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─¡Lo sabía! ─Exclamó Heejin. Rara vez se la veía tan emocionada.─ Sabía que eras un niño desde antes de que nazcas. 

─¿En serio?

─Sí. ─Al escuchar esto, Hana suspiró de alivio.─ Siempre quise un hermanito... Pero, oye...

─¿Qué? 

─No puedes seguir llamándote Hana entonces. Hana es nombre de niña. ─Ambos se pusieron a pensar en un nombre para ponerle.─ ¿Y si les preguntamos a mamá y a mami cuando lleguemos a casa?

Hana asintió emocionado. En serio quería un nombre de niño. Al cabo de unos minutos, Chaeng llegó y ambos se subieron al coche. Hana fue todo el camino en silencio, pensando acerca de su nuevo nombre, mientras Heejin miraba el paisaje.

─¿Por qué tanto silencio? ¿El gato les comió la lengua? ─Bromeó Chaeyoung, obteniendo una mirada confundida por parte de Heejin.

─No hay gatos en la escuela, no podrían comernos la lengua, mami... ─Chaeyoung rió ante la respuesta de su hija.

─¿Y tú, Hana? ¿Por qué tan callada?

─No, mami. Hana es un niño. ─Corrigió Heejin.─ Deberías decir "¿Por qué tan callado?"

Chaeyoung la miró con sorpresa, para luego mirar al pequeño que estaba perdido en sus pensamientos. Al final, lo que pensó en la mañana era una realidad. Hana era transgénero.

─¿Eso es verdad, Hana? ─Preguntó Chaeyoung, sacando al pequeño de sus pensamientos, mientras detenía el coche frente a la casa.

─¿Q-qué cosa? ─Ladeó la cabeza con confusión.

─Que eres un niño.

─Ah... Sí. Soy un niño. ─Chaeyoung, al escuchar esto, salió del auto y abrió la puerta de Hana. Se agachó y lo abrazó.

─Entonces eres mí niño. ─Le dió un beso en la frente y el pequeño sonrió. Ahora sólo necesitaba decirle a su mamá Mina.

Los tres entraron a la casa y la japonesa los recibió con muchos besitos, como siempre lo hacía. Una vez acabó, todos juntos fueron a almorzar. No es necesario aclarar que Hana se encontraba muy nervioso. No sabía porqué, en realidad, pero aún así sentía un nudo en la garganta y tenía algo de miedo.

─Minari, Hana tiene algo que decirte. ─Dijo Chaeyoung, mientras apoyaba su mano en el hombro de su hijo.─ No te preocupes, corazón. Todo va a salir bien. ─Esta vez le susurró al oído al pequeño, quien se armó de valor y asintió.

─¿Qué cosa, cariño? ─Mina lo miró y le dió una sonrisa reconfortante.

─Soy un niño... ─Al escuchar esto, Mina se quedó en silencio por unos segundos, pensando al respecto. Ese silencio alarmó un poco al pequeño, y cuando los ojos de su mamá se llenaron de lágrimas, se asustó mucho más ¿Había hecho algo malo?─ Mamá, y-yo lo sien-...

Fue interrumpido por un repentino abrazo por parte de la japonesa, quien lo mantuvo muy cerca de su pecho, acariciando su corto cabello. 

─¿P-puedo ponerte un nombre? ─Preguntó Mina, aún con lagrimas cayendo por su rostro. Le hacía ilusión nombrar a su hijo. Cuando el pequeño asintió, Mina sonrió y lo alejó para poder mirarlo a los ojos.─ Renjun ¿Te gusta? ─El niño volvió a asentir.─ Siempre quise tener un hijo varón para ponerle ese nombre.

─Creí que te habías enfadado. ─Confesó Renjun, mirando a su mamá, quien nuevamente lo abrazó.

─Jamás me voy a enfadar contigo por ser quien eres. ─Le dió un beso en la frente.─ Ahora, volvamos a comer, que seguro estás hambriento.

Ese día, Renjun se sintió en paz. Al fin se sentía a gusto y su mamá y su mami lo apoyaban. Su hermana también y, bueno, Hyejoo era muy pequeña aún, pero sabía que lo apoyaría también.

Esa misma tarde, Renjun fue con mamá Mina a comprar ropa nueva con la que se sienta cómodo. Esto fue sugerencia de la japonesa porque, nuevamente, le hacía ilusión. Fue un lindo momento en el que Mina y Renjun fortalecieron sus lazos.

ᴍᴀʀʀɪᴇᴅ ʟɪꜰᴇ | ᴍɪᴄʜᴀᴇɴɢ PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora