epílogo

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Punto de vista de Alejandra.

8 meses después.

De nuevo volvía escuchar esas palabras, de nuevo ese dolor insoportable que me hacía quererme arrancar todos los trocitos de piel a arañazos. Este niño venía y parece que no iba a ser tan fácil como su hermana.

Han pasado ocho meses y me vuelvo a encontrar de parto.

--A la de tres necesito que empujes y respires. --decía Carla, indicándome con un gesto que debía tomar aire.

Este pequeñín había decidido nacer en mitad de las vacaciones y sin darme tiempo a llegar siquiera al hospital, tal cual rompí aguas, él decidió que era su momento.

--Oye, ¿Es normal tanta sangre? --preguntó Álvaro.

Sí, tengo a toda la selección española mirándome la vagina, menos mal que más de uno ha pasado por aquí ya.

--Sí, cállate. --dijo Carla enfurecida con el delantero por si me asustaba.

--No, si yo lo digo porque me mareo, así que me voy. --El madrileño decidió desaparecer de la sala.

--Mi sofá por favor. --habló el cascarrabias de Daniel Olmo.

Estás vacaciones nos tocaba Alemania ya que las pasadas fueron Londres, pero mira tú por dónde, te jodes Dani.

--¡No puedo más, Carla. Sácalo ya o mato a alguno de estos! --grité adolorida.

--¡Venga vamos, empuja!

Y tomé aire y fuerza para sacar a ese niño de dentro de mí.

—¡AHHHHHHHH! --Grité dándole la vida a Marcos.

--¡Ya estoy aquí! --gritó Marcos llegando y poniéndose a mi lado.

--Bueno, el padre del año llegando tarde al nacimiento de su segundo hijo. --dijo mi hermano.

--Habéis decidido que me fuera con las niñas al parque en el momento justo, no me toquéis los huevos. –habló el rubio de ojos azules. Luego dirigió su mirada hacia mí y me acarició la frente. --¿Cómo estás, mi amor?

--Estoy embarazada.

Fue lo único que llegué a articular antes de girarme a mirar a Marcos. Lo supe, no quiero firmar, este no es nuestro destino y este bebé nos lo está diciendo, nosotros pertenecemos juntos.

Marcos estaba pálido y miró el documento que él había firmado, pero que yo aún no.

--Ya está bien de tanta tontería. --cogió el documento y lo rompió.

--¿Qué estás haciendo? --pregunté sorprendida.

--Que no sé qué más señales queremos para darnos cuenta que este no es nuestro destino, que nuestro destino es ese, ser padres de dos hermosas criaturas y querernos, estar juntos, pequeña. Nunca he querido separarme de ti, ni por un minuto, ni siquiera sé que estamos haciendo aquí. --se acercó hasta mí. --Voy a perderme en tu boca una vez más, y todas las que hagan falta, porque Alejandra, si tú me quieres, yo a tí te amo.

Y bueno, salimos juntos del juzgado donde deberíamos de haber salido separados. Dispuestos a darnos una y otra y otra y otra oportunidad, porque de eso se trataba el amor, de intentarlo, da igual cuántas veces.

En este embarazo no estuvo tan paranoico cada vez que me daba algún dolor y no quería llevarme a urgencias, pero sí que seguía emocionandose cuando en la consulta escuchaba el latido de nuestro bebé.

ONSIDE -Marcos LlorenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora