Capítulo 34: ¿Así terminan las cosas?

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Dos semanas pasaron desde que Matías me declaró sus sentimientos. Por las noches vino a verme, pero lo hacia a veces diría raras veces. En la preparatoria escasas veces nos encontramos a escondidas. Creía que todo sería diferente... creía que seríamos como Juliet y Marcos...

¿No dicen que cuando amas a alguien no puedes ni estar lejos de él, o siempre quieres estar con él... ? Eso es lo que quiero con Matías... pero veo que él no, pensaba que le importaba, pero no es así...

"¿Qué son?"

"Solo juega contigo, Ivana"

"A Natalia la reconoce ante todo el mundo como su novia, y ¿a ti?"

Me viene el recuerdo de las palabras duras de Aiden, y por mucho que me duela admitirlo tenía razón... y yo también lo tenía.

Comenzaba a hacerme ilusiones con él pero será mejor que me las deje de hacer, antes de que salga más lastimada.

Matías no está interesado en mí.

Esa la frase la he repetido tantas veces, que ya es cansador pero es la verdad, y decirla, repetirla, hace que el dolor vuelva.

Creía que terminaría su relación con Natalia, pero no lo hizo, y no lo hará, seguirá con ella. Después de todo tenía razón, la ama. Trate de confiar en él pero me desilusionó. En las pocas veces que vino a visitarme por las noches, no me dijo nada ni mencionó el tema de qué éramos él y yo. Esta jugando conmigo, pero este juego se acabó.

Baje del tejado por el árbol. Al pasar por la ventana, dude por un momento, Matías me dijo que siempre mantenga mi ventana abierta, sin traba ni cortinas.

Finalmente lo hice. Puse la traba y las cortinas. Quizás hoy no venga pero estoy segura que algún día lo hará. Pondré la traba y las cortinas todos los días.

Me recoste de costado, abrazando mi almohada, mientras recordaba cuando él estaba enfrente mío sonriendome diciéndome hermosas palabras que salían de esa perfecta boca, de esos apetecibles labios. Negué con la cabeza para eliminar esos recuerdos, no quiero ponerme sensible. Me dormí.

El sonido de mi celular, y el de la ventana hicieron que me despertara. Alguien tocaba mi ventana, abrí los ojos y vi la silueta oscura de un cuerpo masculino a través de mis cortinas. Era él, era Matías.

Lo observaba mientras él seguía golpeando la ventana y asomándose, intententando ver mi habitación a través de las cortinas. Mi celular sonaba, lo agarré y vi que era una llamada de una persona desconocida, era él, lo sé, ese es su número. Lo puse en silencio para que no hiciera ruido y decidí seguir durmiendo.

¡Que te jodan, Matías Santegui! ¡No dejaré que juegues contigo, ni caeré en tu estupido jueguito!

¡Largate con tu novia y deja de meterte en mi vida!

Me acomode más en mi cama y me tape con la manta y continúe durmiendo.

***


Al despertarme con pocas energías y con cara de que no descanse bien, decidí tomar mi celular, para ver la hora.

20 llamadas perdidas —leí. Eran de él.

¡Mierda! ¡Si que era molesto!

Elimine el registro de sus veinte llamadas.

Me levanté de la cama y me fui al baño a lavarme la cara. Luego de eso desayune para no parecer un muerto que se arrastra por faltas de energías, y para que no me castigue mi madre.

Al salir de mi casa miré la casa de al lado, buscando a Aiden, esperando encontrarlo o que justo este saliendo para la preparatoria. Pero al no verlo ni encontrarlo seguí mi camino.

El Playboy Y ¿la Impopular? [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora