Capítulo 10

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Punto de vista de Alejandra.

Hoy era el debut de la selección en el mundial, ya habían jugado selecciones como Francia, Colombia y Brasil. Hoy nos tocaba a nosotros contra Bélgica, que joder daban miedito, pero mi selección de muermos viene con garra a morder.

Por primera vez en todo este tiempo que llevo con ellos, es titular Marcos y mi hermano, y encima dicho rubio en su posición, no puedo pedir mas. Bueno ganar, obviamente.

—Yo digo que ganamos 3-1 —dijo César, empecé a reírme.

—Si 28-0 no te jode, ¿tú has visto como juegan? O sea que tienen a Carrasco chaval, que nosotros como mucho tenemos a... Pau. —dijo Sarabia tratando de hacer bajar a César de la nube.

—¿me estás diciendo que soy malo? Si tengo más ritmo que Piqué en el FIFA. —dijo Pau mirando enfadado a Sarabia.

—Me importa tres cojones, pero no te comunicas con Ayme y nos marcan, que ya pasó en la Eurocopa. —habló Marcos esta vez.

—Unai se los mete en propia puerta y aquí no he visto a nadie quejarse. —se quejó el valenciano.

—Al que vuelva a reírse del gol, le meto. —dijo señalando con el dedo Unai.

Al final entre charla y charla y ataque tras ataque, llegó la hora del partido. En el vestuario salieron todos emocionados a la par que motivados, por favor más le valía, que estaban jugando el mundial.

—Te quiero. —me dijo Marcos dejando un pequeño pico en mis labios. —y a también pequeña.

Dejó un beso sobre la cabeza de Daniela que estaba en su sillita de paseo, yo les miré sonriendo.

—Suerte. —le guiñé un ojo a mi marido.

Era el primer partido oficial en serio, que veía de Marcos como marido y mujer, porque a ver si había estado la fase de la Nations League, pero hostia chaval, esto era el mundial.

—Como no ganemos, lloro. —dijo Carla poniéndose a mi lado, observando como los chicos se colocaban para que sonaran los himnos.

—No, seguro que ganamos. —dije para tranquilizarla.

El partido comenzó normal, ataques por ambos equipos, todo bien. La verdad que los primeros quince minutos fueron bastantes tranquilos, excepto por los veintisiete desvíos de Álvaro, madre mía, es que de verdad, marcará en momentos importantes, le querré mucho pero un día de estos yo le mato.

—¡Álvaro me cago en dios, espero que follando no seas igual! —chilló mi amiga.

Y no, Álvaro en la cama no era así. Por suerte.

El primer tiempo acabó empate, aunque bueno, las sensaciones estaban siendo buenas, la dupla Marcos-Ferran surgía efecto y por ahí estábamos haciéndole daño a Bélgica.

Pero el verdadero daño nos lo hicieron ellos en el minuto ochenta y cuatro, se la pasaron a Carrasco, Yannick se había ido de dos y desde fuera del área chutó y para dentro.

Nos vinimos abajo y eso se notó.

—Cuando vuelvas a Madrid, mata a ese.

—Marcos nunca me dejaría.

El vestuario estaba tenso, un gran descontento por el resultado del partido aunque claramente habíamos sido superiores.

—Había un cartel que decía: Pau y Gerard maricones de mierda. —habló Gerard. —si esa esa nuestra afición no me quiero imaginar lo demás.

No había nada en este mundo ahora mismo que yo dijese que pudiese animar a Marcos. Sabía lo que suponía perder un partido en un mundial, pero no está acabado, tenemos una segunda oportunidad.

Volvimos al hotel y traté de tener acercamiento de algún tipo con mi marido, pero parece ser que a la única persona que permitía acercarse era a Daniela.

—¿Por qué? No puedes pagar las frustraciones del partido conmigo, Marcos.

—No las pago contigo. —contestó serio.

—Sí que lo haces. Comienzo a estar harta de tu actitud de niño pequeño a veces, tienes veintisiete años, joder. —farfullé enfadada.

—Pues yo soy así, y si no lo entiendes ahí tienes la puerta. —contestó sin más, señaló la puerta y más que nada por no soltarle un guantazo me acabé yendo al living.

Sola, sentada en uno de los sofás de cuero rojo que había.

Adoro mi vida con Marcos, pero a veces es tan complicado por cosas sin sentido.

—¿Por qué tan sola? —preguntó cierto brasileño sentándose a mi lado.

—He discutido con Marcos. —dije soltando un suspiro muy profundo

—tu vida de casada, ¿bien? —preguntó mirándome, yo encogí los hombros.

—Te juro que si, pero a veces me supera todo.

—Necesitas relajarte, Ale. Disfrutar, y sobre todo mirar a quien esté dispuesto a matar por ti, antes de que vayas a morir por nadie.

No sé qué coño me estaba contando, porque yo solo sabía mirarle los labios y tuve que tirar de todo mi autocontrol para no besarle. Sabia que todo lo que me había pasado era que había discutido con Marcos, pero es que tuve la tentación en ese momento.

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HOLAAAAAAAAA.
El final de este capítulo es un poco ALEJANDRA NOOOO. 🫠

25 votos y subo capítulo 11

ONSIDE -Marcos LlorenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora