Capítulo 27.💠El talismán.💠

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Con un gesto de desdén en su rostro, Bianca se aproximó a Fugaz con paso firme, irradiando una confianza tan impenetrable que infundía cierto temor en ella

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Con un gesto de desdén en su rostro, Bianca se aproximó a Fugaz con paso firme, irradiando una confianza tan impenetrable que infundía cierto temor en ella. La seguridad decidida de Bianca contrastaba vivamente con la incertidumbre que Fugaz luchaba por ocultar.

—No des un paso más o romperé este frasco, y Gala será liberada —amenazó Fugaz, con la voz temblorosa revelando un nerviosismo palpable.

Bianca avanzó con determinación, manteniendo su mirada fija en el frasco que Fugaz sostenía con desesperación. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, extendió la mano hacia ella, exigiendo con autoridad:

—El frasco, entrégamelo ahora —dijo con un tono de voz frío y decidido, imponiendo su voluntad sin vacilar.

Fugaz se aferró al frasco con más fuerza, negándose rotundamente a ceder. Sin embargo, en ese preciso instante, Bianca descolgó de su cuello el talismán y comenzó a entonar palabras en un tono antiguo y resonante.

Para sorpresa de Fugaz, su cuerpo pareció responder involuntariamente al canto de Bianca, como si estuviera bajo un hechizo irrompible. La sensación de desconcierto se mezcló con la confusión, dejándola perpleja y sumida en un mar de interrogantes.

Bianca cesó su canto y tomó el frasco con seguridad, alejándose lentamente mientras Fugaz la observaba con inquietud y plagada de dudas. La pérdida repentina del control sobre sus propios actos a causa del canto de Bianca la perturbaba profundamente, haciéndole cuestionar cómo y por qué había cedido de esa manera.

Cuando Fugaz finalmente reaccionó, se dio cuenta de que ya no tenía el frasco en sus manos; ahora era posesión de Bianca, quien avanzaba con calma hacia el mago.

—¡Pero, ¿qué me has hecho?! —gritó Fugaz, consternada por lo ocurrido.

Bianca continuó avanzando, ignorando su llamado.

—¡Espera, por favor! Puedo ayudarte a encontrar a tu madre. Soy una bruja y puedo realizar un hechizo para localizarla. Eso es lo que deseas, ¿verdad?

Bianca se detuvo abruptamente, intrigada por la oferta. Sin embargo, en un giro repentino, retrocedió hacia Fugaz y levantó su espada, acercándola amenazadoramente al rostro de la joven. La mirada aterrorizada de Fugaz confirmó a Bianca que no estaba frente a una bruja experimentada.

—No pareces tan valiente como para ser una bruja. Apenas eres una novata —observó Bianca con tono desafiante.

—No, eso no es cierto, y… puedo demostrarlo.

Sin decir una palabra, Bianca volvió a cantar.

Fugaz sintió como si estuviera siendo controlada nuevamente, pero lamentablemente no pudo hacer nada al respecto.

—Sí, es verdad, te estoy mintiendo. En realidad, no pretendía ayudarte en absoluto, porque soy solo una bruja novata y no sé controlar mis poderes. No quiero causar desastres —confesó Fugaz con pesar en sus palabras.

Reinos: El árbol de plata. (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora