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Salían de casa de Mike, tras haber cenado juntos sushi, y se subieron al coche para acudir adonde habían propuesto verse con Irish y Liam. Eryx le explicó donde vivía la castaña, y su amigo puso rumbo hacia su apartamento.
Eryx se limitaba a mirar por la ventana, no estaba demasiado seguro con los planes que tenían en mente. Mike había propuesto ir a un pub y bailar, disfrutar de la música, aprovechando la noche del viernes. Ellos podían beber, podían disfrutar sin remordimientos, sin preocuparse, pero él no. Le molestó que su propio amigo diera esa idea, porque sintió que en absoluto pensó en cómo le sentaría a él. Aunque lo entendía, eran jóvenes, no disponían de una gran variedad de planes que hacer, y qué mejor que una noche de fiesta en la que la música llenaría los silencios incómodos de personas que no se conocían.
—Irish no sabe que yo conocía a Phoebe —dijo Eryx, dirigiendo su verdosa mirada ahora hacia su amigo, advirtiéndole de alguna forma.
El rubio asintió levemente, aunque no iba a aguantarse el comentario que tenía en la punta de la lengua.
—Por lo tanto, no sabe que tuvisteis algo —contestó brindándole una fugaz mirada a su acompañante.
—¿Algo? —preguntó arqueando una ceja—. Nos acostamos un par de veces, eso no se puede considerar nada.
Mike no pudo contener la risa, mientras negaba con la cabeza.
—Fueron más de un par.
Eryx rodó los ojos, no le agradaba recordar esos acontecimientos, y menos cuando estaba cerca de ver a Irish después de unos días sin hacerlo. La última vez que había visto su cara fue a través de la pantalla de su teléfono, y la última que la había visto en persona, fue cuando la dejó con la palabra en la boca en la puerta de su edificio, tras haber discutido con ese chico, Dylan. Mike parecía divertirse rememorándole sus encuentros con Phoebe, y aquello le exasperaba aún más.
—Pareces sentirte culpable —habló de repente el rubio—, pero eso es parte del pasado, no va a impedirte hacer nada con ella.
El joven lo observó con el ceño fruncido, preguntándose si acaso él sabía lo que pretendía, quería, o esperaba hacer con Irish.
—Irish es diferente a Phoebe —susurró ahora él, pero Mike lo escuchó, alargando su mano para bajar el volumen de la radio—. A veces me pregunto qué habría pasado si nos hubiéramos conocido antes.
Su amigo lo escuchó con atención, y suspiró, torciendo el volante para girar en una calle. Habría deseado callarse, no soltar las palabras que se iban a escapar de su boca, lo habría deseado si hubiera sabido la mueca que pondría su amigo al respecto, lo que podría provocar en él.
—Creo que nunca te habrías fijado en alguien como ella —soltó Mike, sin pensarlo siquiera. Se arrepintió en el mismo momento que observó por el rabillo del ojo la expresión del castaño—. Ya sabes, tu estilo eran las chicas explosivas, atrevidas...
