Capitulo 7

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Luz se encontraba en la sala de su casa haciendo sus tareas de la escuela, ya había comido. En ese momento se escuchó la puerta abrirse, su papá había llegado.

-Hola papá- lo saludó.
-Hola hija- devolvió el saludo Gerardo pero se mostraba cansado.
-¿Cómo te fue? Por lo que veo estás muy cansado.
-La verdad que si hija, tuve mucho trabajo.
-Sientate a la mesa, ahorita te sirvo de comer.

Cuando Gerardo comenzó a realizar los formatos para entrar a la Estatal le enseño a Luz a cocinar cuando hubiera momentos en que llegara tarde de trabajar.

-Aquí tienes, papá- dijo Luz al servirle su plato.
-Gracias mi niña- dijo Gerardo comenzando a comer.
-¿Y cómo te fue en el trabajo?
-Bien, hija. Digo, fuera de los percances que tuvimos todo estuvo bien y hoy ingresó la nueva compañera, me tocó trabajar con ella y trabajamos muy bien los dos juntos.
-Me da gusto papá, solo si tengan mucho cuidado cuando se expongan a mucho peligro.
-Lo tendremos hija. ¿Y a ti cómo te fue en la escuela?

Luz abrió los ojos con sorpresa, no había hecho nada malo en la escuela pero no sabía sí contarle a su papá lo que le dijo Alex, pero no pasaría nada porque ambos se confiaban las cosas.

-Luz, te estoy hablando- dijo Gerardo.
-Perdón papá, me quedé pensando en otras cosas- dijo Luz con una risa nerviosa-. Pero me fue bien en la escuela, de hecho hay algo que quiero contarte.
-¿Qué pasó mi niña? ¿Te hicieron algo en la escuela?
-No papá, nada de eso. Lo que pasa es que... Si te digo ¿prometes no enojarte?
-Sabes que nunca me molesta que me cuentes las cosas, soy tu papá y puedes confiar en mí.

Luz sentía muchas mariposas en su estómago, después de todo Alex era el chico que le gustaba pero aún no se lo contaba a su papá.

-Bueno papá... Verás...- decía Luz nerviosa y sonrojada-. ¡Hay un chico de la escuela que me gusta, se llama Alex y hoy me pidió ser mi chambelán!
-¡¿Qué?!

Luz salió corriendo para huir de su papá quien comenzó a perseguirla, Gerardo adoraba esos momentos porque recordaba cuando Luz era pequeña. Estuvieron corriendo por un rato hasta que Gerardo logró atraparla y comenzó a hacerle cosquillas.

-¡No papá, no me hagas cosquillas!- decía Luz explotando a carcajadas.
-¿Cuándo ibas a decirme que te gusta alguien?- preguntó Gerardo también riendo.
-¡Te lo iba a decir hoy, pero te lo explicaré mejor si dejas de hacerme cosquillas!

Así lo hizo Gerardo, después de que Luz se tranquilizara por reírse tanto ambos se fueron a sentar a la sala para platicar.

-Claro que no me voy a enojar, hija- dijo Gerardo-. Al contrario, yo solo quiero verte feliz.
-¿De verdad, papá?- dijo Luz sonriendo.
-Claro hija, si ese chavo te hace feliz hagan que ese sentimiento perdure. Tienes una gran sensibilidad y eso se lo debes al alma hermosa que tienes, a tu noble corazón.
-Gracias papá, me acabas de hacer la tarde.
-Si ya te pidió ser tu chambelán, estoy seguro que más adelante te pedirá ser más que su amiga.

Luz se sentía feliz por aquellas palabras pero en especial porque su papá la comprendía y los consejos que le daba eran los mejores.

-Gracias por comprenderme siempre, papá- dijo Luz dándole un abrazo.
-Aquí voy a estar siempre para escucharte, hija- dijo Gerardo correspondiendo al abrazo-. Ve a cambiarte para ir a visitar a tus tíos.
-Si papá. Espero que tú también pronto me des la noticia de que estás enamorado.
-¡Luz!

Esos eran los mejores momentos que pasaban entre padre e hija.

Una estrella de otro cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora