Las afueras de la ciudad de Washington se hicieron visibles ante sus ojos. Irish estaba totalmente ausente, despistada, sumida en sus agobiantes pensamientos. La ansiedad le estaba ganando la batalla, y sentía que en cualquier momento soltaría algo indebido, acabaría escupiendo ese nombre que la llevaba acompañando durante todo el día. No se sentía capaz de observar a Eryx, porque le recordaba a ella, a lo que Phoebe le había dicho, simplemente se le hacía más difícil no arruinar todo. Porque tenía el presentimiento que en el momento en el que lo soltara, iba a ocurrir aquello. Estaba aterrorizada, porque tenía la sensación de que él huiría, porque ese miedo jamás se iba a ir.
Habían comido junto con Mike y Liam, y los cuatros habían partido de allí tras el almuerzo, aunque en coches diferentes. Irish había permanecido ausente, y Eryx lo había notado. En cierto modo presentía que algo no iba del todo bien, y deseaba cuestionarle sobre ello, a la vez que quería darle su espacio. Tenía miedo de que su extraña actitud tuviera algo que ver con los sucesos ocurridos esa misma mañana, con lo que ambos habían compartido, o incluso con su propio comportamiento posterior. Ella le había confirmado que estaban bien, sin embargo, aquello no le daba ninguna garantía de que realmente fuera así.
Eryx la observó durante unos segundos, totalmente absorta en el paisaje exterior a ellos, y soltó un leve suspiro a la vez que devolvía su atención a la carretera que se cernía frente a él. La sentía lejos, distante, la sentía ajena a su persona. Y no le gustaba en absoluto. Pero a pesar de su distracción, seguía viéndose indudablemente hermosa, haciéndolo todo aún más difícil. Irish ya sabía que la amaba, porque él mismo se lo había confesado, sabía que lo tenía, y aunque supiera que aquella chica fuera incapaz de jugar con eso, se sentía inseguro. Quería ser lo más apropiado para Irish, una buena influencia, quería ser todo lo que ella merecía. Deseaba que funcionara, y una voz dentro de su cabeza le recordaba que aquello jamás iba a ser así. Porque no estaba a la altura, y mejor que cualquiera, Eryx conocía que el amor podía no ser suficiente.
El castaño relamió sus rosados labios una vez más, y decidió que no podía aguantar ni un minuto más, la quería de vuelta con él, en ese coche.
—¿Estás bien? —preguntó posando su mano derecha en el muslo de Irish.
La fémina se tensó al instante, y dio un rápido vistazo a la mano encima de su pierna, justo antes de posar sus iris en el conductor, del cual provenía esa ronca voz. Irish sabía que la pregunta escondía más de lo que quería saber él, y de igual forma, conocía que Eryx esperaba una respuesta extensa, que diera sentido a su distante conducta.
—Sí —respondió—, solo estoy un poco cansada. —Concluyó, ganándose una confusa mirada por parte del chico—. Creo que voy a intentar dormir.
Irish se giró, dejando que la mano de Eryx cayera lejos de ella, posicionando su cuerpo mirando hacia la ventana del coche, y se acurrucó lo más cómoda posible, para después cerrar los ojos. No estaba cansada, ni siquiera tenía sueño, y sabía que no iba a poder conciliarlo. Solo lo vio como una buena táctica para evitar cualquier otra pregunta por parte de Eryx. Sabía que así la iba a dejar tranquila, aunque no la hubiera creído lo más mínimo, creía que no iba a hablar más, hasta que para su asombro, lo hizo.
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Mamba negra #PGP2022
Teen Fiction«Dicen que no hay razón para vivir con el corazón roto»