¿Arrepentida?

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Narrador omnisciente:

Mina miraba en silencio a la omega que dormía plácidamente en su pecho, la luz del reciente alba traspasaba sus cortinas y ella seguía sin poder dormir aún cuando su cuerpo estaba pesado por el esfuerzo que hizo toda la noche. Ese día se terminaba su celo por lo que el arrepentimiento ya comenzaba a surgir en sus pensamientos, no podía simplemente aceptar que había pasado su celo con Shuhua sin pensar en que la había utilizado, aún cuando esta se ofreció para estar con ella. No se atrevía a aceptar que hubo momentos en los que se imaginó a la coreana, hasta llegó a escuchar su voz, pero quiso creer que fue porque su alfa la extrañaba, era una vil excusa ya que no había ocurrido eso nunca ni con una de las betas que le contrataba su padre. Ese día tenía clases, estaba tan agotada que quería simplemente dejarlas pasar.

—¿No puedes dormir, Mina?—La voz adormilada de Shuhua resonó en el cuarto. La japonesa bajó la mirada mientras la chica se removía en la cama.

Se sentía diferente. Extraña. Algo pasaría ese día, pero no podía siquiera predecir lo que ocurriría.

—No. Me pasa siempre que estoy terminando mi celo—Mintió apartándose de Shuhua.

Escuchó un leve gruñido de parte de la chica, pero decidió ignorarlo mientras salía de la cama, buscó unos pantalones de pijama y decidió salir de la habitación, pronto unos pasos la siguieron hasta la cocina donde los brazos de la castaña se colaron por su cintura abrazandola.

—No te ves muy contenta hoy—Murmuró Shuhua contra sus omoplatos.

Mina apretó los labios sintiendo como sus impulsos le gritaban que apartara a la omega lejos de ella por la culpa que sentía aunque sería peor si le daba la idea equivocada por lo que decidió dejar que siguiera abrazándola mientras hacía café en la cafetera.

—Debe ser por no dormir bien, tal vez—Contestó con simplicidad.

Hubo un leve silencio hasta que Shuhua se apartó para caminar a su lado donde la miraba fijamente. Los primeros segundos Mina la ignoró, pero después no pudo soportarlo más y decidió mirarla devuelta notando como su campo de visión era su cuello. ¿Y qué había en su cuello? El collar que le regaló Nayeon en la cabaña de la playa, tragó saliva con incomodidad para después tomar la taza con café humeante queriendo escapar.

—¿Qué harás hoy? Debo suponer que tienes clases. Creo que saldré un rato con Tzuyu para despejarme un poco, ya sabes—Habló tan rápido que le mostró su nerviosismo a la omega. Shuhua se sentó al frente suyo en la mesa de cuatro puestos sin la expresión alegre que tenía al estar a su alrededor, sus ojos no se apartaban del collar.

Lo que más le extrañó fue que Shuhua no dijo nada más sobre eso, solo le dijo que se le hacía tarde para las clases y se organizó para irse mucho después dándole un simple beso en la frente. Mina parpadeó varias veces antes de percatarse lo extraño que fue eso pero no le dio mucha importancia, texteó a Tzuyu y decidió tomar un largo baño sin ninguna preocupación.

[...]

—Realmente me saca de quicio—Espetó con molestia Shuhua lanzando su bolso contra el cesped sin ninguna piedad. Miyeon que la seguía de cerca se cruzó de brazos mirándola.

—¿De verdad te estás poniendo celosa por un collar?—Cuestionó y terminó por tomar asiento al lado de su amiga. Estaban en el campus después de que coincidieron en el tiempo libre entre las clases de ambas—. Mina ni siquiera es tu alfa, linda.

Shuhua volteó a ver su amiga con el ceño fruncido.

—Pero lo será pronto. Y cuando lo sea lo primero que haré es tirar a la basura ese maldito collar—Murmuró celosa cerrando su puño con fuerza—. Esa estúpida cree que con dinero puede tener lo que sea, incluso a Mina. Yo creo que ya le hice saber que soy una omega que Mina necesita, se veía tan bien follan...

—Ya tuve suficiente con que me contaras que casi te parte en dos en su celo—La detuvo Miyeon irritada. Shuhua solo rodó los ojos aunque después sonrió complacida al recordar su hazaña—. No me digas que en verdad le enviaste ese vídeo.

La castaña mordió su labio inferior con una sonrisa traviesa sobresaliendo por sus comisuras, Miyeon jadeó incrédula.

—En mi defensa fue demasiado satisfactorio, solo de imaginarme que esa tonta debió retorcerse al ver como Mina me estaba prefiriendo a mi en vez de a ella en su celo me hizo el día. De hecho se lo envié después de que Mina me lo hizo en la ducha—Una sonrisa diabólica se apoderó de ella.

Miyeon la miró por unos segundos con seriedad, pero después rió levantando su palma para que Shuhua la chocara.

—¡Eres una maldita perra despiadada! Me gusta. Yo haría lo mismo si alguna zorra quisiera llevarse a mi alfa, de hecho, esa barbie barata que acompañó a esa omega el día del partido, le estaba poniendo los ojos encima a mi Tzuyu—Recordó recelosa y solo rodó los ojos—. Pero bueno, me enorgulleces. Si se estaban llevando tan mal como dices eso debió rematar su relación fallida.

Shuhua se encogió de hombros y solo mostró una cara de falsa inocente.

—Solo di un empujón para que esas falsas ilusiones cayeran.

Y rieron de nuevo juntas sin saber que Sana las miraba a unos metros con visible molestia, había escuchado lo suficiente como para saber que Yeh Shuhua no era como se pintaba. La pelirrosa corrió de nuevo al mercedes donde la esperaba Nayeon, al entrar pudo ver la cara expectante de su amiga.

—Te están saboteando, querida. Mina no fue la que te envió ese vídeo, fue Shuhua y justo escuché como le decía a la plástica de su amiga que hundió tu relación con Mina—Contó sin tomar aire.

La castaña se quedó en silencio unos segundos para después abrir de golpe la puerta y salir.

—Esa va a saber quién es Im Nayeon—Bramó con enojo rodeando el carro para ir directamente hacia la taiwanesa.

—Mierda—Sana se bajó al instante corriendo lo que podía con sus tacones de punta que se hundían contra el césped—. ¡Nayeon espera!

Sabía que su amiga no estaba pensando del todo bien en aquél momento y que si comenzaba una discusión allí lo más probable es que terminara en la primera revista de chismes que saliera esa semana. Casi alcanza a la coreana, pero esta fue más rapida y llegó al lugar donde Shuhua hablaba con Miyeon.

—Qué agradable visita, señorita Im—Habló con tranquilidad Shuhua, pero sus ojos desbordaban satisfacción de ver en ese estado a Nayeon.

El pecho de la castaña subía y bajaba con fuerza, su rostro estaba colorado mientras sus ojos parecían cuchillas a punto de ser lanzadas contra Yeh. Sana la alcanzó, pero parecía muy tarde para hacerla entrar en razón, solo se limitó a mirar de mala manera a la quita maridos y después a Miyeon quien tampoco estaba muy contenta con su presencia.

Esto va a arder peor que Troya; pensó la japonesa mirando como Nayeon se preparaba para hablar.

I want you.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora