I want you.

Fiesta

Narrador omnisciente:

La música fuerte recibió a Mina mientras entraba a la fraternidad de Kim Yugyeom donde se realizaba la dichosa fiesta a la que se estaba arrepintiendo de ir, caminaba de la mano de Shuhua con quien parecería estaría toda la noche pues Tzuyu había dicho que no iría a la fiesta por asuntos personales, obviamente era porque sus padres se habían ido a Taiwán de emergencia y ella había quedado con casa sola para tener a Miyeon donde quisiera toda la noche. Mina de nuevo no se creía que prefería a la chica que le daba placeres carnales a ella con la que tuvo tantas buenas partidas de Warzone. Pero así era la vida, ya se desquitaría con ella.

—¡Vamos al patio trasero!—Gritó la omega para que pudiera escucharla entre el bullicio, la música y los universitarios borrachos bailando.

Mina asintió dejándose guiar por la taiwanesa quien hacía paso entre el gentío para ir hasta el patio. La casa era de dos pisos, amplia, al estilo estadounidense por lo que debía tener un patio con piscina en la que se surmegían adultos jovenes a besarse o manosearse. No había mucha gente allí y el ambiente era más calmado, muchos fumaban hierba en una esquina pasando el amargo sabor que dejaba con cerveza fría, otros la pasaban en la piscina y los demás esparcidos por el espacioso patio.

—¡Yeh Shuhua!—Una chica con flequillo se acercó a ellas con una sonrisa—. Pensé que no vendrías, pero sí lo hiciste y con compañía—Dijo mirando a Mina—. Tú eres de la facultad de lenguas, ¿no? Eres Miyaki.

Mina asintió y le sonrió con timidez sin quererla corregir.

—Ella es mi nueva compañera de piso, Yuqi. La que te había dicho—Puntuó la última parte haciendo que la china asintiera y después se diera una palmada en la frente.

—¡Claro! Mina—Habló apenada—. Lo siento, es tanta gente...¿Quieren cerveza? Mark consiguió cerveza alemana por un buen precio y les juro que les encantará. Vengan—Hizo una seña con su mano mientras comenzaba a caminar hacia un grupo de personas que estaban cerca de un barril de metal que tenía una mini canilla por la cuál salía la cerveza. Shuhua y Mina siguieron a la chica de flequillo, la japonesa no sabía mucho más de ella que no fuera que era amiga de Miyeon y de Shuhua además de que era una china con tenía dinero. Ah, también una voz gruesa. Por eso destacaba mucho sobre todo con los betas. El ambiente fue muy agradable, todos hablaban con mucha tranquilidad, bebían cerveza y parecían imperturbables por la música techno que casi tumbaba la casa. Mina no hablaba mucho, la que sí lo hacía era Shuhua quien después de unos cinco vasos de cerveza comenzó a discutir acaloradamente con una de sus amigas alfa quien, por desgracia, había dejado escapar de su boca un "los alfas siempre son mejores en muchas cosas que los omegas no" en frente de una omega como Shuhua. Mina hasta pensó que se llevaría muy bien con Nayeon si se conocieran, ambas se movían por ese odio ante la jerarquía de castas y con los planes que tenían los omegas desde que nacían.

—¡Solo viven en privilegio! ¿Y los omegas qué? ¡solo somos unas máquinas de parir para ustedes! Los mejores de las castas somos los omegas y no lo pienso discutir con nadie—Le espetó a Soojin quien parecía gozar de la reacción de la castaña.

La coreana intentó argumentar de nuevo pero Yuqi negó con su cabeza mientras miraba a su amiga.

—Vaya, eso fue intenso—Murmuró el segundo omega allí, Yeosang. Este había sido uno de los pocos omegas hombres que Mina conoció en su vida y era más simpático que cualquiera de los betas u alfas con los que haya hablado en su vida. Soojin miró a Mina intentando tener apoyo de la única alfa aparte de ella, pero la japonesa se limitó a terminar de beberse su cerveza sin decir nada. Apenas era la cuarta y ya estaba sintiendo el efecto del alcohol, lo que la estaba poniendo de los nervios, pero no quería incomodar a Shuhua quien se veía muy animada en aquél punto.

—Deberíamos bailar, ¿vamos, Soo?—Preguntó Yuqui a la alfa quien se encogió de hombros y la siguió, tal vez prefería ir a bailar a tener que seguir su discusión con la omega.

Shuhua bebió de golpe la mitad de la cerveza que tenía en su vaso, dejó caer su mano con fuerza en la mesa y después miró a Mina.

—¿Vamos?—Le dedicó una sonrisa torcida, Mina decidió aceptar aunque sus dotes de baile no eran los mejores.

De nuevo el calor, el humo y el olor a alcohol la recibieron una vez entraron a la casa. Fue guiada por la omega hasta un punto donde las luces neón las tenían totalmente iluminadas comenzando a sonar Mount Everest de Labrinth. Mina sintió su corazón acelerarse al ver como el baile de las demás personas se volvía más intenso, sus cuerpos se rozaban sin ningún pudor y sin ninguna vergüenza mientras la música los guiaba. Quería huir para no bailar esa canción con Shuhua, el nerviosismo la invadió y de pronto quiso alejar a la omega de ella, pero ya era muy tarde. Sus ojos se encontraron con los de Shuhua quien comenzó a bailar junto a su cuerpo con unos pasos sensuales. Cerró sus ojos dejando que sus oídos captaran la escencia sensual y lenta de la canción que iba hacia su punto más alto, la omega puso sus manos en sus pechos medio cubiertos por la tela de su vestido y de pronto la alfa se imaginó a Nayeon. La cara de aquella omega en sus épocas de celo la golpeó, su alfa se emocionó y creyendo ciegamente que la omega en frente era la misma la pegó contra su cuerpo mientras sus labios iban al cuello de la chica.

Pero entonces cuando la canción acabó la razón volvió a su cabeza y su primera reacción fue alejarse de golpe. Shuhua volteó a mirarla confundida mientras ella comenzaba a retroceder, ella no era la omega de la que se estaba enamorando, pero aún así la atracción estaba ahí latente saliendo en puntos como ese.

Lo siento, Shuhua.

Con eso salió pasando los tumultos de gente y corrió como pudo hasta su casa donde se dejó caer en su cama con fuerza sintiendo su corazón a mil por hora, un poco por lo rápido que corrió, un poco por lo ocurrido con Shuhua y un poco por Nayeon.

Im Nayeon estaba siendo una omega difícil de sacar de su corazón, pero tal vez Mina solo debía recordar que era la alfa quien saciaría sus celos y nada más.