Salí de mi salón con la emoción e ilusión de ver a Matías. Me apresure a bajar y me senté junto al árbol, esperándolo.
Mire en todas direcciones, impaciente, buscándolo con la mirada. Entonces lo vi acercarse a donde yo estaba, tan solo mirarlo hizo que mi estómago de un vuelco, incluso podía sentir mariposas, que revoloteaban por todo mi cuerpo. Cada paso que daba hacía que mis nervios aumentaran, incluso podría desmayarme en estos momentos.
Se detuvo y me hizo un gesto con la cabeza para que lo siguiera. Sin comprender, decidí seguirlo, a una cierta distancia. Su espalda era lo único que podía ver, también sus piernas y su...
Negué con la cabeza para quitar todo pensamiento pervertido. Y decidí pensar en otra cosa.
¿Por qué no voy y lo abrazó de espaldas?
¿Por qué no me acerco más a él y le cojo la mano? ¿No se supone que estamos juntos?
No lo sé, una parte de mí quiere hacer eso.
¿Entonces por qué no lo hago?¿Qué es lo que me detiene?
Tampoco lo sé, algo evita que yo haga eso. Hay algo que no me lo permite, y no sé que es.
Llegamos a la parte trasera de la preparatoria. Nunca había venido aquí, la preparatoria es bastante grande, y no quería explorar porque temía perderme. Cómo iba a estar aquí bastante tiempo creía que con el tiempo lo iría descubriendo.
Matías se adentro en un salón, el cual noto que todas las ventanas están cerradas, al estar tapados con ¿papeles?
Al parecer este es un salón en reparación. Aún así decidí entrar al salón.
Está todo oscuro, no puedo ver nada. Busco el interruptor de la luz. Ojalá que aún funcione. Aprieto el botón y la luz se enciende.
¡Bien!
Miro lo que se encuentra enfrente mío, las paredes despintadas, un pizarrón bastante viejo, demasiadas sillas, y mesas, algunas rotas, y viejas, pero ¿dónde está Matías? ¿Entré al salón equivocado?
Sentí unos brazos rodeando mi cintura y vi como el rostro de Matías pasaba por encima de mi hombro. Me dio un beso suave en la mejilla.
—Hola, mi pequeña —susurro a mi oído de manera seductora— A partir de hoy este será nuestro escondite
Voltee para verlo, y acomode mis manos sobre su pecho.
—¿Por qué un escondite? ¿Nos estamos escondiendo? —pregunté.
—Pues... —titubeó— no quiero que los profesores vean las cosas que haríamos...
—¿Ah sí? —alce una ceja— ¿Y qué haríamos?
—No seas impaciente, pronto lo sabrás —elevó la comisura de sus labios.
No dude ni un minuto más, me puse de puntillas, acomodé mis manos alrededor de su cuello y lo acerque a mí. Nuestros labios se movían con voluntad propia, no hacía falta controlarlo. Sus labios tan deliciosos como siempre que hacían que deseen más y me roban el aliento.
Me levanto y me sentó sobre una mesa mientras el beso continuaba. Al despegar nuestros labios y al abrir los ojos note que la luz se había ido. En otras palabras, no había luz.
Extendí mi mano hasta el interruptor de la luz pero no pude presionarlo porque Matías me lo impidió.
—No podemos encender la luz —escuche que dijo mientras comenzaba a darme besos húmedos por mi cuello.
—¿Por qué? —intente decir con naturalidad, pero sus labios sobre mi cuello comenzaban a afectarme.
—Nos descubrirán...
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El Playboy Y ¿la Impopular? [EN PROCESO]
Teen FictionTodos tenemos algo o alguien que no podemos olvidar, fue parte de nuestro pasado pero nunca dejemos que eso arruine nuestro presente. No es nada fácil superar las cosas del pasado, pero no pensemos en eso, ya no se puede cambiar mejor pensemos en el...