¿Error?

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Narrador omnisciente:

Mina había pasado un buen tiempo viendo televisión en la sala de su casa, eran casi las dos de la mañana cuando decidió que había sido suficiente.

—¿Ya te vas a tu cama?—Preguntó una voz desde el umbral de la puerta de Shuhua.

Mina se asustó un poco pero asintió, Shuhua parecía querer decir algo pero no tenía el valor suficiente o eso se veía al apretar sus labios.

—¿Necesitas algo o...?

Shuhua no dijo nada, solo caminó y se sentó a su lado. Hubo un silencio breve antes de que la japonesa se levantara dispuesta a irse pero la castaña la jaló de su brazo haciendo que cayera en el sillón, Mina la miró con sorpresa mientras la taiwanesa la miraba con los ojos brillosos.

—Shuhua...

—¿Nadie te ha dicho que eres una alfa hermosa?—Lo que dijo la chica hizo que se detuviera.

Mina no sabía qué decir a eso. Sus ojos veían a los de la omega, pero esta parecía querer aprisionarla con sus manos a pesar de que su cuerpo era un poco más pesado que el de ella.

—Debería irme a la cama. Esto no...

Pero la castaña la calló con un beso que comenzó con suavidad y comenzó a escalar mostrando la necesidad que tenía aquella chica por sus labios. Mina siguió el beso a pesar de que su mente le gritaba que no lo hiciera, sentía que estaba desquitando su visible frustración por lo que pasó con Nayeon en ese beso con Shuhua, aún así se dejó llevar. Las manos calidas de la omega se metieron bajo su suéter y comenzaron a recorrer su abdomen mientras el beso se volvía cada vez más intenso, Shuhua puso sus piernas al lado de las suyas quedando ella encima suyo para comenzar a quitar su camisón dejando ver su ropa interior y volviendo con el beso. Una de sus manos bajó por los pantalones de Mina comenzando a tocar su miembro por encima de sus pantalones para después intentar desabrocharlos, pero la japonesa se quitó de golpe parándose del sillón.

—¿Mina?

Aún con la respiración agitada y con sus pantalones desabrochados hasta la mitad del cierre, Mina negó arrepentida.

—Lo siento. Yo no puedo...

Con eso a su habitación donde se encerró. Allí se dejó caer contra la puerta hasta que quedó sentada en el piso de madera. Se sintió avergonzada al sentir su miembro erecto contra sus pantalones mientras su mente le repetía que era una idiota. Aquella chica no merecía que le hiciera eso solo por despecho, al menos pudo detenerse antes de que aquello llegara a algo más. Después de unos largos minutos cavilando en sus pensamientos, Mina tomó la decisión de dormir para no seguir pensando en aquél bochornoso escenario que había ocurrido.

[...]

Nayeon suspiró con cansancio terminando de guardar los últimos papeles de su escritorio para irse, Sana la esperaba fuera ya que la había visto tan decaída desde aquella visita de Mina que le había invitado a cenar. La coreana tomó su abrigo y salió de su oficina para caminar hasta el escritorio de su asistente donde Sana la esperaba recargada contra este, su mirada intentaba descifrar algún indicio de que su mejor amiga hubiera llorado, pero parecía solo estar cansada.

—¿A dónde quieres ir?—Preguntó Sana con tranquilidad mientras se adentraban al elevador.

Nayeon se recostó contra el frío metal del elevador encogiéndose de hombros.

—No lo sé, por mi está bien lo que tú quieras—Murmuró sin mucho animo.

Sana bufó y se cruzó de brazos mirando como el tablero electrónico cambiaba de números con rapidez. Las cosas se pusieron tensas después de que Mina abandonó la oficina, Nayeon había vuelto a la reunión pero no pudo concentrarse lo suficiente siendo severamente juzgada por la mirada de su padre quien se limitó a hablar de sus expectativas con el nuevo contador y se despidió diciendo que tenía agendada la merienda con su madre.

Sana y Nayeon fueron hasta el auto de la última donde fueron a uno de los restaurantes más visitados por ellas, vendían comida japonesa que hacían que la pelirrosa se sintiera como en casa. No hablaron mucho en el camino, o bueno, Nayeon se limitaba a responder mientras Sana hablaba como siempre con esa personalidad tan extrovertida. Llegaron al restaurante donde pidieron la cena y se quedaron allí en silencio con Sana mirando fijamente a su mejor amiga quien intentaba evitar una conversación que sabía terminaría teniendo con la japonesa. 

—¿Qué tan malo fue?—Preguntó Sana rompiendo el silencio.

Nayeon suspiró recostándose en el asiento, cruzó sus piernas y posó sus manos en su regazo sintiendo como volvía ese amargo momento vivido hace poco. Ella le contaba practicamente todo a su mejor amiga, Sana lo sabía todo de ella y ella sabía todo de Sana, pero en aquél momento parecía que sus palabras no querían salir haciéndole un nudo en la garganta.

—Creí que hacía lo mejor escondiéndole la existencia de las fotos a Mina, sin embargo, ella me dijo egoísta—Murmuró bajando la mirada, algunos mechones castaños caían por su rostro ocultandole sus expresiones a la beta.

Sana dejó salir aire por su boca estruendosamente para después correr su silla cerca donde estaba la de Nayeon dándole un apretón en su brazo.

—No indagaré demasiado si no quieres decir más, solo sé que Mina estaba muy enojada y golpeada. Cuando la vi pensé que se había metido en una pelea o algo parecido, pero recordé que ella parece un cachorro asustado—Rió haciendo que su mejor amiga lo hiciera también—. ¿Te gusta Mina, Nayeon?

Esa pregunta heló a la coreana. Ella ya se la había hecho en su mente, pero escucharla en voz alta y por otra persona le recordaba que intentaba suprimir la respuesta aunque era bastante notoria. Pero no le podía mentir a Sana, la conocía mejor que nadie y sabía que si le mentía era como estar confirmando lo mismo.

—Sí y eso me asusta—Admitió.

Sana frunció el ceño levemente por sus palabras.

—¿Por qué te asusta tanto? Es una universitaria que no sabe lo que es manejar a una mujer y es tan pasiva que, de hecho, parece más omega que tú—Razonó recordando entonces las tantas conversaciones que tuvo con su mejor amiga cuando un alfa intentaba cortejarla—. ¿Tienes miedo de que te quite independencia? ¿es eso?

Nayeon mordisqueó su labio inferior antes de asentir. Todavía no miraba a su mejor amiga porque sabía que se desmoronaría ante los sentimientos que se asomaban y ella no estaba en un lugar ni en un momento adecuado.

—Ella ha sido diferente a los demás alfas. No me presiona, es paciente, solo es dominante en el sexo y no interfiere con mis cosas. Ni siquiera le importa que esté liderando una empresa siendo una omega—Aceptó sintiendo como sus vellos se erizaban al recordar a la japonesa. En su mente solo se repetía las palabras dichas por ella, que era una egoísta que solo le importaba su imágen empresarial—. Lo que me da miedo es que cuando por fin acepte que me gusta y que quiero estar con ella en algo que no sea simplemente sexual, cambie su actitud.

Sana se quedó en silencio unos segundos. El mesero llegó con su pedido y después de dejar los platos organizados se fue dando una reverencia.

—Tú has interactuado más con ella que yo. Tal vez no la conoces lo suficiente y por eso está ese miedo, deberías dar el paso de salir a citas con ella donde no terminen en una cama—Aconsejó tomando los palillos de su plato—. También creo que debes esperar unos días a que se calme porque de que estaba enojada, lo estaba.

Nayeon asintió enderezándose y con un suspiro decidió comenzar a comer dejando de lado el tema de Mina.

I want you.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora