La cita

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Narrador omnisciente:

Nayeon jamás pensó que estaría en una cita con Jeongyeon después de lo que había hecho, pero ahí estaba en el mejor restaurante de la ciudad mirando la carta y sintiendo aquella mirada intensa de la alfa sobre ella. ¿Cómo terminó así? Todo empezó en la noche de películas en su casa residencial, su hermano invitó a la rubia quien se disculpó con ella, en realidad se veía avergonzada por lo que hizo así que aceptó las disculpas sin muchas trabas, sin embargo, después le pidió que tuviera una cita con ella como compensación, quería negarse, pero su hermano insistió en que sería como "conocerse de nuevo" por lo que limitó a aceptar demasiado dudosa. Así que el sábado a eso de las siete la recogió en su lujoso BMW M2 negro con el que se llevó más de una mirada. Así llegaron a una mesa con vista al precioso Seúl adornado por los edificios altos y luminosos, el cielo despejado y la juventud de la noche reluciendo entre las calles.

—¿Qué te apetece?—Preguntó la rubia con una voz suave.

Nayeon seguía ojeando la carta sin mucho interés, había almorzado algo tarde por lo que quería algo ligero para comer.

—Una ensalada peroné—Contestó bajando la carta para poder apreciar a la alfa. Esta llevaba un traje a la medida gris que resaltaba con el nuevo color de cabello que tenía, un negro azabache que debía reconocer se le veía muy bien.

—Bien, yo pediré una chuleta de res bañada en salsa Martín—El mesero apuntó silenciosamente en su libreta, Nayeon no había reparado en su presencia hasta ese momento—. Además de una champaña Moet, por favor.

Los ojos de Nayeon se abrieron con sorpresa, aquella alfa iba dispuesta gastar demasiado dinero solo en una cena. Era obvio que quería impresionarla y sinceramente solo el hecho de pedir una champaña de casi doscientos mil wones la botella ya era demasiado. El mesero hizo una reverencia para después retirarse llevando consigo las cartas, hubo un silencio en la mesa que Nayeon catalogaría como incómodo. Jeongyeon se dio cuenta de esto por lo que aclaró su garganta mientras apoyaba sus codos en la mesa para ver mejor a la empresaria.

—Por si no te lo había dicho antes, estás hermosa la noche de hoy—Halagó como si no se hubiera percatado del vestido azul marino que llevaba la coreana esa noche, además volvía a tener el flequillo en su frente acariciándole las cejas.

—Gracias. Tú también lo estas—Agradeció con simpleza.

Escuchó una leve risita de parte de la alfa que hizo que le prestara toda su atención.

—Realmente eres mi tipo. No te dejas sorprender por el mínimo halago por el gasto exuberante que hagan para que te impresiones y lo entiendo, de una omega que ha tenido tantos pretendientes descerebrados y aparte todas las comodidades no es algo fácil conquistarte—La había analizado demasiado rápido, pero había dado directamente en el clavo—. Sé más de ti de lo que crees, linda.

Nayeon levantó ambas cejas sin mostrar verdadera sorpresa.

—¿Debería preocuparme, señorita Yoo?—Cuestionó con seriedad.

Pero la pelinegra ni se inmutó, aquello le pareció más atractivo.

—Te voy a demostrar que puedo ser más que una simple alfa que quiere obtener tu amor—Le dijo mirándola directamente a los ojos.

Nayeon se cruzó de brazos y la miró con interés.

—Ya lo veremos.

Justo en aquél momento apareció el mesero con la comida y la champaña. Nayeon presentía que iba a ser una velada interesante, pero muy peligrosa para sus sentimientos.

[...]

Mina dio un respingo mirando como de nuevo le daban una buena paliza en el Warzone, llevaba jugando desde que cayó el sol y eran casi las doce pero ella no había ganado más de cinco partidas. Shuhua salió después de decirle que habría una pijamada en los dormitorios con Yuqi y Yeonsang por lo que se encontraba totalmente sola en el departamento disfrutando el poder estar en ropa interior con libertad. Como era fin de semana aprovecharía a jugar sin descanso hasta que amaneciera y dormiría todo el domingo sin tenerse que preocupar por nada más, pero sus planes cambiarían cuando el timbre sonó unos segundos después de que maldijo al usuario que la mató en aquella partida.

Creyendo que sería Shuhua por lo olvidadiza que era con sus llaves, se levantó y caminó hasta la puerta donde la abrió esperando ver el rostro de aquella omega con una cara de "lo siento, olvidé llevarme las llaves de nuevo" En cambio estaba una castaña con un lindo vestido azul mirándola en silencio. Mina la miró unos segundos, sin saber qué decir. Ni siquiera se sintió avergonzada cuando los ojos de aquella omega recorrieron su cuerpo semidesnudo medianamente ejercitado ya que se habían visto más veces sin ropa que con ella puesta.

—Mina—La voz de Nayeon sonó como un eco en la solitaria calle—. Te extraño.

Mina supo en ese instante que Nayeon no estaba tan sobria como aparentaba. ¿Cómo es que podía mantenerse de pie con unos zapatos tan altos? Ni ella se lo explicaba, solo mordió su labio inferior sin saber qué decir. Ella también la extrañaba, pero no lo diría a viva voz, su orgullo le podía.

—¿Qué haces aquí?—Preguntó ignorando lo que dijo la empresaria.

Nayeon dio dos pasos al frente acortando la distancia y cuando la japonesa intentó retroceder la tomó del dorso de su brazo.

—Te necesito—Arrastró sus palabras mientras el aliento caliente chocaba contra la mandíbula de la pelinegra.

Las manos frías de la castaña subieron por los costados del abdomen de Mina y pararon en sus mejillas, las cálidas manos de la japonesa intentaron sacarlas de su cara, pero la omega se negaba a dejar el contacto.

—Debes irte a tu casa, Nayeon. Conseguir un alfa que tenga el dinero que tú tienes, que sea de estatus y no una universitaria subsidiada como yo—Le dijo con un tono rencoroso. Los ojos de Nayeon eran brillosos aún con la poca luz que tenían en aquél momento.

El rostro de la castaña se acercó lo suficiente para que Mina se concentrara en sus ojos, en su rostro y que interpretara que ella realmente estaba muriéndose por su amor.

—No me importan...Yo solo te quiero a ti, Mina—Murmuró en los labios de la japonesa.

Cerró la puerta con fuerza y no esperó mucho para abalanzar sus labios contra los de Mina quien los recibió sin ninguna objeción. Ambas tenían aquella necesidad de estar juntas, de tocar sus cuerpos con tanta pasión que desbordaba de sus almas sin piedad porque sentían que eran la una para la otra aunque no lo dijeran. A tropezones llegaron a la cama de la japonesa donde su consumó su amor, con necesidad, pero sin llegar a la violencia, con ese toque de sensibilidad y de delicadeza que solo podían brindarse la una a la otra. Los besos de Mina se repartían por las clavículas de la coreana mientras sus caderas se movían con sincronía contra las de la omega quien gemía por lo bajo sintiéndose en la cúspide del placer plantando sus uñas en la cintura de la pelinegra.

—Creo que...te amo—Murmuró en el oído de Mina.

—Yo también...

Pero las palabras podían quedarse en el aire cuando habían tantas cosas que podían romperlas.

—¿Esto es un tipo de reconciliación?—Preguntó Mina sin parar el movimiento en sus caderas.

Nayeon sonrió y se inclinó para besarla.

—Tómalo como desees—Contestó antes de volver a atacar sus labios.

I want you.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora