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Cinco días habían pasado y, exactamente como dijo el doctor, Heejin ya podría ir a casa con sus mamás. Ese tiempo había sido algo duro para la pareja ya que Mina fue dada de alta dos días antes que su hija, lo que significaba que no iba a poder estar todo el día cuidando de ella. Le aterraba dejarla sola, aunque sean dos días y estuviese con profesionales.

Chaeyoung, en cambio, estuvo de acá para allá, de la casa al hospital y del hospital a la casa. Si Mina y Heejin necesitaban algo, ella se lo buscaría a la velocidad de la luz, por lo que estaba agotada.

Ambas estaban super emocionadas por poder llevarse a la pequeña a casa. Jeongyeon y Nayeon estaban casi tan emocionadas como ellas, así que se ofrecieron a ir a buscarlas para poder conocer a su nueva sobrina. Esto no fue problema ya que, después del accidente de Mina, las demás cancelaron las vacaciones en el campamento para poder ir otro día en el que Mina se sintiese mejor.

La furgoneta de Jeong ya estaba esperando por ellas desde antes de que ellas salieran, por lo que no tuvieron que esperar.

─Mira, Minari. Se ve que alguien está emocionada por conocer a la dulce Heejin. ─Dijo Chaeyoung con una sonrisa, mientras saludaba desde lejos a su prima.

Al llegar al vehículo, Jeongyeon abrió la puerta para que pasen sin problemas. Al ver a Heejin, sonrió ampliamente y sacudió a Nayeon por los hombros.

─¡Nayeon! ¡Mira lo pequeña que es! ─Dijo emocionada, causando que Mina ría suavemente.

─¿Quieren cargarla?─ La japonesa les pasó a la bebé y Jeongyeon la cargó con miedo. Le asustaba dejarla caer accidentalmente.

─Aw, mira sus piecitos, son tan chiquitos. ─Señaló Nayeon, sujetando suavemente uno de los pies de la bebé, quien dormía plácidamente en los brazos de Jeongyeon.

─¿Cuándo tendremos uno así nosotras, Nay? ─Preguntó Jeongyeon con los ojos brillosos.

─Ehhh... ─La pregunta tomó a Nayeon por sorpresa. ─ No lo sé, lo hablaremos en otro momento.

La tensión que surgió en el lugar después de eso era tanta que se podría cortar con un cuchillo. Jeongyeon le devolvió la bebé a Mina y se dispuso a conducir en silencio.

Al llegar a la casa de Mina y Chaeyoung, la japonesa les ofreció a sus amigas algo para tomar pero ambas se negaron y, luego de dejar a las chicas, se fueron.

─Vaya, parece que hay problemas en el paraíso. ─Dijo Chaeyoung, cargando el bolso del hospital que tenía las cosas de Heejin.

─Sí... Ya lo solucionarán. ─Habló Mina, mientras entraba a la casa. ─Espero...

Ambas caminaron hacia la habitación que habían preparado para Heejin y sonrieron al ver todo como habían dejado. Una lagrima amenazó con caer por la mejilla de la japonesa al pensar que, después de todo, ese sueño ya era realidad. Finalmente tenía a su bebé en sus brazos, su esposa a su lado y una casa en la que vivir. Sin duda no podía pedir más.

─Vamos, Minari. Heejin tiene que estrenar su cuna nueva. ─Chaeyoung sonrió ampliamente y cargó a la bebé.

La coreana dejó a la pequeña dentro de la cuna y la miró sonriente, como si fuera lo más hermoso que habia visto en su vida, pues así era. Habían dos cosas que podían hacer que su corazón salte de alegría: Mina y, desde el 19 de octubre de ese mismo año, Heejin.

─Se parece a ti. ─Susurró Mina mientras tocaba suavemente la manito de su hija.

─También a ti. ─Rió Chaeyoung.─ Se parece a ambas. ─Acarició la mejilla de su esposa y la acercó para darle un profundo beso lleno de sentimientos.

Todo era finalmente perfecto para la nueva familia. Paz y tranquilidad... Hasta que...

El llanto de Heejin había despertado a la japonesa en medio de la noche. Mina quiso levantar a Chaeyoung para que la vaya a atender y así dejase de llorar, pero ésta estaba agotada, pues roncaba como nunca y no parecía que fuera a despertarse.

Tomó fuerzas y se levantó, se puso sus pantuflas de pingüino y caminó medio adormilada hasta el cuarto de su primogénita. La tomó en brazos y la amamantó, tarareando una canción de cuna. Caminó hacia su habitación y se sentó en la cama, aún arrullando a su pequeña.

─No creo que haya problema si te duermes conmigo hoy... ─Murmuró con una sonrisa. Se acomodó en la cama y recostó a Heejin entre Chaeyoung y ella.

Al cabo de unos minutos, Heejin se durmió. Mina no estaba muy alejada de hacerlo también, así que le dió un beso en la frente a su hija antes de dormir.

─Buenas noches, Heejin.

ᴍᴀʀʀɪᴇᴅ ʟɪꜰᴇ | ᴍɪᴄʜᴀᴇɴɢ PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora