El celo del alfa

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Narrador omnisciente:

Pasó exactamente un mes desde que Im Boa destrozó las ilusiones de Mina, un mes donde evadió olímpicamente cualquier mensaje, regalo o visita de Im Nayeon. Aunque claro, tampoco es que haya tenido muchos ya que la empresaria estaba ocupada teniendo citas con Yoo gracias a su madre quien la estaba presionando para que siguiera saliendo con ella aunque la atracción fuera más física que sentimental, cansada de ser ignorada por Mina quiso centrarse en aquellas salidas sintiendo que Mina solo era una mocosa inmadura que no podía afrontar sus sentimientos como ella además de que Jeongyeon parecía comprender exactamente lo que le pasaba y la hacía sentir que no estaba exagerando en lo absoluto. Las llamadas, los mensajes y todo tipo de comunicación se detuvieron a las dos semanas, Mina se sintió más aliviada de que la coreana desistiera, pero entonces comenzaron a llegarle regalos, recados con Sana a quien ni siquiera le abría la puerta y quien se cansó relativamente fácil, por suerte todo cesó exactamente al mes donde Mina podía respirar con más tranquilidad sobrellevando mejor la tristeza, sin embargo, al mirar su calendario sintió que la suerte estaba jugándole sus peores pasadas.

Su celo comenzaría justo al día siguiente. No podía estar peor. No tenía una omega, ni quería pagar por una beta así que pensó en probar algún supresor o algo parecido pero después de preguntar en casi diez farmacias todas le decían que solo tenían para omegas o betas, nada de alfas. Irritada volvió a su departamento mientras comenzaba a anocher, su olfato se estaba agudizando, tenía algunos dolores pelvicos y se sentía más dominante de lo normal así que tener a una omega a una habitación de distancia no le estaba haciendo demasiado bien a su cordura. No se le ocurría nada para no ceder ante sus instintos carnales lo que la tenía preocupada, si iba con Tzuyu lo más probable es que no ayudara en nada y rentar a una beta solo la ponía en conflicto como las demás veces. En sus celos anteriores solo se encerraba en su cuarto a dormir todo lo que pudiera aún cuando sudaba a chorros y tenía erecciones tan dolorosas que la hacían llorar, todo por no querer utilizar a una beta o una omega. Las cosas no mejoraron cuando Shuhua salió de su habitación con un simple camisón hasta la mitad de sus muslos que dejaba bastante a la imaginación de la sudorosa alfa quien se apegaba a su silla giratoria con fuerza.

—Haré algo de cenar. ¿Quieres?—Preguntó con suavidad desde el marco de la puerta.

Mina desvió la mirada intentando que Shuhua no viera el sonrojo en su rostro. Su alfa interior le gritaba que tomara aquella omega de una buena vez para comenzar el celo, pero no era correcto, no quería aprovecharse de ella.

—No, gracias.

Hubo un silencio. Creyó que Shuhua se iba a ir apenas respondiera, pero ella se quedó allí mirandola con detenimiento. No me mires tanto, por favor, te darás cuenta de esto...pensó apretando más su mandíbula.

—Estás sudando mucho...—Murmuró con voz preocupada. Después se acercó se puso de cuclillas delante suyo—. Vas a entrar en celo—Afirmó mirando los ojos más oscuros en la japonesa.

Mina intentó alejarse, sin embargo,la taiwanesa la atajó al instante. Se miraron en silencio, Shuhua tenía una leve sonrisa en sus labios que Mina no pudo descifrar.

—Vamos a ducharte, Mina.

—¿Q-Qué?—Cuestionó con voz queda. Pero la castaña con rapidez la paró de la silla y la guió al cuarto de baño donde la sentó en la tapa del retrete, sus manos fueron al borde de su camiseta, pero Mina la detuvo.

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