Capítulo 1: Dónde todo comenzo

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Dónde todo comenzó

¿Olvidar? ¿Y superar? Son dos palabras fuertes y aveces complicadas de lograr. Ustedes creen que el celebro hace bien al olvidar ciertas cosas, ciertos recuerdos...

Pues al principio creí que olvidar era lo peor, en algunos momentos las personas olvidaban las fechas importantes, como los aniversarios, o el cumpleaños de tus hijos, su esposa o su novia.

Pero luego me di cuenta que olvidar era lo mejor, porque a veces hay ciertas cosas que las personas necesitan superar para seguir con su vida o incluso necesitan superarlo para su salud.

Nunca creí que un solo momento, iba a afectar todo mi futuro, y mi presente, pues uno mis recuerdos más hermosos de mi infancia que tanto adoraba se transformo en uno de los recuerdos que tanto deseo olvidar.

El horrible recuerdo había comenzado cuando con mi familia fuimos a un día de campo no recuerdo muy bien como se llamaba el lugar pero me acuerdo que era como un bosque.

—Papá, ¿por qué tengo que ir? Yo me quiero quedar en casa. —le dije a mi padre como una niña caprichosa.

—Ivana, no te puedes quedar sola en casa. Además así pasamos tiempo en familia. A donde vamos es como un bosque te va a encantar, tienes que interactuar con la naturaleza. —me respondió mi padre, se llama Daniel, es un padre muy bueno, y muy divertido pero cuando es serio es realmente serio.

—No quiero ir, ahí hay muchos insectos, no me gustan los insectos, como las arañas, me van a picar y luego morire.

—Que dramática. —dijo mi hermana, se llama Valeria, ella no es una persona cariñosa, solo lo es con los animales, los adora, yo también pero no tanto como ella. La diferencia es que ella hace todo por ellos y yo no tanto.

—No te vas a morir. Aparte de esos tipos de insectos también hay mariposas podrías dibujarlas, llevas tu cuaderno ¿no? —dijo mi madre, se llama Andrea, una madre que siempre nos cuida y tanto adoramos; a pesar de lo exigente que es; ella no están divertida como mi padre pero aún si la queremos mucho.

—Si pero... —decidí no decir nada más, porque sabía que no me iban a hacer caso.

Aunque hasta hace poco me alegraba que ellos me hayan obligado a ir, ya que si no me hubieran obligado, no lo habría conocido... Pero luego empecé maldicer ese día, ya que lo había conocido.

Recuerdo que mis padres estaban preparando la comida cuando decidí ir a explotar el lugar yo sola, me lleve mi cuaderno, por si veía algo y me gustaría dibujarlo.

Unos minutos después de caminar me había dado cuenta que estaba perdida.

Me senté al lado de un árbol pensando y tratando de recordar el camino, cada minuto pasaba y me ponía más nerviosa, sino los encontraba me quedaría aquí para siempre. Varias lágrimas caían en mi mejilla (de pequeña era muy sensible). En ese momento sentí que algo caminaba por mi mano izquierda, levante la viste, mire, un ser con varias patas caminaba en mi mano, era una araña. Estaba a punto de gritar cuando apareció un chico de más o menos mi misma edad, con pelo rubio y con hermosos ojos azules los cuales nunca olvide, los ojos más hermosos que vi en mi vida.

—¿Quién... er-res? —le pregunté entre lagrimas.

—No grites, tranquila. —me dijo y me sonrio, la sonrisa más linda y dulce que nunca había visto. —baja lentamente la mano al suelo.

Le hice caso, la araña se bajó de mi mano, en cuanto se bajó recuerdo que di un salto para alejarme de la araña.

—¿Cómo te llamas? —me pregunto el chico.

El Playboy Y ¿la Impopular? [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora