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Salió de la última clase del día, junto a su mejor amigo, y caminaron hablando de manera animada hasta la puerta. Al salir por esta, alcanzó a distinguir la delgada figura de aquella morena que le había estado volviendo un poco loco los últimos días. Habían hablado un par de veces, iban juntos a algunas clases, y le había confirmado que asistiría a la fiesta que organizaba Mike por su cumpleaños. Agradeció a su amigo por haberla invitado, tenía todas las papeletas para ser su próxima conquista. Y tenía ganas de que lo fuera, le parecía preciosa.

        Después de comer con su familia, se dio una rápida ducha y se colocó una camiseta de algún grupo de rock, acompañada de unos pantalones negros y unas zapatillas blancas. Caminó hasta la casa de Mike, vivía bastante cerca, y tenía pensado pasarlo bien, beber, terminar quizá en la habitación de invitados, por lo que no cogería su coche. Pasaron la tarde organizando todo para la fiesta. Eryx colocaba aperitivos en los platos, mientras su amigo limpiaba el suelo. El castaño lo miro arqueando una de sus cejas.

—No merece la pena que limpies tanto —aseguró con algo de burla—, mañana por la mañana tendrás que hacerlo de nuevo.

         Mike negó con la cabeza, su amigo siempre era tan... despreocupado, algo pasota a veces.

—No voy a recibir a gente con la casa sucia —dijo el rubio, lo que hizo reír al otro chico—. Mañana limpiaremos otra vez, y será el doble que esto.

         Eryx lo miró con los ojos algo más abiertos que de normal.

—¿Limpiaremos?

—Sí, me vas a ayudar porque mis padres vuelven mañana por la tarde —afirmó Mike mientras ahora preparaba las bebidas en la mesa de la cocina.

        Eryx suspiró terminando de servir la comida. No le hacía falta decirle que le debía una, quizá era la forma de pagarle por invitar a aquella chica a su cumpleaños. A Mike le parecía un capricho, uno de los tantos que había tenido Eryx a lo largo de su adolescencia. La conocía, desde preescolar, quizá, aunque no había sido gran amigo de ella, ninguno de los dos realmente. Sin embargo, le extrañaba aquel repentino interés de su amigo por ella. Sabía lo que buscaba, y de igual forma, sabía que fuera lo que fuese, lo iba a conseguir.

        La gente comenzó a llegar cuando el reloj marcaba las nueve y media de la noche aproximadamente, pero por ningún rincón encontró ese pelo moreno. Era pronto para desesperarse, por lo que siguió con la celebración, bebiendo, y uniéndose a estúpidos juegos de niños. La botella giró, una y otra vez, frente a sus ojos en el suelo, hasta que paró justo apuntándolo a él. Le había tocado a Anna darle un beso. Conocía a Anna, Mike había tenido un par de revolcones esporádicos con ella. Le dio una rápida mirada a su mejor amigo, el cual se encogió de hombros ante su gesto, dándole la aprobación. Eryx era consciente de que esa chica no había significado nada para Mike, pero sentía que igualmente necesitaba pedirle permiso. Antes de que ella pudiera moverse, el castaño ya estaba con sus labios encima de su boca. El beso se mantuvo por unos segundos, hasta que fue él mismo quien se separó. 

Mamba negra #PGP2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora