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El ruido de los pájaros cantando en el exterior, las patas de Archie rascando sobre las sábanas, la luz solar que invadía toda la habitación

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El ruido de los pájaros cantando en el exterior, las patas de Archie rascando sobre las sábanas, la luz solar que invadía toda la habitación. Irish despertó revolviéndose sin cuidado en su cama, estiró brazos y piernas a libre albedrío y bostezó. Frunció levemente al ceño al percatarse, de que efectivamente estaba sola, a excepción de su mascota. No se demoró demasiado en buscarlo por la habitación y se levantó, con la esperanza de que él estuviera en el baño, preparando el desayuno o quizá hubiera decidido pasar por su casa para coger más ropa.

—¿Eryx?

          Miró en el baño, buscó en el salón y finalmente, entró en la cocina para encontrarse en completa soledad. 

         Suspiró, a la vez que intentaba convencerse de que habría salido por algún motivo fugaz, quería pensar que volvería en cualquier momento, portando esa sonrisa que la había acompañado durante el día anterior, durante el último mes. Quiso creer que cumpliría su promesa, la misma que le había hecho hacía unas horas.

        Irish ahora buscó su teléfono, lo había dejado olvidado no sabía dónde, pero no recordaba haberlo usado durante un día entero. Empezaba a creer que lo había dejado en casa de Eryx, hasta que lo escuchó sonar no muy lejos. Se acercó hasta el bolso negro que había dejado encima del sofá, y sacó el dispositivo que resonaba dentro. El nombre de Mike iluminaba la pantalla, y de repente un mal presentimiento la arropó. Vaciló unos segundos si coger la llamada, hasta que finalmente descolgó, colocando el móvil pegado a su oreja. Irish se encontraba rezando en su interior, realmente imploraba porque ese mal sentimiento que había nacido en su pecho solo fuera un pensamiento, ansiedad, imaginaciones suyas.

—¿Sí?

—¡Joder Irish! Te he llamado como diez veces.

          La voz de Mike le soprendió. Su tono la hizo sobresaltarse levemente, ya que jamás lo había usado con ella antes, con nadie lo había escuchado hablar de esa forma.

—Lo siento, estaba durmiendo, ¿qué ocurre? —dijo dirigiendo su mirada hacia la puerta de entrada, aguardando inconscientemente el momento en el que esta se abriera, en que sonara el timbre, en que él apareciera.

          El rubio al otro lado del teléfono aclaró su garganta, al parecer incapaz de hablar, de decir en voz alta lo que pasaba por su mente, se negaba a exteriorizarlo, a soltarlo y terminar de confirmarlo, de decirlo y que al fin se hiciera realidad. Si se lo contaba, creía que no habría vuelta atrás, a pesar de que aún así no la había.

—Es Eryx. —Fue lo único que alcanzó a decir.

—¿Eryx? —preguntó algo confusa Irish—. Ha dormido conmigo pero ahora no está, supongo que volverá después de...

—No va a volver —interrumpió su amigo—. Él no va a volver, Irish.

           La joven permaneció por unos segundos inmóvil, ciertamente no sabía cómo tomarse aquellas palabras. 

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⏰ Última actualización: May 20 ⏰

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Mamba negra #PGP2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora