Capítulo 31

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Punto de vista de Marcos.

Los días que quedaban de mundial estaban pasando demasiado deprisa y yo no estaba preparado para decirle adiós a Catar y tampoco a mi matrimonio. ¿Estaba bien la decisión? ¿De verdad iba a echarlo todo a perder solo por orgullo? ¿Podré fingir mucho más tiempo que puedo ser su amigo sin que me queme por dentro? Miles de dudas en la cabeza me pasaban y lo peor de todo es que solo tenia claro una cosa: sigo enamorado de Alejandra como nunca.

Cuatro días habían pasado desde que habíamos firmado nuestro pase a semifinales del mundial, Argentina estaba en la final y ahora de nuestro encuentro con Francia solo podría quedar uno. Se repite la final de la Nations League, aunque no espero que sea con el mismo final cruel de aquella final.

De nuevo era titular y no sabía si alegrarme o no. Como estaba siendo de gran importancia en este mundial me tocó dar una rueda de prensa previa al partido, en la cual las preguntas me llenaban de miedo.

—existe la opción de que Francia pueda revalidar el título, ¿os da miedo?

—Intentaremos evitarlo.

—Se rumorea tormentas en tu matrimonio ¿es cierto? ¿Cómo lo haréis con vuestra hija?

—Somos muy felices y nuestra hija también.

—¿Qué opinas de la salida de Luis Enrique de la selección?

—Todo lo veremos después de Catar.

Ojalá pudiese evitar las ruedas de prensa siempre, por lo menos mientras mis dudas mentales continúen y mientras la idea del divorcio lo único a lo que se dedique sea a torturarme.

--Marcos. --levanté la cabeza en el vestuario del Al Bayt Stadium donde se jugaría la semifinal contra Francia, Pedri me había llamado ya que había terminado de ponerse toda la equipación para volver a enfrentarnos al todo o nada, Final del mundial o vuelta a la realidad, Marcale o divorcio. --¿podemos hablar?

Dirijo la mirada hacia él para que sepa que estoy dispuesto a escucharle.

Nuestra relación desde lo que había pasado con Ale no había sido la misma, es decir, que era inexistente. Me ponía de muy mala hostia de solo pensar que había pasado una noche con mi mujer, y que no había puesto remedio a ello, aunque supiese que ella después se iba a arrepentir.

--Quiero pedirte perdón por lo que pasó con Alejandra. --Miré a los ojos de mi amigo, porque ante todo esta selección seguía siendo una familia.

--Pedri, me he portado fatal esta última semana contigo, tú no tienes la culpa de lo que pasó porque sois dos personas libres que podéis hacer lo que queráis. Alejandra y yo no estábamos juntos aunque sí que casados. No tengo ningún derecho a reclamaros a ninguno.

--Marcos, tú la quieres y ella te quiere y cuando dos personas se quieren, todo lo que tienen que hacer es estar juntos. A Alejandra y a ti parece que os cuesta entenderlo, pero en realidad es muy simple. Marcale siempre ha sido, y será para siempre Marcale, yo sigo pensando igual que el resto de toda la plantilla, deberíais de hablar de dejaros de tonterías y de ser ese matrimonio que erais cuando llegasteis a Catar, y de ser los padres de Daniela juntos.

El canario se marchó para hacer el imbécil con Gavi, pero a mí me dejó de lo más pensativo del mundo. Pero quiero hablar con Ale, necesito hablar con ella, todos tienen razón somos unos imbéciles que no estamos pensando con la cabeza y tampoco con el corazón, digamos que creo que ni siquiera estamos pensando.

Me acerqué hasta ella, que estaba jugando con Daniela. Nuestra hija lucía la camiseta de la selección con el número seis a la espalda y papá, mire a las dos reponedoras de botellas de la selección. El camino hasta aquí sin ellas hubiese sido más duro.

—Hola. —les dije a ambas que me miraron sonriendo, pero yo solo me fijé en la sonrisa de la cual me enamoré hace un año y medio.

—Hey, Marquitos. —respondió Carla. —voy a buscar al inútil de mi marido que debe de estar peinando a nuestra pobre hija, os dejo. Luego nos vemos.

Algo que siempre me había gustado de Carla, era que sabía cuales eran las formas idóneas de interpretación de las miradas, y con la mía nunca se había quedado atrás. Siempre sabía lo que significaban todas.

—¿estás nervioso? —pregunto mi todavía mujer.

—Un poco.

—Tranquilo. Confío en ti. —me dio la mano y acaricié por inercia su alianza de casada, que nunca se la había quitado. —Confiamos en ti.

—Es todo lo que necesito. —Antes de marcharme hacia el campo, dejé un suave beso en su frente, otro en la de mi hija.

Entonces ya estuve preparado para enfrentarme a Francia.

Fue uno de los partidos más difíciles de toda mi carrera, los nervios, el miedo a fallar nos estaban traicionando, pero eso no quitaba que pudiéramos todo de nosotros mismos para que todo nos llevase a la final, pero con el 0-0 en el marcador, las piernas llenas de calambres. Nos fuimos a penaltis.

—¡JODER! —grité pateando una botella de agua que se estrelló en uno de los bancos. Mi hija me miraba sin entender.

—Todo va a salir bien. —Escuché la voz de Ale detrás de mí. Al momento sentí sus brazos rodearme y su cabeza apoyada en mi espalda. —confio en vosotros y no hay nadie mejor que esta selección para enfrentarse a Argentina en la final. Sal ahí y demuéstralo.

Mi mujer parecía ser mágica, tan solo le bastaban dos palabras para engorilarme y que volviese a salir como un loco al campo, dispuesto a transmitírselo al resto y comernos esa tanda de penaltis.

La importancia: empezar lanzando y marcando. Eso hizo Pablo.
Después de eso casi paró Unai el lanzamiento de Tchouaméni, pero no fue así.

El siguiente en tirar fue Gavi, con tan solo dieciocho años mandó el balón a la red.

El siguiente tiro de Francia era de Giroud, un buen tipo, pero mejor era Unai que le había parado el penalti.

De vital importancia que este tiro Dani no lo fallase, y cómo no pasó en la semifinal de Eurocopa, este lo marcó.

Unai salvador una vez más.

Y ahora era mi turno, un solo tiro, un solo gol y a la final. A la final de Catar 2022.

Coloqué el balón en el punto de penalti, dirigí la mirada un microsegundo hacia Alejandra y hacia Daniela y entonces suspiré, Lloris me miraba asustado y lo supe, iba dentro. Me dispuse a tirar y...

A la final.

Mientras todo el equipo venía a abrazarme yo solo sabía esquivar a mis compañeros, quería llegar hasta Ale y Daniela, abrazarlas como nunca y sentirme en mi hogar, porque dentro de poco seremos un hogar roto. Pero hoy estamos en Catar y seguimos siendo la familia Llorente.

Al llegar hasta Alejandra, cogí su cuello y la besé, la besé como llevaba deseando hacer hace días.

—¿Y esto? —preguntó sorprendida.

—El beso que debí de darte antes de empezar el partido.

Ella esbozó una de esas sonrisas que me enamoraron hace un año y medio.

Próxima parada: Lusail Stadium.

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HOLAAAAA.

Estoy muy contenta y triste a la vez de comunicaros que hemos entrado en la recta final de la historia de Alejandra y Marcos. Tan solo tres capítulos + epílogo para despedirnos de ellos y de esta familia. 🥲

Voten y comenten. ♥️

ONSIDE -Marcos LlorenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora