿Molestar?
Cuando Jungkook salió del estacionamiento y se reincorporó a la carretera, ajustó su espejo retrovisor y le dio una miradita rápida al omega.
— No es lo que piensas — comenzó a manejar con una mano — Es que ellas son un tremendo dolor de culo — hizo una mueca — Las amo demasiado, pero son demasiado fastidiosas con las personas que invito a la casa.
Taehyung se quitó la sudadera impermeable ya que Jungkook puso la calefacción de la camioneta. Y se sintió un tanto acalorado, o por los bochornos, o por el clima.
El omega se sentía completamente incomodo, no por el alfa. Más bien, por si él seguía apestando a café o a orina, quería seguir llorando pero ya lo había hecho lo suficiente.
Aun así, su lobo sí que quería llorar, así que lo hizo.
— Ay lo siento — dijo el alfa — ¿Dije algo mal?
— N-no — estaba demasiado sensible y dolido — Solo quiero darme un baño. H-huelo horrible.
— Estaremos ahí pronto, lo prometo.
— Y lavaré tu ropa y este asiento — dijo boqueando por aire — Todo lo l-lavaré. E-en serio.
— Hey, tranquilo — acarició su mano — Eso no importa ahorita, lo importante es llegar rápido y a salvo.
