Narrador omnisciente:
—¿De verdad te dijo eso?—Preguntó Tzuyu sorprendida mientras tomaba con la cuchara un poco de helado-m—. Esa mujer es malvada.
Mina suspiró recostándose en el espaldar de la silla de la heladería en la que estaban.
—No fue una mujer precisamente grosera, pero supo escoger sus palabras para que dolieran—Aceptó sin mucho ánimo. Ella había pedido gelatina de fresa picada con crema batida, pero no había comido mucho, el tema de Nayeon surgió justo en ese momento y el apetito había desaparecido. No había quitado de sus pensamientos lo que hizo con Shuhua, lo mal que se sentía por utilizarla cuando sabía que las cosas se mal entenderían para la omega—. No quería contarlo, pero siento que debo saber la opinión de alguien más, eres de las pocas personas que tengo si no es que eres la única.
La castaña dejó de masticar y tragó su pedazo de helado antes de hablar.
—No debiste dejar de lado lo que sentías por Nayeon solo porque te lo dijo esa señora. Es obvio que intenta separarlas para que se enamore de esa tal alfa que está conociendo si es que existe—Contestó poniendo una cara más seria. Parecía tomar el asunto con suma importancia después de ser una idiota inmadura la mayoría del tiempo—. ¡Lucha por esa omega y no dejes que señoras estiradas te la quiten! Por mucho que sea su hija no tiene el poder de decidir. Mina, ¿realmente no hablaste con Nayeon sobre esto? ¿Ni siquiera pensaste en lo que ella sintió al alejarte de ella sin ninguna explicación?
Aquella fue como una montaña rusa de emociones para Mina. Su corazón se sacudió ante el egoísmo con el que había pensado todo ese tiempo, solo se concentró en lo que dijeron los demás, pero nunca se preguntó por lo que pensaba Nayeon o siquiera si estaba interesada de verdad en otra persona que no fuera ella. ¿Ella realmente le gustaba sentimentalmente a Nayeon?
—Yo no...Esto es jodidamente complicado. Nunca me he enamorado y sobrellevar esto es extraño...¡Justo me topo con una omega que dirige una empresa con una familia más alfista que cualquier otra!—Se oía frustrada pero Tzuyu quería que lo sacara todo. Su mejor amiga se guardaba demasiadas cosas y solo sufría en silencio—. Dios...He sido una idiota.
Hubo un leve silencio en la mesa. Los ruidos de los niños jugando en el área infantil era lo único que lo perturbaba, Tzuyu miraba fijamente a su amiga mientras esta parecía tener un lío mental. Lo entendía, había cometido estupidez tras estupidez y había rematado acostándose con Shuhua justo en su celo donde el alfa es tan susceptible a sentir más apego con quien lo pase, pero no quería recalcárselo a su amiga para que se martirizara aún más.
—Búscala. Arregla las cosas. ¡Sé un alfa por una vez en tu jodida vida!—Le dijo fervientemente ganándose una mirada de la pelinegra.
—¿Y si ya tiene algo con esa alfa?—Preguntó mordisqueando su labio con nerviosismo.
La castaña se levantó y acercó su rostro al de su amiga tomándola con fuerza por sus hombros.
—¡Pues se la robarás porque era tuya desde un principio!—La motivó haciendola sonreír.
Las dos estaban tan ajenas al alboroto que se estaba armando en la universidad de Seúl.
Allí en el campus una pelirrosa intentaba alejar a su mejor amiga de la omega a la que se le iba a abalanzar mientras le gritaba todo tipo de insultos. Shuhua realmente sabía sacar de quicio a Nayeon con solo existir, no fue sorpresa que fuera el fósforo que encendiera la ira de su amiga al decirle algo tan estupido como: "Mina me prefiere a mi en estos momentos". Parecían unas niñas más que una empresaria veintiseis y una universitaria de veinticuatro años.
—¿Estás muy feliz creyendo que tienes a Mina? ¡Ja! Ya verás...—Le dijo intentanto provocarla, pero la taiwanesa se veía imperturbable.
—Idiota, ¿ese vídeo te puso tan mal? Bueno, eso que no viste mucho más. Diría que Mina la tiene tan grande que me hizo ver más que estrellas...
La palma de Nayeon cayó de lleno en la mejilla de Shuhua quien jadeó sorprendida, al parecer la tomó desprevenida al haberse confiado de que Sana la retenía, pero fue la misma japonesa que permitió que la cacheteara. Miyeon, quien se mantuvo al margen hasta ese momento, saltó de su sitio poniéndose en frente de su amiga mirando con furia a Nayeon.
—¿Quién carajos te crees para venir a agredir a una estudiante en el propio campus de su universidad? ¿No que eres tan importante? ¡Todos se darán cuenta de que eres una simple gata! Ya lo verás...
Sana se adelantó a plantarle cara. La miró con sus ojos avellana amenazadoramente mientras Nayeon quedaba tras suyo, Miyeon puso una sonrisa burlona cruzándose de brazos.
—Ten cuidado con lo que dices. Podemos arruinar tu vida laboral sin que siquiera comience. No creo que quieran tenernos de enemigas—Hicieron contacto visual mientras sentía la mano de Nayeon tomar su falda con fuerza mirando por encima de su hombro.
Miyeon rió sin ganas dando un paso más al frente. Ambas se miraban con intensidad intentando mostrarse más intimidantes.
—¿Crees que te tengo miedo, eh? Solo eres la estúpida sombra de esta—Dijo mirando fugazmente a Nayeon—. No debieron venir aquí desde un principio. Solo mira a tu alrededor, ¡no son más que un espectáculo! Payasas.
Sana apretó su quijada, había hecho lo mejor posible para contenerse, pero Miyeon no colaboró lo suficiente. Sin pensarlo mucho se abalanzó contra Miyeon quien enredó sus dedos en su cabello rosa al instante, ambas rodaron hasta el césped donde comenzaron a pegarse puños, arañarse el rostro y jalarse del cabello con resentimiento. Nayeon corrió intentando parar a Sana, pero fue detenida por Shuhua.
—Nosotras dos no hemos acabado—Dijo, antes de que la coreana pudiera replicar encestó un puñetazo en el pómulo de esta quien no dudó en devolvérselo en su estomago.
Los demás estudiantes miraban, unos reían, otros grababan, los demás solo se jactaban por la pelea y algunos quisieron ayudar a separarlas, pero no hizo falta. La patrulla de policía llegó con las sirenas sonando estruendosamente lo que no pronosticaba el mejor final para la pelea.
Y la razón principal seguía ajena a todo en algún lugar de Myeongdong.
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I want you.
FanfictionNayeon es una omega autoritaria que después de mucho esfuerzo y de forjar su carácter pudo heredar la empresa de su padre. Sabe que no quiere pareja pero sus celos le piden con desesperación un alfa que pueda calmarlos, parece que ni sus pastillas l...