Capítulo 2

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Punto de vista de Alejandra.

Miraba al chico que estaba a mi lado, me sonreía tiernamente y yo a él. Llevaba sin verlo desde que di a luz a Dani, y fue poco tiempo porque enseguida empezaron a llegar miles de familiares y él acabó volviéndose a París.

—¿Qué tal estás? —preguntó sonriendo.

—Te diría que la maternidad no es tan mala como lo pintan, pero te estaría mintiendo en toda la cara.

—Llora y mucho. —se ríe.

—Llora, grita, trepa, come...es horrible. —suspiré. —pero daría la vida por ella.

—¿se parece a ti ya o no? —negué levemente con la cabeza.

—Al contrario, cada día se parece más a Marcos. No tiene nada mío, parece que Marcos si fuera el padre, pero yo no la madre.

—Bueno, me pasa igual. Davi es clavadito a Caro, sin embargo de mí lo único que tiene es el apellido. —me reí.

—Bueno ahora en el pelo sí. —dije señalando su pelo rubio teñido. —¿volverá algún día a su color castaño natural?

—Volverá, pero por ahora no. Mi pelo es como lo único que puedo cambiar libremente de mí, y hasta por ello me critican.

—Tu documental hará cambiar la mente de mucha gente, solo tienen que animarse a verlo.

—Que me da igual lo que piense la gente, Ale. He aprendido en treinta años, que haga lo que haga me van a criticar.

La puerta del ascensor se abrió y casi ni me había dado cuenta, porque estaba muy entretenida hablando con Neymar. Es increíble como todo había cambiado entre él y yo. Parecía que fue ayer cuando vivíamos juntos en Barcelona, luego en París y si ahora te das cuenta vivo en Madrid y estoy casada con un jugador del Atlético de Madrid.

Salimos del ascensor él porque no sé a donde iría, y yo porque me había dejado la mochila con mis pertenencias en el living.

—En fin. Me parece a mí que nos vamos a ir viendo bastante por aquí, por lo menos esta semana. —le sonreí de forma amable. —Me alegro de verte, enana.

Dejó un beso en mi frente, un beso que sentí diferente y que se sentía a nostalgia, se sentía como si entras a tu colegio una vez que has entrado en el instituto, se siente como que perteneces a ese lugar aunque ya no lo hagas.

Se giró y fue a irse, pero agarré su mano impidiéndole irse.

—Ney. —volvió a girarse hacia mí. —Este mundial lo terminas, seguro.

—Si no aparece Zúñiga de nuevo, creo que sí. —me sonríe, luego le abrazo y sentí un aroma cálido que me recordaba a nuestra feliz época.

Le solté y él se fue, me quedé observándole por dos segundos más y observé que se había puesto más musculoso. Si algo tenía Neymar a parte de salir de fiesta mucho, es que también empleaba mucho tiempo en el gimnasio.

Me dirigí hacia el living donde vi a César y a Dani peleándose por mi mochila.

—¡Que no! Que es mía. —gritó Dani a César.

—¿pero no ves que es negra? Es mía.

Me acerqué a ellos y se lo quité.

—devuélveme mi bolsa. —dijo César queriéndomela quitar.

—Vamos a ver, almas de cántaros. ¿No veis que hay un saca leche? —se los enseñé. —como no os pongáis esto en los huevos, no sé.

Los dejé ahí haciendo los inútiles y buscando sus mochilas, yo volví a mi habitación con Marcos que estaba bañando a Dani, que estaba ya muerta de sueño. Pobre, es muy pequeña para un viaje tan largo, pero es lo que tiene tener dos padres que trabajan en la misma selección.

ONSIDE -Marcos LlorenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora