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18 semanas.

─Chaengie... Chaeng, amor... ─Al despertar, lo primero que vio Chaeyoung fue el rostro de su esposa tenuemente iluminado por la luz del velador. Al ver que aún era de noche, se preocupó y rápidamente se sentó en la cama para asegurarse si su esposa y el bebé estaban bien.

─¿Qué pasó, corazón? ¿Todo bien? ¿Pasó algo? ─Le acarició la mejilla y luego pasó la mano por la barriguita de Mina. Su preocupación excesiva le sacó una sonrisa a la japonesa.

─No, todo está bien, tonta. ─Dijo entre risas. ─Pero mira, pon tu mano aquí... ─Tomó la mano de la menor y la guió hasta un punto exacto en su vientre donde la sostuvo por unos minutos.

Al sentir movimiento, Chaeyoung la miró con sorpresa que, poco a poco, se convirtió en felicidad. En su rostro había una gran sonrisa que dejaba ver su adorable hoyuelo.

─¡Minari! ¡Se movió! ─Exclamó con alegría, haciendo que su esposa sonría enternecida.

─Lo sé, cariño. ─Se acercó y le dio un beso a la coreana, quien no podía dejar de sonreír. Tras besar a Mina, Chaeyoung se acercó a la barriga de su esposa y dejó varios besitos sobre su piel.

─Cada día te haces más grande, mini Mina. Me pregunto a quién te parecerás más. ─Con ambas manos acariciaba el vientre de la japonesa, mientras le hablaba a su bebé.─ Espero que te parezcas más a mamá Mina, ya que ella es más bonita... Pero saca algo de mí, como mi atractivo hoyuelo, por ejemplo. ─Rió.─ Y por favor, no saques el caracter de Mina. Ya sabes como es. Ya tengo suficiente con una. ─Susurró entre risas, recibiendo un golpecito.

─Ah, Chaengie... Hay algo más que quiero decirte. ─Dijo Mina, jugando con sus deditos.

─¿Que pasó, amor? 

─Yo... ─Hizo una pausa y luego sonrió levemente.─ Tengo ganas de comer helado...

─Claro ¿De qué sabor? ─Mina la miró e hizo una mueca.

─Quinotos al Whisky. ─Al escuchar ese sabor, Chaeyoung frunció el ceño y se encogió de hombros.

─Bien, si es lo que quiere mi bella esposa... ¿Qué hora es? ─Dijo Chaeyoung, levantándose de la cama y buscando un abrigo para salir a la heladería más cercana.

─4 A.M. ... ─En ese momento, Mina entendió que Chaeyoung la amaba verdaderamente pues, aún así, a esa hora, con frío y habiendo pedido el sabor más extraño, la menor salió a buscar alguna heladería abierta y le trajo el helado del sabor que quería. Claro, también compró de fresa, chocolate y menta, pues no se iba a quedar con las ganas.

...

A la tarde, Chaeyoung acompañó a Mina al hospital a que le hagan las ecografías. Ambas estaban muy emocionadas, pues hoy les dirían el sexo del bebé. Sabrían si su bebé sería una niña o un niño.

─¿Y? ¿Es una niña o un niño? ─Preguntó Mina impaciente, haciendo reír a la doctora Irene.

─Veamos... Tengo que encontrar sus genitales primero. Mira, estos son sus piecitos... ─Señaló dicha parte en el monitor.

Chaeyoung estaba parada al lado de Mina, tomando su mano. Al cabo de unos minutos, Irene aún no les decía el sexo del bebé. De hecho, se podía ver como en su rostro tenía una mueca de frustración.

─¿Qué pasa, doctora? ─Preguntó Chaeng con preocupación.

─Oh, nada grave, no se preocupe. Pero me temo que no podré decirles el sexo de su bebé hoy. El bebé no coopera, miren. ─Señaló en el monitor que el bebé no estaba en una posición que les permita ver la forma de sus genitales.─ Por ahora es una sorpresa hasta para mí.

Mina, con algo de frustración, miró a Chaeyoung y ésta le dio una pequeña sonrisa. En verdad quería saber si tendrían una hija o un hijo, pero sabía que ambas le darían todo el amor que puedan sin importar lo que sea.

─Bueno, supongo que podemos esperar. ─Dijo Chaeyoung mientras le proporcionaba unas suaves caricias al cabello de su esposa.

ᴍᴀʀʀɪᴇᴅ ʟɪꜰᴇ | ᴍɪᴄʜᴀᴇɴɢ PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora