Los lugares que atravesaron eran impecables y el aroma de flores frescas y deliciosos pastelillos recién horneados inundaban el aire. Cada callejuela y cada plaza parecían salidas de un cuento de hadas. Fugaz se sentía maravillada y agradecida de poder disfrutar de aquel lugar tan mágico. Nunca había estado en un lugar así, donde la belleza y la armonía eran palpables en cada rincón. Además, aquel ambiente la hacía sentir como en casa y le ayudaba a calmar sus dudas.
El viaje en carruaje duró alrededor de tres horas, durante las cuales habían cruzado la frontera para llegar a Egon, donde se observaba a lo lejos un bellísimo jardín lleno de coloridas flores y árboles de todo tipo. Fugaz no podía evitar emocionarse con cada nuevo paisaje que veía por la ventana. El carruaje se detuvo cerca de un lugar que parecía ser el castillo, pero Fugaz no le prestó atención como cualquiera lo haría al estar cerca de un lugar así. En su lugar, siguió a los soldados en su dirección, ansiosa por conocer más de aquel lugar maravilloso.
Rodeado de piedras preciosas, había un enorme árbol de cinco metros de altura que atraía la atención de Fugaz con su belleza plateada. La joven sintió cómo la magia de Zantenia aumentaba poco a poco, lo que la impulsó a querer tocar el árbol. Sin embargo, se detuvo sin motivo aparente y continuó caminando detrás de los soldados, intrigada por saber lo que les deparaba el destino.
Poco después, se detuvieron frente al castillo y Fugaz finalmente se sorprendió al ver lo enorme que era. Era majestuoso, con torres altísimas y una gran muralla que lo rodeaba. Se preguntaba si aquel lugar era al que se dirigían, hasta que llegaron a la gran entrada, obteniendo su respuesta. Allí había más soldados que vigilaban la entrada del castillo para asegurarse de que nadie entrara para hacerle daño al rey. Dakmon les ordenó a los hombres que les permitieran pasar con una señal y estos obedecieron de inmediato, abriendo las puertas del castillo. Fugaz se sintió emocionada al pensar en todo lo que le esperaba allí dentro, pero también un poco nerviosa al no saber qué encontraría. Sin embargo, estaba decidida a enfrentar cualquier reto que se presentara en su camino.
Dentro del castillo, Fugaz se encontraba asombrada por la belleza y el lujo que la rodeaba. Cada rincón parecía más impresionante que el anterior, y la joven no podía evitar sentirse fascinada por todo lo que veía. La curiosidad la invadía, pero también la prudencia, pues sabía que su objetivo principal era encontrar a Antho. No quería que su aventura terminase en un fracaso, por lo que se concentraba en mantener su compostura y evitar distraerse con todo lo que llamaba su atención.
A medida que avanzaba por el palacio, Fugaz se preguntaba dónde podrían estar el rey y la reina. Tal vez en una de las salas de reuniones, discutiendo los asuntos del reino, o en alguna de las habitaciones privadas del castillo, disfrutando de su intimidad. La joven sabía que debía tener cuidado al acercarse a ellos, pues no quería interrumpir en nada importante.
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Reinos: El árbol de plata. (Completa)
FantasyFugaz, una joven bruja sin experiencia, que emprende un viaje al reino de Zantenia, con el propósito de una vida sin discriminación por ser quien es, entabla una linda amistad con Antho, el joven rey que fue capaz de predecir su llegada a través de...