Capítulo 25

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Punto de vista de Alejandra.

España había logrado su cometido, estar en los octavos del mundial. Marcos había marcado y le había dedicado el gol a Daniela, eso me llenó de ternura, pero me dolió eso de que ya quisiera quitarme de su vida, aunque aún siga siendo su mujer, en parte, no estaba lista para volver a España y firmar ese papel que acreditaba que él por su lado y yo por el mío a pesar de tener una hija.

Me acerqué hasta Rafa, que había marcado su primer gol con la selección y estaba que no se lo creía, no entiendo como este hombre que se ha ganado la titularidad indiscutible del Sevilla siga siendo el descarte de Luis Enrique. Puado será todo lo bueno que tú quieras, pero Rafa es mejor.

--¿Qué se siente al marcar con la selección? --le dije sentándome a su lado en el sillón del living del hotel cuando llegamos.

--Me he sentido raro, pero está bien. No lo hacia desde los juegos olímpicos. --le di un leve apretón en su hombro y miré a Óliver.

--Vaya partido me has dado, Oli. --El chaval se ríe.

--Es que a mí los banquillos me aburren mucho, y me estaba poniendo nervioso, pensaba que nos iban a marcar y no tengo ganas de volver a España ya, que no tengo claro que voy a hacer en Navidad.

--Este lo que sabe es que si nos volvíamos ya, Julen lo va a poner a la dieta de la alcachofa.

Mientras Óliver y Rafa discutían, miré a Eric, estaba intentando acercarse a Carla, ella parecía rechazarle. Vaya parece que hoy a los matrimonios les da por desmoronarse.

Todos se habían metido en sus habitaciones, mientras yo divagaba en los pasillos con Daniela, la última opción que me quedó antes de regresar a dormir con Aymeric era ir a ver a mi hermano, si estaba mal con Carla seguro que lo necesitaba.

Toqué dos veces la puerta, después la abrió. Su mirada estaba triste y llena de incertidumbre

—¿está Carla? —pregunté.

—No. —negó con la cabeza. —No creo que duerma hoy aquí.

—¿puedo pasar aquí la noche con Daniela?

Eric no dijo nada, solo se hizo a un lado y me dejó pasar.

Nos sentamos a hablar como buenos hermanos que somos, él me contó lo que le había pasado con Carla, yo le llamé idiota de todas las formas posibles y en todos los idiomas del mundo.

—A ver, imbécil. Carla, solo te quiere a ti. Lo de Ferran solo fue un polvo de un día, y ahora para que te sientas más imbécil, que sepas que Carla solo estaba consolando a Ferran porque está enamorado de Sira.

—Es que no lo entiendes en absoluto, Alejandra. La inseguridad que siento sobre Ferran.

—Y tú no entiendes lo que duele ver que la persona a cual amas, tu marido, duda de tu amor por él. No sabes lo doloroso que es y que ponga en duda todas y cada una de las pequeñas cosas que habéis creado. —le dije enfadada, con rabia, Eric me miró atónito. Pensé que era la forma en la que le había dicho eso, pero no, era porque sin darme cuenta estaba llorando.

—¿Eso es lo que ha pasado entre Marcos y tú? Pensaba que las inseguridades de Neymar ya habían pasado.

—y yo, pero ya ves que no.

—¿y por qué no hablas con él?

—Lo he intentado, Eric. Pero no tiende a razones, y yo... yo le quiero, más que a nada. Neymar ya no es nada, solo una persona a la que un día quise, hasta que llegó Marcos, él supo arrancarlo de mi piel y acariciar cada herida que dejó. Que haya decidido ponerle fin a nuestro matrimonio sólo hace que me hunda...estamos en octavos, Eric. Y no es así como me los imaginaba.

Mi hermano seca mis lágrimas y toma mis manos. —Ese hombre no se quiere divorciar, ese hombre te ama. Es el padre de tu hija y me apuesto la vida que está igual de hundido que tú. Sois Marcale, esto no puede romperse aquí.

—Quizá tenga razón y juntos no funcionemos.

—No, eso no. Debéis luchar por esto, por vosotros y por Daniela.

(...)

Cuando ya había entrado bien la madrugada y Eric y las niñas se habían dormido, salí a dar un paseo por el hotel, no hacía más que dar vueltas sobre la cama, así que en medio de mi ansiedad decidí salir.

El ascensor estaba ocupado así que fui bajando las escaleras, al llegar a la planta de la selección brasileña, un fuerte ruido de una de las habitaciones con una canción característica de uno de ellos, llamó mi atención.

Me acerqué hasta esa puerta y llamé. Me abrió un Neymar sin camiseta y con un vaso de whisky en la mano, estaba bastante bebido, bailaba al ritmo de Parado No Bailão.

—Neymar, de verdad que no te puedo creer. ¿Qué cojones haces así?

—Ya no puedo beber ni un trago.

—¿uno solo? Te has tomado más de tres seguro. —le quité el vaso de la mano y entré en su habitación. —A ti es que te la sigue sudando tu carrera por lo visto.

—Mi carrera nunca me la ha sudado, y lo sabes. Solo que nunca han sabido apreciar que no solo vivo para el fútbol.

—Eso lo sé, Ney. Pero esto que estás haciendo es una irresponsabilidad, mañana entrenas.

—¿y qué? —dijo cuando la lengua se le trababa. —Estoy harto de todas las críticas, si hago un partido bien, si lo hago mal, la gente me odia y no puedo más.

—Anda ven que te ayudo a acostarte. —paré la música.

Le ayudé a quitarse la ropa y él se tambaleaba, justo se tumbó en la cama.

—¿por qué ya no me quieres, Ale? —dijo refunfuñando con los ojos cerrados y aferrándose a mi brazo. —¿tan malo he sido?

Y aquí estaba, el gran Neymar Da Silva Santos Jr, abriendo su corazón.

—Nunca quise hacerte daño, yo quería ese niño contigo, realmente lo hice por ti...

—Ya basta, Ney. No es el momento de hablar de esto. —le acaricié el pelo. —Pero no he dejado de quererte, simplemente ya no lo hago igual que antes.

Dejé un beso en su frente y después me fui de allí.

Regresé a la planta de España, pero antes me paré en la puerta de la habitación de Marcos, quise llamar, abrazarle, pedirle por favor que nunca me dejase.

Cogí el teléfono y marqué el número de mi mejor amiga.

Enseguida comenzó lo extraño, empezó a sonar dentro de la habitación de Marcos.

—¿si?

Y cuando escuché su voz dentro de aquel cuarto, todo se me derrumbó.

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HOLAAAAA💘

continuamos con el maratón. 2/3💘

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ONSIDE -Marcos LlorenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora